Opinión Internacional

Doble fondo

Dos casos tiene pendiente el gobierno de Evo Morales sobre los que los bolivianos y ahora la comunidad internacional vuelven una y otra vez a preguntarse y a tener dudas razonables puesto que no sólo no han sido resueltos sino que se ha intentado por todos los medios poner una cortina de humo sobre ellos utilizando a Unasur, la Oea y todo cuanto organismo afín o subordinado al socialismo del Siglo XXI se les ha cruzado en el camino. Hablamos por supuesto de la llamada “Masacre del Porvenir” y el caso del “Hotel Las Américas”, situaciones en las que en un caso existió una confrontación y en el otro tres jóvenes fueron muertos en circunstancias controvertidas y hasta ahora oscuras y plagadas de entretelones.

Por el caso Porvenir, el prefecto de Pando y ahora candidato a Vicepresidente por el Eje de Convergencia Leopoldo Fernández ha sido encarcelado y no sólo privado de locomoción sino de justicia y de libertad de expresión.

Un cono de sombras e historias tergiversadas pende por lo tanto sobre la cabeza de un gobierno que ahora pretende ser reelecto y seguir gobernando a los bolivianos sin darle cuenta de actos de la naturaleza que enunciamos. Es tanta la falta de respeto que el Ejecutivo actual, que se candidatea para una próxima legislatura, muestra hacia el pueblo boliviano, que se atreve a cuestionar e invalidar un fallo emitido por el máximo organismo electoral y no le permite a Leopoldo emitir conferencias de prensa desde la cárcel después de haber sido autorizado a hacerlo por el órgano electoral. Pero las irregularidades y el irrespeto no terminan en este punto pues el presidente Morales en un acto de soberbia, prepotencia e irrespeto sin límites anuncia que no participará de ningún debate con los candidatos de los frentes que pugnan en la gesta electoral aduciendo que estos “no tienen moral para debatir con él”.

Este acto define sin duda de cuerpo entero el gobierno del MAS y a los candidatos que plantean su reelección, quienes llegaron al poder echando balas desde octubre de 2003 y siguieron echando balas desde el Palacio de Gobierno a título de estar realizando una “revolución”. Modificaron la Constitución Política del Estado a balazos, maletinazos, cercos al congreso y toda suerte de artimañas y ahora han erosionado la democracia de tal manera que no obedecen al órgano electoral ni de justicia, habiendo creado jueces y fiscales paralelos y luego del próximo 6 de diciembre de ganar la elección plantear un cambio drástico en muchos aspectos de la estructura de gobierno al punto que entre otras cosas harán prevalecer la justicia comunitaria que hasta el momento ha desencadenado actos de linchamientos.

El gobierno trata de llegar a la elección pretendiendo no dar cuenta de sus actos al punto que ni siquiera considera la posibilidad de debatir su plan de gobierno, un plan que parece un texto de ciencia ficción, planteando una Bolivia altamente tecnificada y con satélite incluido, cuando en realidad el país ha retrocedido en lo económico, en lo social y mucho más en materia de libertades y derechos humanos.

La Bolivia cansada, ahora humillada, vejada, perseguida, adueñada, con capataces y captores, pretende maquillarse con bonos, con supuestos avatares revolucionarios, cuando en realidad vivimos en un país en el que todos los días se mata por un celular, en el que salir a la calle es una verdadera osadía pues nadie sabe lo que le puede suceder, donde las bandas de narcotraficantes se procrean sin ningún impedimento, donde cada vez hay menos empleo, donde el gobierno hace lo que le da la gana y maneja a todos por el terror poniendo y sacando jueces a diestra y siniestra y atacando y persiguiendo a todo aquel que considera un contendor.

Ahora los ojos del mundo, con razón, han puesto la vista en este gobierno debido a que tres ciudadanos de Irlanda, Hungría y un boliviano-croata fueron asesinados en un céntrico Hotel de Santa Cruz y penden graves sospechas sobre el hecho de sangre perpetrado por militares encapuchados de una fuerza especial comandada por funcionarios que no han dado cuenta de los actos que allí se dieron.

Se considera que los extranjeros, fueron muertos a tempranas horas de la noche y que en la madrugada se montó un símil de operativo para justificar una supuesta confrontación o fuego cruzado que por las autopsias realizadas no hubo forma que suceda. Pero aunque sobre este posible acto de ajusticiamiento penden serias dudas que ahora ha planteado la comunidad internacional de los gobiernos de los ciudadanos asesinados y que involucra y plantea sospechas sobre funcionarios de gobierno, el crimen sin esclarecimiento parece ser todavía más complejo porque las pistas cada vez llegan a personas que supuestamente fungieron como amigos de los extranjeros y que incluso los habrían contratado pero que finalmente las evidencias pesan en el sentido de que parece que los traicionaron, dejándolos a merced de los servicios de inteligencia estatales que fueron encaminando los hechos hasta el controvertido y horrendo final de holocausto que conocemos.

La historia de Bolivia, hoy más que nunca tiene un derecho y un revés y el doble forro parece ser complicado y muy escabroso.

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