Opinión Internacional

Educación, educación, educación

Hace 15 años Anthony Charles Lynton Blair, líder del Partido Laborista, se postuló para Primer Ministro del Reino Unido. En un debate contra su entonces rival, el conservador John Major, Blair afirmó tener sólo tres propuestas para el Reino Unido, “educación, educación, educación”.

Blair identificó la importancia de la educación como impulsor del desarrollo económico sustentable, la educación como estrategia central para el combate a la pobreza, para combatir las adicciones, la educación como base para la estrategia de seguridad nacional.

Sin embargo, en México la educación sobrevive secuestrada, nuestro país se ha  convertido desde hace tiempo en un país que parece estar predeterminado a la mediocridad permanente, rehén de un sistema político de cuotas, de cuates y componendas; amordazado por los sindicatos y la corrupción que los alimenta. México es el país que ha olvidado apostar por la educación, porque de cada 100 estudiantes que ingresan a la primaria, sólo 68 completan la educación básica y sólo 35 terminan la secundaria. Sólo 8.5 por ciento de la población cuenta con una licenciatura, y sólo 3 por ciento de la población indígena completa al menos un año de universidad.

La educación en México no es un derecho, es un privilegio. En nuestro país existe educación de élites, no una educación incluyente que logre penetrar en cada rincón del país. Una realidad dolorosa, pero cierta, en México tu condición social limita constantemente tu acceso a una educación de calidad, las divisiones sociales dividen también la educación.

Según datos de la OCDE, de 65 países, México ocupa el lugar 48 en lectura, último lugar en educación, último lugar en aporte científico y primer lugar en “ninis” o tasa de desocupación. También México es el que más gasta en educación, pero habría que ver la eficiencia en la asignación de estos recursos. Aunque México ha aumentado 17 por ciento su gasto por alumno de educación primaria, este incremento está por debajo del 34 por ciento promedio de la OCDE y significa un promedio de 11 dólares por alumno.

El origen no es otro que el corporativismo aplastante, el clientelismo político que mantiene, sustenta y promueve sindicatos que son utilizados como moneda de cambio para lograr o no acuerdos políticos. Algunos maestros están más preocupados en la siguiente movilización o rifa de Hummers, que en capacitarse y brindar educación en las aulas.

Ante las elecciones de este año, continúo a la espera de ese Tony Blair que pueda ver en la educación, la inversión fundamental para el desarrollo, la principal apuesta para la transformación y modernización del país que dignifique, con mejores sueldos y programas, la educación y quienes viven de ella. Que contemple una estrategia para ser más competitivos, no sólo en las pruebas ENLACE, sino en 5 años aminorar la brecha con países de la OCDE, para después poder competir con ellos en el plano económico y social.

Queremos un país con ciudadanos competitivos, innovadores, un país moderno, una economía emergente que impacte y atraiga nuevos capitales, queremos lograr lo que ha construido Brasil; pero muchos no están dispuestos a librarse de todas aquellas viejas prácticas que frenan la construcción de un nuevo modelo educativo.

Llevamos esperando ya mucho tiempo para esta transformación, la apuesta hoy no puede ser otra que la educación, no esperemos otros seis años más.

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