Opinión Internacional

El arribo de Mauricio Funes: Más Lulas y de menos Castros


«Asumo la presidencia llamando a la unión nacional, sin odio y sin resentimiento. Un largo camino ha debido recorrer el pueblo salvadoreño para llegar a este día. Ningún esfuerzo ha sido inútil». Mauricio Funes

El arribo de Mauricio Funes a la presidencia de El Salvador no es solamente relevante por ser el primer presidente de izquierda de la historia de El Salvador, también porque se trata de un periodista, que desde la trinchera del análisis político decidió que la única forma de cambiar las cosas en su país era pasar al plano de la acción política, se trata de un miembro del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con su concepción personal de una política fresca y renovada.

El arribo de Mauricio Funes a la presidencia de El Salvador no es solamente relevante por ser el primer presidente de izquierda de la historia de El Salvador, también porque se trata de un periodista, que desde la trinchera del análisis político decidió que la única forma de cambiar las cosas en su país era pasar al plano de la acción política, se trata de un miembro del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con su concepción personal de una política fresca y renovada.

El arribo del nuevo presidente de El Salvador es emotivo y habla con conocimiento de causa de los graves problemas políticos y sociales que ha sufrido su país, ya que su hermano Roberto fue asesinado por la Guardia Nacional en 1980, su maestro monseñor Óscar Arnulfo Romero fue asesinado también por escuadrones de la muerte el mismo año que su hermano en la capilla del hospital de La Divina Providencia, en San Salvador, al recordar a su mentor Funes recalcó; “Monseñor Romero dijo que la Iglesia tenía una opción preferencial con los pobres. Eso haré yo. Favorecer a los pobres y a los excluidos».

La llegada de Funes ha estado en los reflectores de la prensa internacional, que ha hecho gran hincapié en la gran diferencia de trato que tuvieron respectivamente los presidentes de México y Colombia por un lado, y los presidentes de Brasil y Chile por el otro. Pero también acalló a quienes lo han venido situando en la extrema izquierda de Hugo Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales, quizá por ello ninguno de los mencionados arribó a su toma de protesta.

Funes afirma con gran orgullo, «mis dos referentes son Barack Obama, aquí representado por Hillary Clinton, y Lula da Silva, mi amigo personal. Ellos han demostrado que se puede hacer un Gobierno democrático con una economía fuerte y una distribución justa de la riqueza». El nuevo presidente salvadoreño no se detuvo en el protocolo, tal vez por ello saludo antes a Clinton que al propio Lula e inmediatamente anunció romper con un gran anacronismo y reanudar relaciones con el gobierno cubano, después de más de 48 años de enfriamiento en sus relaciones, El Salvador era el único país latinoamericano que faltaba de restablecer relaciones con Cuba. Sin embargo un día después Castro cuestionó al nuevo Presidente de El Salvador, Mauricio Funes, por estar demasiado pendiente de la Secretaria de Estado estadounidense.

Con la llegada de Funes, podemos estar presenciando un nuevo reordenamiento democrático en la región, que ya se había iniciado en América Latina, socavando las derechas nacionalistas, pero también renuentes a un socialismo populista, que parecía haber tenido un resurgimiento.

Sin embrago, espero que América Latina haya aprendido de una historia sangrienta llena de dictaduras militares, de mercenarios políticos, de hombres que se sienten omnipotentes para gobernar y piensan estar jugando una partida de “monopoly” o “risk”.

En lo personal, apuesto por gobiernos socialmente responsables con estrategias bien definidas, por líderes como Michel Bachelet, como Lula Da Silva o como el propio Funes. Si el nuevo presidente salvadoreño sigue el modelo político de Lula y Obama, como ya ha anunciado, el futuro de El Salvador podrá ser como lo mencionó, un gobierno de la meritocracia, no el de los privilegios de unos cuantos, dejando años y años de atraso, padrinazgo e impunidad, que tanto han distinguido no sólo a El Salvador, sino a la región en general.

En este momento la región necesita mayor cohesión y menor distanciamiento, mayor liderazgo en la ejecución de nuevas ideas políticas, América Latina tiene que entender que lo que pasa en El Salvador repercute en México y viceversa, tenemos que volvernos corresponsables de un entorno global que afecta o beneficia a nuestro país de distintas maneras, son tiempos donde requerimos de más Lulas y de menos Castros, por ello sólo resta decir bienvenido Mauricio Funes!

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