Opinión Internacional

El crimen desde el poder, no paga

Havelock-USA- El penoso retorno a Bolivia del otrora “hombre fuerte” de la dictadura militar de García Meza, sirve para recordar que el abuso del poder, mezclado con droga, no paga.

Si el poder político está asociado al negocio del narcotráfico, el delito crece y, eventualmente, el castigo es más pesado. Eso es lo que le pasó a Lucho Arce y ese es el destino cantado para Evo Morales y sus seguidores. Es que la combinación de polvillos blancos con sangre, lanzados irresponsablemente al mundo global y la actitud provocadora,estúpidamente generada por ese falso superpoder, en una débil mentalidad ególatra no deja ver la realidad del mundo de hoy

Cuando milltares seguidores del general García Meza subieron al poder en Bolivia la material prima era la hoja de coca en 1980, después de derrocar a la presidenta demócrata Lidia Gueiler, ya tenían estructuado un mecanismo para la producción y exportación de cocaína. La materia prima era la hoja de coca, que el hoy presidente cocalero cosidera como “hoja sagrada”.

Para encubrir sus intenciones, se declararon en guerra contra una presunta conspiración comunista continental. La inspiracion salía del vecino Chile de Pinochet. Para obtener la bendición de Washington, la dictadura boliviana envió a su ministro del Interior, el coronel Lucho Arce. Este se dirigió al Congreso, para hacer contacto con el senador republicano de Carolina del Norte, Jesse Helms, el típico “viejo carcamal”del Sur sececionista,bíblico, racista y esclavista. Helms era un campeón de la lucha contra el comunismo soviético, era un resabio de la “Guerra Fría”.

Con el pretexto de la lucha contra el comunismo, se desató en Bolivia una feroz represión. Miles de ciudadanos bolivianos fueron apresados o exiliados. Los militares bolivianos represores pusieron especial énfasis en perseguir a intelectuales y periodistas. En Caracas se concentraron varios. Y como la capital venezolana era, en esos momentos un bastión de la democracia continental, circulaba amplia información. Periodistas bolivianos se encargaron de difundir informes sobre la narcodictdura.Y la poderosa CBS hizo un trabajo de periodismo investigativo, demostrando el vínculo de la dictadura boliviana al narcotráfico. El periodista Mike Wallace entrevisto en vivo a un titubeante Lucho Arce, mientras el senador Helms se desetendía de todo apoyo a la junta militar boliviana por sus vínculos con las mafias.

Hoy, Evo trata de encubrir su política vinculada al negocio ilegal de la coca escudándose en una supuesta revolución comunitaria con movimientos sociales anárquicos que son manipulados como recuas de llamas. Pero ya los informes de Naciones Unidas y de la comuidad internacioal, están señalando a Bolivia como una nación paria, exportadora de cocaína.

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