Opinión Internacional

El sobrevuelo de las aeronaves norteamericanas: ¿un problema de soberanía?

Hace apenas tres semanas, observamos a través de los medios de comunicación una de las tantas debilidades de la actual administración, esta vez se trato del manejo del Gobierno en política exterior, con respecto a permitir o no el sobrevuelo de naves norteamericanas en el espacio aéreo de Venezuela, nuevamente se percibió contradicciones entre las autoridades del Gobierno ante las afirmaciones del General Charles Wilhelm, Jefe del Comando Sur, ante un comité del Senado de Estados Unidos, según el cual a pesar de que persisten “…los problemas con Venezuela para perseguir aviones del narcotráfico…. estamos alentados por la muy reciente aprobación de una solicitud de sobrevuelo, y persistiremos en nuestros esfuerzos para lograr un entendimiento con los venezolanos sobre acuerdos de sobrevuelo mutuamente aceptables” (El Nacional, 23/02/00).

Si nos detenemos a analizar las declaraciones del General Charles Wilhelm, surgen las siguientes reflexiones: Mientras algunos voceros del Gobierno Nacional negaban rotundamente el supuesto sobrevuelo de naves estadounidenses, y otros mostraban desconcierto y aceptaban que el Gobierno se encontraba estudiando la propuesta de los EE.UU, ello nos conduce a pensar que lo expresado por el General Charles Wilhelm no estaba muy lejos de la realidad, además, los funcionarios norteamericanos se caracterizan por ser muy serios en sus planteamientos, en este sentido: ¿Será que el Gobierno Nacional tiene intenciones de modificar su política?, pareciera imposible, ya que si tomamos en cuenta las declaraciones del Presidente, éste muestra un rotundo rechazo a permitir el sobrevuelo de naves norteamericanas por razones de soberanía, entonces, cabe pensar que son ciertos funcionarios del gobierno los que sí desean que Venezuela logre un acuerdo con los estadounidenses, pero que ante la negativa del Presidente es poco probable que se materialice. Sin embargo, la actitud asumida por la actual administración pudiese cambiar, si el Gobierno de Clinton le da pruebas fehacientes a nuestro gobierno de que Venezuela no esta cooperando en la lucha contra el narcotráfico.

A la negativa del Gobierno Nacional se le suma la preocupación de Washington ante un posible incremento de vuelos ilícitos en nuestro espacio aéreo, hecho que se evidenció con la visita de Thomas Pickering, funcionario del Departamento de Estado, junto al Coronel Keith Huber, director de operaciones conjuntas del Comando Sur.

En este sentido, el sobrevuelo de aeronaves estadounideses en nuestro espacio aéreo ¿Es un problema de soberanía?: si bien para el Gobierno del Presidente Chávez lo es, ya que ello pudiese conducir a una injerencia del país del Norte en los asuntos internos de Venezuela; para EE.UU no lo es, ya que el concepto de soberanía en momentos de globalización adquiere otras dimensiones, ello lo podemos constatar con la Guerra en Kosovo, el caso de Haider en Austria y el de Pinochet; ello aunado al hecho de que dentro de la Agenda Global Negativa, uno de los principales enemigos de la Comunidad Internacional es el narcotráfico, de ahí que se requiera la cooperación global para combatir dicho flagelo, por lo tanto, el problema de la soberanía queda en un segundo plano cuando se requiere del esfuerzo de todos, es decir, un Estado no puede aludir soberanía cuando debe prevalecer el interés global por encima del interés particular y, en este caso, el narcotráfico es un problema, primero, que escapa del control estatal, ya que viola y vulnera la soberanía del Estado, y, segundo, afecta a toda la población mundial; si bien los EEUU es el principal mercado consumidor, no podemos dejar de obviar que nuestros niños y jovenes venezolanos no escapan de esta realidad.

Por los momentos, esta tendencia no ha adquirido grandes dimensiones globales, como ha sucedido con los derechos humanos, pero tiende a dirigirse en esta dirección; hoy en día se habla de la interdependencia de los derechos del hombre y del derecho a la paz, así como la necesaria solidaridad de todos los actores del juego social: Estados, individuos y otras instituciones sean públicas o privadas, en temas como el desarrollo, medio ambiente y el patrimonio común. En este sentido, el narcotráfico puede ser incluido como otro de los temas que requerirá de la solidaridad de todos, y adquiera al igual que los derechos humanos interdependencia al ser considerado como un problema que afecta los derechos del hombre y de la sociedad, ello aunado a que la Comunidad Internacional ya lo esta viendo no como un problema de interés nacional, sino de interés global.

A pesar que el Gobierno de Estados Unidos difiere notablemente de la connotación que tiene para el Gobierno de Venezuela el concepto de soberanía, cuando se trata de su nuevo enemigo como lo es el narcotráfico; entiende la actitud asumida por el Gobierno del Presidente Chávez, sentimiento compartido por la mayoría de los países latinoamericanos, de ahí que planteen tal como lo reiteró nuevamente el subcomandante en jefe del Comando Sur, Alfred Valenzuela, en una declaración de prensa en San José de Costa Rica participando en la Primera Cumbre Regional contra la Corrupción y la Narcoactividad: “Estados Unidos no busca instalar bases militares en América Latina, sino lograr acuerdos de cooperación para la lucha contra el narcotráfico. … abastecer de combustible a los aviones que usamos en la lucha antidrogas, pero no se trata de bases militares”.

Si bien es cierto que el Gobierno de Hugo Chávez esta en todo su derecho a no aceptar el sobrevuelo de naves norteamericanas, apoyado en el art. 1 de la Convención de Chicago: “Los Estados contratantes reconocen que todo Estado tiene soberanía plena y exclusiva en el espacio aéreo situado sobre su territorio”, no debemos dejar de obviar que los norteamericanos se apoyan en esta norma internacional, ya que lo que ellos solicitan esta contemplado dentro de las cinco libertades del aire, específicamente la que se conoce como la segunda libertad del aire: Aterrizar por motivos no comerciales (escalas técnicas para abastecimiento de combustible, reparaciones, etc), respetando la soberanía tal como lo establece el Derecho Internacional Público, solicitan el previo aviso del Estado, por la vía de un acuerdo bilateral, con el fin de establecer puestos de operación avanzada.

En este contexto, y en vista a las constantes visitas y a los reiterados pronunciamientos de altas autoridades estadounidenses del Departamento de Estado y del Comando Sur, con respecto a la necesidad de que Venezuela amplie su contribución en el combate contra el tráfico de drogas, se observa una política muy clara por parte de la administración Clinton, la cual se evidenció en todo su esplendor durante el Gobierno del Presidente Samper, y más si ello repercute en la eficiencia y efectividad de sus operaciones en la región, tal como lo expreso el Jefe del Comando Sur ante el Congreso de los EE.UU, una vez que tuvieron que abandonar la base militar apostada en Panamá.

Sin embargo, más que afectar la eficiencia y efectividad de sus operaciones en la región, en el trasfondo lo que se busca es cumplir con lo que los estadounidenses definen como el “objetivo nacional” o de “seguridad nacional”, ya que en el lenguaje político norteamericano cuando se habla de “objetivo nacional” o de “seguridad nacional” se está notificando al mundo, unilateralmente, que ese principio es absoluto en su política nacional e internacional, que debe ser aceptado como tal por todos los países.

En este contexto, la estrategia del Gobierno estadounidense no se encamina a presionar abiertamente al Gobierno del Presidente Chávez, más bien se ha inclinado a enviar constantes mensajes, hay un lenguaje muy sutil pero concreto de lo que desea EE.UU; sin embargo, un nuevo “huésped” en la Casa Blanca pudiera modificar la estrategia si no ven un cambio de actitud por parte de Venezuela.

Hasta los momentos, la administración de Clinton ha generado alternativas para que el Gobierno Nacional no alegue la no cooperación por motivos de soberanía, entre estas destaca: tripulación mixta, un venezolano y un estadounidense; o vuelos conjuntos. Ante estas opciones, el Gobierno de Chávez se encuentra en una disyuntiva, es decir, si la administración Chávez no acepta el sobrevuelo ya sea mixto o conjunto, estaría nuevamente mandado señales al gobierno norteamericano de que no quieren saber nada de la “bota yanqui” o con la potencia colonialista e imperialista del Norte, de ahí que si los estadounidenses comprueban -vía satélite- que nuestro Gobierno no toma acciones, con el fin de que nuestras aeronaves intercepten naves enemigas, del narcotráfico, sus miradas estarán siempre enfocadas en el país y en caso de duda preguntemos a Colombia.

De todas maneras, Venezuela parece tener aliados en América aunque no condicionales, que comparten el mismo concepto de soberanía esgrimido por el Canciller, como recientemente lo expreso el embajador de Argentina en nuestro país: “En el Cono Sur nos interesa mucho la posición de Venezuela. (…) pensamos que Venezuela, como todos nuestros países, tiene suficiente recursos y Fuerza Aérea como para ejercer su soberanía. Lo que no quiere decir que no haya operativos conjuntos de acuerdo a la necesidad.” Además, expreso que Argentina ve con buenos ojos la integración militar latinoamericana para la realización de operativos combinados de diversa índole; Venezuela pudiese crear un frente común, pero, sin duda, el Gobierno norteamericano no permitirá que tales operativos sean llevados a cabo a espalda de ellos, ya que América Latina sigue siendo para los Estados Unidos una zona geoestratégica.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba