Elecciones en España: de cavernas y Cuevas
¿Quién puede representar mejor a la derecha cavernícola que un señor llamado Cuevas? Eso debió pensar el Joaquín Almunia cuando escuchó al presidente de la patronal, José María Cuevas, exigir al candidato que “se dejara de milongas y dijera qué coño (sic) iba a hacer”.
Este tono educado y tranquilo muestra a las claras su talante, ya mostrado como alto cargo de los sindicatos verticales del franquismo. Es el presidente de los empresarios pero jamás ha tenido una empresa. Se sienta a comer con Almunia y quiere protagonizar “un cadáver a los postres”. Joaquín Almunia es vasco y se toma la gastronomía como una liturgia. José María Cuevas es un ejecutivo y está acostumbrado a comidas de trabajo, donde ni se trabaja ni se come. Y claro, Cuevas muestra su rostro cavernícola y ve fantasmas en el acuerdo entre Izquierda Unida y el PSOE. Desde luego en su gobierno no habrá tres antiguos empleados suyos, ahora altos cargos del gobierno de Aznar. De paso la mala educación del patrón que se salió del patrón de las buenas costumbres ha favorecido al PSOE. Muchos piensan que lo que es malo para Cuevas es bueno para ellos.
Le hace un favor porque Almunia, gran aficionado a la ópera, tiene porte y voz de barítono, y los papeles estelares son para los tenores. Su única oportunidad de escapar de los papeles secundarios es que se represente Don Carlo y da la impresión de que las cosas pintan mejor para los tenores, aunque desafinen.
El “coño” ése de Cuevas ha recordado a Tejero y un jefe machista pidiendo café a su secretaria, a la que llama así porque su sensibilidad no le permite ver mucho más de ella.
Almunia conoce a muchos Cuevas, desde que fue socio de Jolaseta, un club de gente de dinero, en Bilbao. Allí jugaba a hockey sobre hierba, que es la versión pobre del polo, practicada por niños bien sin caballo, ante la imposibilidad económica de comprar “purasangres”. Ahora llega un ejecutivo de los que no entiende de política (yo de derechas de toda la vida) y arruina a Almunia el café y la copa y hasta el puro ahora que no fuma. Pero de paso le ha regalado un par de entradas para “Don Carlo”, la única ópera en la que el barítono es la estrella.
Artículos anteriores de Agustín Madariaga sobre las elecciones españolas:
(%=Link(2378614,»»)%), 1° de marzo de 2000.
(%=Link(3839658,»»)%), 29 de febrero de 2000.
(%=Link(5598020,»»)%), 25 de febrero de 2000.
Otros artículos de Agustín Madariaga:
(%=Link(9640851,»»)%), 24 de febrero de 2000.
(%=Link(5492551,»»)%), 23 de febrero de 2000.
(%=Link(1694303,»»)%), 18 de enero de 2000.
