Opinión Internacional

En Chile, ¿quién gana?

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Para mí, U2 era un avión de espionaje a gran altura. Pero ahora, me explican, es la más famosa banda de rock. Como soy beethoveniano y ya tengo suficientes problemas con los mozartianos, prefiero seguir sin saber nada de rock.

Además, el día del concierto era San Augusto y fui a visitar a un perseguido político de ese nombre. Antes le llevaba libros, pero le embargaron la biblioteca, que un juez estima sospechosamente valiosa (bueno, contiene tres libros míos). Entonces opté por una botella de whisky que, consumida a tiempo, es inembargable.

A propósito de ex presidentes, leí que a Lagos no le caben en su departamento particular los regalos que recibió como Presidente. “La gente es muy cariñosa”, dice. Deben ser muchos regalos, pues añadió su departamento al vecino, donde vivía su señora madre, y así y todo no caben. Claro, a él ningún juez Cerda le va a preguntar si eran para la Presidencia o personales, ni quiénes y por qué se los hicieron, ni todas esas cosas que debe explicar un ex Presidente militar. Lo mismo que los gastos reservados, sobre los cuales es improcedente preguntar a uno civil, pero dan pie para querella contra el militar.

De Bono sólo sabía que era un multimillonario del rock que hacía grandes donaciones a los pueblos pobres, supongo que para compensarlos por el daño que su prédica izquierdista infiere a sus perspectivas de progreso. Michelle Bachelet, como representante de Amnistía Internacional, la cual paradójicamente se opone a la Ley de Amnistía, designó a Bono como “Embajador de Conciencia”. Ella aprovechó para declararse, una vez más, torturada, cosa que no le creo, por la sencilla razón de que la vi en TV declarar no haber sido torturada, si bien después cambió la versión. Como soy dueño de creer la primera y no las posteriores, lo mismo que cuando don Patricio Aylwin declaró en 1973 que Allende preparaba un autogolpe totalitario, y 30 años después negó haberlo dicho, pero alguien encontró los dos videos y les ha dado amplia circulación en Internet, bueno, ahora confío en que alguna vez circularán ambos videos de Bachelet. Pero el primero puede ser difícil de conseguir, pues la izquierda controla la información. Como decía el intelectual ruso Roy Medvedev, “la base del poder de Stalin no era el terror, sino su monopolio sobre la información”.

Bueno, y el presidente Lagos le impuso a Bono la medalla de la Orden al Mérito Pablo Neruda, poeta que dedicó odas a Stalin y ganó el Premio Nobel, negado después a Borges por haber sólo elogiado a la Junta Militar chilena, sin dedicarle oda alguna.

¡Oh, estos socialistas! ¡Quisieron imponer la dictadura totalitaria matando gente mediante la lucha armada y, cuando fueron derrotados, se convirtieron en adalides de los derechos humanos, para vengarse de quienes los vencieron! ¡Y cómo les ha resultado!
En fin, Bono me hace recordar a un amigo que invariablemente pregunta, al enterarse de cualquier situación que no huele bien, “Qui bono?”, es decir, “¿quién gana?”. En este caso, claro, gana Bono, que se llevó cinco millones de dólares sólo por concepto de venta de entradas. Y los presidentes saliente y entrante con su cosecha publicitaria espectacular.

Y pierden —como siempre— los que salvaron a Chile de ser parte del Imperio del Mal de los sucesores de Stalin. Y la derecha, que —también como siempre— paga la cuenta, pues su municipio de Ñuñoa gastó 100 millones de pesos en limpiar y reparar lo que ensuciaron y dañaron los 70 mil que acudieron a aplaudir a artistas y políticos socialistas ex partidarios de la lucha armada, y hoy devenidos en defensores de los derechos humanos.

* Analista político chileno.

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