Opinión Internacional

Golpes populares y democracia

Golpes populares van y vienen en América Latina en los últimos años, la izquierda más radical celebra y la derecha se alarma por las razones equivocadas.No son golpes que toman el poder pero si que mantienen en jaque a los gobiernos de la región.Ya ha pasado en Argentina, en Ecuador y ahora recientemente en Bolivia. Pero no hay que llamarse a engaño en estas manifestaciones masivas la última palabra no la tiene el pueblo como pretende que creamos (y pretende creer) la izquierda radical. La última palabra en esta historia la tienen los militares. Como siempre.

De momento en todos estos países los militares han decidido apoyar esas transiciones de gobierno, han apostado por las reivindicaciones populares quizás para evitar males mayores o decidir optar por una represión masiva por decir lo menos.Los recuerdos de las dictaduras de los años 70 y principios de los 80 aún están frescas en la memoria de mucha gente.

Pero no deja de ser cierto que en todos los casos los presidentes que han sido puestos en jaque incumplieron con sus promesas electorales: De Lucio Gutierrez en Ecuador se esperaba que fuera un presidente conectado con los sectores indigenas y populares y por eso recibió en su momento el apoya de la Confederación de Nacionalidades Indigenas del Ecuador.Aunque su discurso siempre fue más nacionalista que de izquierdas el golpe de timón que dió al llegar al poder fue evidente y disgustante para las bases sociales que lo apoyaron.

Carlos Mesa llegó al poder de carambola y bajo la presión de hacer viable una constituyente y favorecer la nacionalización del petroleo. Sin embargo vaciló y las presiones sobre él no se hicieron esperar.Presiones que vinieron, vale recordarlo, no sólo de los sectores populares e indigenas sino también de la provincia más rica del país, Santa Cruz, que reclamaba mayor autonomía.

Moraleja : buena parte de los pueblos lainoamericanos no están dispuestos a aceptar que un gobernante se les voltee cuando llegue al poder y rompa el contrato que hizo cuando votaron por él.

Pero todos estos cambios de poder se han dado como deciamos al principio con el apoyo de los militares de sus respectivos países no sin roces internos en la estructura militar: mientras los rangos medios apoyaban en Bolivia la destitución de Mesa la máxima jeraquía castrense de ese país estaba en contra . Por si fuera poco en el parlamento no había consenso sobre lo que debía hacerse como evidenció la presunción de que Vaca Diez (presidente del parlamento) pensaba asumir el poder en vez de renunciar y dejar que asumiera el cargo el Presidente del Tribunal de Justicia que está obligado a convocar elecciones en un máximo de 150 días.Eso a juicio de Carlos Mesa hubiese terminado en la guerra civil que favorecía Felipe Quispe, el líder radical Patchuik. La muerte de un minero y la presión en las calles podrían haber influido en la jerarquía castrense para apoyar finalmente a Eduardo Rodriguez como Presidente.

Los militares hasta ahora han decidido apoyar a los sectores populares pasando incluso por encima de la legalidad, como pasó en Ecuador dónde la sucesión no estaba definida pero que finalmente se hizo a través del parlamento en una sesión cuestionable en la que se destituyó a Gutierrez por abandono en el cargo mientras éste estaba atrincherado en el palacio de gobierno.¿pero que pasará cuando los militares no apoyen estos golpes populares? ¿qué pasará cuando no haya politicos que pesquen en rio revuelto para asumir el poder? Los militares tendrán de nuevo la última palabra. Y la democracia habrá perdido una batalla más en el continente.

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