Opinión Internacional

La caza del submarino chino

A principios de mes de noviembre las fuerzas defensivas japonesas detectaron en aguas del Mar Oriental de China la presencia de un submarino que, por el trazado de su ruta, asumieron pertenecía al componente naval del Ejercito Popular de Liberación de la República Popular de China (RPCh). El submarino logró ser descubierto saliendo de la jurisdicción marítima de Japón, en torno a las islas Sakishima, al sur de las islas Senkaku –disputas por ambas potencias. El gobierno japonés elevó notas diplomáticas de protesta ante lo que consideran una agresión china a su soberanía.

Más allá del asunto normativo y diplomático, queremos dar cuenta de dos factores que pudiesen descansar detrás de esta incursión submarina furtiva, hablamos de un factor de índole geopolítico-energético y otro de índole tecnológico-militar, ambos son funciones de las relaciones de poder en Asia. Una efectiva posesión china de las islas Senkaku supondría un paso ulterior a un deseo que parece cada vez más próximo, nos referimos al ejercicio de la soberanía de la RPCh sobre lo que consideran la “provincia rebelde” de Taiwán. Las Senkaku se encuentran a algo más de 100 kilómetros de la costa nororiental de la isla de Formosa. Así, la presencia del submarino chino en esta región no sólo representa un desafío al Japón sino que, además, pretende dar como un fait accompli su soberanía territorial sobre Taiwán.

Dentro del factor geopolítico-energético, hay que tomar en cuenta que, al igual que el Mar Meridional de China –disputado por la RPCh, Vietnam, Malasia, Taiwán y Brunei- el Mar Oriental de China posee una riqueza potencial en hidrocarburos, sobre todo en gas natural. El choque de intereses en las Senkaku es, en cierta medida, una disputa por recursos naturales que son necesarios para las dos potencias, en la medida en que cada una aspire a mantenerse como una de las mayores economías del mundo (luego de los Estados Unidos) y pretendan proyectar su poder político en las regiones sensibles a sus intereses nacionales en Asia y en algunos puntos específicos del globo. La RPCh y el Japón han regularizado sus relaciones y logrado alcanzar acuerdos de mutuo beneficio. En la península coreana forman parte del grupo de seis países que intenta resolver las amenazas derivadas del programa nuclear norcoreano, y económicamente consiguieron acordar la explotación conjunta de las reservas de crudo siberiano en Rusia oriental, entre otros asuntos de importancia para la seguridad regional. No obstante, las dos grandes potencia de Asia oriental mantienen una viva lucha por ocupar, sin disputa ni duda algunas, el vértice en la pirámide jerárquica de poder en la región. Por ello, cada movimiento geopolítico una de las dos supone un roce con los intereses de la otra.

El segundo factor que hemos querido destacar, el tecnológico-militar, es la posibilidad de que la RPCh haya podido perfeccionar los sistemas de sigilo de algunos de sus submarinos, al punto de poder hacer incursiones furtivas en aguas sometidas a jurisdicciones nacionales distintas. Ante la imposibilidad racional de presionar al fisco nacional con un programa que contemplaba la construcción de portaaviones, la RPCh ha apelado a la construcción e importación de submarinos. Las naves submarinas chinas, y las importadas de Rusia, han sido alteradas con tecnología mecánica japonesa (paradójicamente) para hacer poco detectable a parte de la flota, bajo condiciones normales.

Este episodio nos da luces sobre un fenómeno recurrente en la política internacional contemporánea. Contemplamos, alrededor del planeta, luchas por el poder regional. La RPCh parece tener la disposición –y la capacidad- de convertirse en la potencia regional dominante en Asia. Para ello debe maniobrar diplomática, económica y militarmente para salvar importantes escollos como lo son los intereses indios y japoneses, sobre todo, sin contar con las intervenciones de los EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia, Alemania y Australia, potencias no-regionales que han planteado expresos intereses en esa dirección geográfica y que, en la muchos de los casos, han logrado insertarse en el debate asiático por medio de la invitación de potencias menores (Indonesia, Malasia, Vietnam, Taiwán, Singapur, Pakistán, etc.) que tratan de nivelar la situación en procura de asegurar su existencia como Estados con un grado aceptable de soberanía. Todo esto se encuentra detrás de la breve incursión sigilosa de un submarino chino.

(*): Polítólogo

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