Opinión Internacional

Los bomberos se pisan la manguera

El intercambio de opiniones que sostienen ultimamente por los medios los altos dirigentes del MNR, Guillermo Justiniano, y del MIR, Carlos Saavedra, está dando la pauta de lo que será el próximo debate electoral y parece que inevitablemente los bomberos se pisarán la manguera.

Justiniano, ante la crisis que se planteó en el Lloyd Aéreo boliviano, defiende los “logros” del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y pone especial énfasis en las bondades que significó para Bolivia el proceso de capitalización de las principales empresas nacionales.

Saavedra con un descaro impropio de su preparación intelectual, despotrica contra la capitalización y denuncia el estado calamitoso de hambre, miseria, desempleo y corrupción en el que está sumido el país, como si su partido y él mismo no hubieran sido gobierno estos últimos 52 meses.

Obviamente Justiniano y Saavedra han empezado a acarrear el agua a su molino a seis meses de las elecciones presidenciales en las que sus respectivos jefes partidarios, Sánchez de Lozada y Jaime Paz Zamora, tienen las mayores posibilidades de salir electos.

Lo lamentable en el intercambio es que la tónica de la próxima campaña electoral parece haberse ya dado en ese sentido, en momentos en que lo que el país espera de esos dos grandes partidos nacionales son respuestas a sus acuciantes problemas; que le digan cómo piensan sacar a Bolivia del estado agónico en el que se encuentra política, social y financieramente.

Los miristas, que han cogobernado en los últimos cinco años como integrantes de una variopinta megacoalición que tenía una mayoría de hasta el 75 por ciento en el Congreso, contaban con todos los recursos para anular las “leyes vende-patria” de los movimientistas.

No lo hicieron y, apelando a su inagotable capacidad de sofistas, compararon las leyes de capitalización con un embarazo producto de una violación. La preñez tenía que seguir “a menos que se intentara una acción criminal”, dijo uno de sus connotados líderes, olvidándose que en casos tan graves es completamente legal el aborto terapeútico.

Saavedra, que hasta ayer nomás removió cielo y tierra para que el Departamento de Estado le devolviera la visa a Estados Unidos, aparece también como el menos indicado para hablarle al país de un tema como el de la corrupción.

Todavía se pavonean por las calles sus correligionarios autores del fraude electoral de Maragua, en Potosí (y nuestros tribunales, para variar, al que encarcelaron fue al notario), los ex ministros Tonchi Marinkovic y Leopoldo López, defenestrados por actos de corrupción, siguen amparándose en la inmunidad parlamentaria.

López, que debió dejar el ministerio de Trabajo al descubrirse que uno de sus camiones contrabandeaba carne desde la Argentina, acaba de formar parte de la frondosa comitiva presidencial que viajó a España sin que el hecho haya molestado al presidente Jorge Quiroga.

Pero el MIR tampoco abrió la boca en el caso del avión Beechcraf, comprado con un sobreprecio de un millón de dolares, con dineros destinados a los damnificados del terremoto en Aiquile y Totora por el que el ex ministro de Defensa, Fernando Kieffer acusó a su líder y padrino político Hugo Bánzer Suárez. Incidentalmente ahora la Contraloría establece que el gran culpable es… Panagra, la compañía que vendió el aparato.

En medio de este despropósito, análogo al caso Maragua, debaten Justiniano y Saavedra y el rayado de la cancha parece estar listo. Los movimientistas buscarán sacarle los trapos sucios al MIR y viceversa. La guerra electoral se viene con un gran perdedor, Bolivia.

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