Opinión Internacional

Los peores saqueos

(%=Image(9394149,»L»)%)Los Angeles (AIPE)- Cuando los saqueadores se aprovecharon del huracán Katrina para robar las tiendas en Nueva Orleáns, verlo en las noticias de la televisión causó gran sorpresa. Sin embargo, esos saqueadores son en realidad un poco más honestos que otros que llevan a cabo sus saqueos tras la fachada gubernamental de transferencias y redistribución de la riqueza, lo cual les da a estos últimos cierta apariencia de legitimidad.

Lo cierto es que todos aquellos que insisten en recibir fondos gubernamentales provenientes de los impuestos que todos pagamos son bastante menos honestos que los que saquean a plena luz del día. El saqueo se suele llevar a cabo derribando rejas y puertas para aprovecharse de la confusión causada por algún desastre natural o de otro tipo, pero en realidad no cambia mucho el hecho si se logra más bien llenando formularios del gobierno para que los políticos y burócratas hagan el trabajo sucio. El fin es el mismo: meterse en su bolsillo la propiedad de otros.

Claro que existe el mito de que lo que se logra a través del gobierno ha seguido un proceso político y democrático, pero eso es una gran farsa. Tales beneficios tampoco se obtienen justamente sino, todo lo contrario, a través de la fuerza del gobierno.

Existe solamente un poder justo del gobierno, el cual realmente es todo lo contrario al saqueo porque se trata del poder obtenido por consentimiento de los gobernados. Tal consentimiento abarca la defensa de sus derechos, incluyendo el derecho a la propiedad privada. Es decir que el gobierno puede y debe proteger a todos del saqueo, incluyendo a los saqueadores que operan a través del mismo gobierno.

Entonces algunos gritarán: “Pero es que se trata de una emergencia”. En realidad, el saqueo al cual me refiero se lleva a cabo todo el tiempo y no solamente a raíz de alguna ocasional emergencia. Los gobiernos han sido casi siempre parte del problema, a pesar de que los fundadores de la patria trataron de diseñarlo para que fuese parte de la solución. Los próceres creyeron que se podrían imponer frenos y límites al gobierno, pero los políticos se han dedicado a debilitar, relajar y destruir tales limitaciones.

La idea era que la fuerza del gobierno se utilizaría solamente para defender los derechos ciudadanos, en lugar de para atacarlos, debilitarlos y pisotearlos.

Que en algunos casos el saqueo sea con fines benévolos no es justificación. En una sociedad civilizada, la gente busca ayuda voluntaria y no a punta de pistola. Lo mismo sucede bajo un sistema legal civilizado, no importa cuán urgente sea la necesidad ni cuán elevado el objetivo a alcanzar. Sólo porque la necesidad sea grande no se justifica que se les imponga a otros la obligación de aliviarla.

Lamentablemente, estamos muy lejos de vivir en una sociedad civilizada.

(*): Profesor de Chapman University y académico asociado de Cato Institute.

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