Opinión Internacional

Meterse con Chávez es caer en Honduras

“Meterse con un coronelito como Chávez es meterse en Honduras, ya lo verá usted” me comentó un ya derrotado presidente Carlos Andrés Pérez, en una de sus últimas noches en la residencia presidencial de La Casona, en Caracas, a donde había ido para una entrevista, en compañía del destacado periodista venezolano Luis Giusti.

Mi intención estaba englobada en un análisis histórico del periodo de prosperidad democrática-petrodólares mediante-, que a esta altura, escribo en Julio ’09, parece que nunca más volverá.

La verdad es que esa frasecita -muletilla- quien se mete con fulano, se mete en Honduras, la había escuchado muchas veces, pero nunca, como ahora tiene tanta vigencia, a raíz del agitado episodio del depuesto presidente Zelaya..

Los hondureños lo expulsaron a Zelaya porque consideraba que estaba siendo muy dependiente de Chávez y su tropical concepto de la utópica “revolución bolivariana”.

Dejar a un gorila suelto en la cristalería de la realidad latinoamericana jugando con un juguete que se llama “voto popular” puede afectar a todos. Chávez se fue a meter a Cuba para consolar a Fidel en su lecho de enfermo y sólo consiguió prolongar su agonía física y lo peor, la agonía histórica del famoso revolucionario cubano. También dejó en las altas esferas de Habana un clima de intriga que dejó su secuela de disimulada purga. Chávez también se convirtió en el relacionador público de la narcoguerrilla colombiana FARC que a esta altura, sus líderes muertos o asesinados, está en plena decadencia. Sus persistentes ataques al presidente Uribe no hicieron más que convertirlo en modelo de líder conservador y aliado de Washington y su obsesivo y en el fondo falso antiimperialismo jamás melló al impertérrito Bush con su cara de “yo no fui”. Al final, el antiyanqui Chávez, que tanto adora el béisbol, se ponchó a sí mismo y quedó fuera de base. Pero entretanto con la pelota y el bate del voto popular, ha hecho perder elecciones al matrimonio Kirchner y tiene en permanente “strike” al ingenuo indiecito Evo Morales. De manera que, parece cierto. Meterse con este gorila beisbolero es meterse en Honduras, como lo puede contar hoy Zelaya y el propio secretario de la OEA, el ambicioso chileno Insulza, que no podrá ser candidato en su país ni en ninguna otra parte por meterse a defender a Chávez y su acólitos, como Evo Morales. Por hoy, es imposible pronosticar hasta cuando el gorila seguirá rompiendo la cristalería de la política continental. Parece que sólo Hillary puede decirle, “ya basta”

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