Opinión Internacional

Muerte de un Dictador

Inmediatamente de conocido el deceso definitivo de Pinochet, se ha producido un alivio y una desazón entre los chilenos del interior del país y el casi millón que se quedó a vivir en el exterior, después de 1990.

El alivio es para la derecha chilena que formó parte del gobierno dictatorial y que hoy pretenden “lavar su caras”, proyectándose como organizaciones políticas democráticas con lo son la UDI y RN, desmarcándose de su connivencia, cuando los acontecimientos de corrupción de Pinochet estallaron, al enterarse de la última actividad conocida con los depósitos de cientos de cuentas corrientes personales en bancos del exterior, y la existencia recientemente descubierta de innumerables lingotes de oro, depositados en entes bancarios o similares, “horrorizaron”, inclusive a las más entusiastas adherentes setentonas de Pinochet, que en los inicios del régimen “de facto” hasta obsequiaron sus prendas y joyas de mayor valor para colaborar con un llamado, “Gobierno de Reconstrucción Nacional, que haría suyos los más prístinos valores de la Patria, como el Orden, el Honor y la Honradez”

La desazón de los chilenos democráticos, luchadores por las libertades, se centra en que jamás juez alguno, logró avanzar a la etapa final de los procesos que se iniciaron en contra del ex dictador. Nunca hubo ejecución. Los jueces, los más atrevidos – a partir de 1990- llegaron sólo hasta la etapa anterior, es decir, emitir una decisión para que sólo quedara en los papeles producidos por la burocracia judicial

De Pinochet, hemos reflexionado muchísimo, aquí en Valencia de Venezuela en “El Carabobeño”, decano de la prensa escrita regional, fundamentalmente, entre los años 1980 y 1990, y algunos posteriores hasta el año 2000; a lo cual se agrega, la publicación “Brilla el Sol”, que circuló durante el periodo 1989-1994, cuando el ex Dictador fenecido, en su calidad de Comandante del Ejército, amenazaba a los gobiernos de la Concertación, como pasó especialmente con aquéllos de los presidentes Patricio Aylwin y Frei Ruiz-Tagle. Al primero, lo amenazó con unos denominados “ejercicios militares”, sacando los tanques a la vía pública, y al segundo, lo presionó hasta que al final consiguió que a través de una decisión presidencial, se suspendiera el juicio que se le hacía a su hijo, Augusto Pinochet Hiriart, por tráfico de armas y otra acciones ilícitas similares-

Creemos que con la desaparición física de esta individualidad, distorsionadora de lo castrense, las Fuerzas Armadas deben retornar definitivamente al actuar que siempre tuvieron hasta antes del año 1973, lo cual se reflejaba en el apego estricto a la constitución, que siempre les significó el cariño y respeto del pueblo en general.

No obstante, hay espíritus que relevan al personaje que hoy ha desaparecido. Son personas que nunca sufrieron el maltrato o la pérdida de un ser querido, productos de torturas, encarcelamientos y eliminación física, a lo cual se añade el exilio. Hemos escuchado algunas voces en el Aquí y en el Allá, elogiando a Franco, Salazar y Pinochet como “excelentes gobernantes”, sin arrugar siquiera el entrecejo y sin que no les quede nada por dentro.

Esperamos que los jefes de gobiernos democráticos, especialmente nuestra presidenta Michelle Bachelet, enmienden algunas situaciones heredadas de la dictadura pinochetista, como lo es la elaboración de una nueva Constitución , que “entierre” a la “reformada” y que data de 1980.Asimismo, el poner término a la municipalización de la Educación, instaurada por Pinochet, la cual ha significado fomentar un mayor distanciamiento entre los “gerentes”, junto a las figuras políticas de las últimas generaciones del país, las cuales en su mayoría egresan de centros de estudios medios y superiores, administrados en el nivel privado por verdaderos “mercaderes de la educación”; en tanto la municipal no logra preparar eficientemente a un educando para ingresar a la etapa universitaria por lo heterogéneo de su configuración. Por lo menos, cuánto antes hay que poner bajo la tuición del Ministerio de Educación a la municipal, para que el hijo del trabajador menor logre alcanzar a la Universidad, como antaño, cuando este centro de educación superior le daba movilidad social y económica a un sector más significativo de estratos sociales inferiores del pueblo chileno, escapando así, de constituirse eternamente en manipuladores de la actividad manual, hoy, denominada sofisticadamente: “Mano de obra calificada”.

La presencia de “otro Pinochet”, hacia el futuro jamás debe ocurrir. Todo depende de nosotros mismos que debamos abogar siempre por los principios más diáfanos de la república, como lo son la adhesión a las libertades y a sus valores inherentes, donde destacan en esencia la solidaridad, la justicia social y el respeto a lo más eminente y que constituya la preservación de la persona humana.

*Ex Profesor Universitario, detenido y encarcelado por la dictadura de Pino
chet, entre el 24 de mayo y el 14 de julio de 1975 en la Cárcel de Copiapó
Luego, trasladado al recinto de “Tres Alamos” de Santiago, donde perma
neció hasta el 17 de septiembre del citado año, emprendiendo la ruta del
exilio hacia Venezuela, el 27 de enero de 1976.

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