Opinión Internacional

Neoestalinismo por vía electoral

La consolidación de las criminales fuerzas neoestalinistas en América Latina es un atentado colosal contra la libertad. Estas fuerzas totalitarias han conquistado el poder en varios países del continente utilizando una pervertida concepción de democracia dominante hoy en el mundo, acogida por los estrategas de la política estadounidense, que establece que democracia es fundamentalmente la existencia de elecciones populares. Esta “democracia”, para serlo, debe garantizarle el derecho al voto incluso a quienes quieren destruirla. No importa que se aniquile una nación y sus libertades si se respetan las reglas del promiscuo juego electoral. Uno de los antecedentes de esta monstruosa perversión fue la “democrática” Constitución de Weimar en Alemania gracias a la cual el genocida (%=Link(«http://www.hitler.org/»,»Adolfo Hitler»)%) y su “revolución legal”, el totalitarismo nazi, llegaron al poder por voto popular en 1933. Con razón Thomas Jefferson reconocía la necesidad de una educación política de alta calidad para que hubiera ciudadanos realmente calificados para votar. Educación en la cual la libertad debía ser el valor supremo.

En una verdadera democracia los enemigos de la libertad individual y de la libertad económica no pueden tener derecho a participar en ninguna de las decisiones electorales, deben ser proscritos: la democracia es para los amantes de la libertad.

Sobre el lomo de la definición electoralista de democracia, los totalitarios de “izquierda” han podido difundir su liberticida discurso mesiánico calcado del de Lenin, Stalin y Fidel Castro con un maquillaje acorde con cada circunstancia. De esta manera han llegado al poder por vía electoral gobiernos de estirpe totalitaria estalinista como el de Hugo Chávez en Venezuela, Lucio Gutiérrez en Ecuador —quien fue financiado por Chávez (1)— y “Lula” da Silva en Brasil. Todo ello ha contado con el apoyo de hecho de Estados Unidos que por sostener su falaz dictamen sobre lo que es democracia ha coadyuvado a que esto ocurra.

Esta concepción liberticida de democracia ha legalizado el totalitarismo y ha llevado a que organizaciones internacionales como la ONU y la (%=Link(«http://www.oas.org»,»OEA»)%) lo secunden en aras de defender la supuesta democracia.

El caso de Hugo Chávez ilustra muy bien a quién y cómo le sirve esa falsa democracia. Este teniente coronel que comenzó su formación política como miembro de la juventud comunista venezolana y fanático admirador de Fidel Castro, el dictador estalinista de Cuba a quien considera su faro, llegó a la presidencia de su país por elección el 2 de febrero de 1999 después de un frustrado intento de golpe militar en 1992. El 3 de marzo, a los pocos días de posesionado, le envía una carta a otro muy admirado amigo, Ilich Ramírez Sánchez conocido como El Chacal, uno de los terroristas más siniestros del mundo, a quien trata de “distinguido compatriota”. En la misiva cita a Bolívar y a Lenin, su gran maestro, y le cuenta cuál va a ser su táctica desde el poder para llevar a cabo el proyecto totalitario: “Tiempo de oportunidad, del fino olfato y del instinto al acecho para alcanzar el momento psicológico propicio en que Ariadna, investida de leyes, teja el hilo que permita salir del laberinto; se despide „Con profunda fe en la causa y en la misión, ¡Por ahora y para siempre!”(2). Apoyarse en las liberticidas leyes que le permitieron llegar a la presidencia y ajustarlas a sus propósitos asesinos a través de una nueva Constitución, como ocurrió, es la artera táctica del chavismo para imponer un Estado terrorista totalitario que cuenta con el aval de “legalidad” de todos los que creen que democracia es sólo el sinónimo de elecciones populares. Así, Chávez le cumple a sus maestros, al Chacal y al neoestalinismo. Hoy, la única esperanza que le queda al pueblo venezolano para recuperar su libertad es prepararse para la guerra civil, no tiene otra salida.

La verdadera democracia es el resultado lógico de la filosofía liberal, es decir, la democracia es inseparable de la libertad. Como afirmara Georges Burdeau, “lo que hace legítimo un régimen no son ni los títulos históricos ni la aclamación popular, sino únicamente el respeto que muestra por la libertad del hombre”(3).

Notas:

1. Carlos Escudé y Mariana Souto, El cono sur frente al eje Chávez-FARC. (%=Link(«http://www.utdt.edu»,»Universidad Torcuato di Tella»)%)
.
2. 2. Manuel Vicente Peña, La traición de Andrés Pastrana. Fundación Deberes Humanos, Bogotá, 2001, pág. 360; 3. Georges Burdeau, El liberalismo político. Editorial Universitaria, Buenos Aires, 1979, pág. 21.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba