Opinión Internacional

Revuelta en Francia

Buenos Aires (AIPE)- Tratar de resumir complicados entuertos tiene sus bemoles. Pueden quedar en el tintero aspectos importantes del problema. De todos modos, y a riesgo de sobre simplificar ponemos manos a la obra con la intención de descifrar algunos aspectos medulares de los desaguisados franceses producidos recientemente.

Todo se desencadenó en Clichy-sous-Bois, a una hora de París, cuando dos adolescentes murieron electrocutados escapando de la policía. Este fue el pretexto para el comienzo de los desmanes: violentos ejercicios de pirotecnia que tenían por blanco automóviles, autobuses y negocios varios, refriegas y escaramuzas de diverso tenor, insultos, gritos y corridas que parecían calmarse pero que a poco andar volvían a recrudecer con inusitada furia. El ministro del interior Nicolás Sarkozy y el primer ministro Dominique de Villepin se disputaron acaloradamente las explicaciones del caso y la búsqueda de soluciones, ya que ambos son candidatos rivales para las elecciones de 2007.

Jean-Marie Le Pen y sus acólitos pretenden capitalizar estos hechos lamentables para arremeter contra la inmigración y los musulmanes y, asimismo, asegurar una mayor xenofobia y espíritu racista. Sin embargo, nada de lo expuesto por los nacionalistas del momento se condice con las causas de tan truculentos sucesos.

Hay tres elementos que deben ser tenidos en cuenta. En primer lugar, entre los barrios pobres de inmigrantes en Francia –en su mayoría poblados por musulmanes- el desempleo es del 21% (más del doble del promedio nacional). La desocupación es consecuencia de los fenomenales impuestos al trabajo, es decir, cargas sociales y retenciones que hacen más caro contratar las tareas, lo cual conduce siempre a una crisis. Los menos productivos y capacitados son los primeros en no ser contratados debido a los mencionados costos artificialmente altos.

En segundo lugar, hay una tensión que se produce de parte de nativos y de parte de los inmigrantes. Se trata de los servicios estatales. Cuanto mayor es la inmigración, mayor el peso tributario que deben padecer los ciudadanos y, eventualmente, mayor el déficit fiscal que hay que financiar. Por su parte, los inmigrantes se quejan por la mala calidad de los aludidos servicios y la escasez de los mismos. Este problema no se resuelve poniendo barreras a la entrada de gente del exterior sino más bien, como muchos de ellos han sugerido, eliminándoles todas las cargas sociales y, como contrapartida, se abstendrían de recurrir a los malos servicios estatales. Con esto se les convertiría en hombres libres, como muchos de los nativos desearían.

Por último, no debería forzarse la integración en las escuelas. Debería permitirse que los inmigrantes constituyan sus propios centros de enseñanza, con sus religiones, costumbres y atuendos que tanta trifulca producen.

Lo anterior no significa que no deben adoptarse todas las medidas precautorias y se castigue debidamente a quienes cometen delitos, lo cual no es patrimonio de los extranjeros. Como bien apuntó André Glaucksmann, hay quienes nada tienen que ver con la causa musulmana ni con la inmigración, se trata simplemente de personas que quieren aniquilar pertenencias ajenas: “destruyo, luego existo” es la filosofía de estos energúmenos. Se sienten realizados cuando incendian y rompen a diestra y siniestra. Muestran un desprecio olímpico por sus semejantes. Como son unos fracasados, les da vida que los medios registren los vandalismos de estos nihilistas recalcitrantes.

Se ha repetido en estos días que muchos de los extranjeros no se adaptan a Occidente. Es que aún no se ha entendido que Occidente no es un lugar geográfico. Como bien decía Jorge García Venturini, se trata de un espíritu, el cual consiste en el respeto recíproco. Donde hay respeto, allí está Occidente. No son poco los occidentales que no entienden el significado de Occidente, al pretender imponer procedimientos que atentan contra el derecho de otros.

(*): Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias en Argentina.

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