Opinión Internacional

Sarkozy, reformando al capitalismo

El lunes 24 de enero el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, como presidente del Grupo de los 20 (G20) reiteró la necesidad de realizar una reforma al sistema monetario internacional y poner fin al reinado del dólar como moneda de referencia. Sarkozy desea que el dólar no sea más la divisa de referencia de los intercambios comerciales y que de paso a otras como el euro o el yuan; con lo cual se podría poner orden a las disputas monetarias entre los Estado Unidos, la Unión Europea y China.

Sus argumentos son que, al ser el dólar quien rige los intercambios comerciales de manera unilateral y sin reglas comunes, provoca desequilibrios entre los países y no está equivocado. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ya lo había señalado antes. Pero también Sarkozy está preocupado por el aumento de los precios de los alimentos y las materias primas, que se venden en dólares y desea regular los mercados de las materias primas para contener la inflación que afectó a los europeos en 2007.

Nicolas Sarkozy, presidente del G20 durante este año, desea luchar contra la volatilidad de los precios de las materias primas, las cuales se mueven de acuerdo a la política monetarias de los Estado Unidos y la especulación en los mercados; por ello desea que el sistema monetario internacional se base en nuevas reglas que defina el G20 y haga cumplir el Fondo Monetario Internacional (FMI), en las cuales el dólar deje de ser más la moneda de referencia mundial y revivir al FMI, al darle nuevas funciones en medio de la crisis de la deuda en Europa.

30 años después, vemos como ahora son los países ricos quienes sufren los efectos de la crisis del capitalismo y los que promueven reformas. Los países de Latinoamericanos estuvieron más preocupados por salir de ellas en los ochenta que en promover reformas, que nadie habría hecho, como fue el caso de la condonación de la deuda externa.

Sarkozy, dentro de sus propuestas también quiere imponer un código de conducta en materia de gestión de flujos de capital a los países, para ello desea poner un impuesto a los intercambios financieros, que ponga fin a la especulación y permitan encontrar nuevos recursos para financiar el desarrollo en los países pobres. Algo impensable hace diez años, menos que fuera una propuesta de los países ricos, pero la crisis está moviendo los escenarios y las reformas al capitalismo en su etapa madura son impostergables.

El presidente francés ha señalado que no desea cuestionar el rol del dólar, ni controlar los flujos de capital, tampoco volver a un sistema de cambios fijos, sino estabilizar el sistema monetario internacional diseñado en 1971. Para lograr sus objetivos tiene este año y en los próximos cuatro meses, antes de la cumbre del G20 de mayo en Deauville, Francia, deberá tener resultados tangibles. Sí así fuera lo recordaremos como el reformador del capitalismo.

Sarkozy participará en marzo en el seminario de reflexión sobre la reforma del sistema monetario internacional, en China, donde se encontrará con el presidente Hu Jintao para conversar sobre el tema, pues considera que la propia inestabilidad del sistema monetario internacional muestra que este no es un sistema ya, luego de regir los destinos del comercio desde 1971, al señalar que “Decir que hay un sistema monetario ya es un grave error…el surgimiento de nuevas potencias económicas, inevitablemente dará lugar a la aparición de nuevas monedas internacionales, apuntó el presidente francés en alusión a China, la India y Brasil.

El presidente de Francia quiere también poner sobre la mesa el establecimiento de un sistema de protección social básico universal, del cual ha dicho que no está proponiendo un modelo social único, sino un sistema básico; señalando que Francia no se resigna a que las ocho convenciones de la Organización Internacional del Trabajo sobre los derechos fundamentales del trabajo no hayan sido ratificados por todos los miembros del G-20 y subrayó que los interlocutores sociales serían involucrados en los trabajos del G20.

Esperemos que Sarkozy avance en sus propósitos y que la cumbre del G20 del 3 y 4 de noviembre en Canes, Francia, llegue a buenos resultados, pues será muy difícil que México, quien recibe la presidencia para 2012, en un año electoral, logre avances sustanciales en las reformas al sistema financiero internacional y en la creación de un nuevo orden internacional, quizá por eso Francia haya propuesto que Alemania, con México, dirijan un grupo de trabajo sobre la reforma del sistema monetario internacional.

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