Opinión Internacional

Víctor y Nicolás

Entre Yanukovich y Maduro hay varias coincidencias dignas de destacar: ambos tienen muy poca instrucción, pero por los caminos azarosos de la vida, accedieron al más alto cargo de su país; ambos forjaron documentos para falsear su condición jurídica; ambos ganaron una elección presidencial mediante fuertes sospechas de fraude; ambos secuestraron las instituciones; ambos encarcelaron a sus enemigos políticos; ambos arruinaron económicamente a sus naciones; ambos crearon una enorme corrupción e impunidad; ambos fueron objeto, al mismo tiempo, de grandes protestas ciudadanas que pedían su destitución; ambos arremetieron despiadadamente contra sus ciudadanos matando a muchos de ellos, y ambos tuvieron 15 años ocupando importantísimos puestos de gobierno, lo que los llevó a pensar que el país que gobernaban era de ellos y podían cometer toda clase de tropelías en abierta violación a la ley. Aunque estas neodictaduras sólo son posibles en cada vez menos países en el mundo, debo decir, muy a mi pesar, que aunque parezca increíble en Ucrania hubo y hay más democracia que en Venezuela.

Antes de justificar porqué sostengo esto, debo dejar claro la clase de sujeto que es Yanukovich. Según la justicia de Óblast en Donetsk, región de Ucrania, de la cual este personaje fue gobernador entre 1997 y 2002, en su juventud fue condenado penalmente a un máximo de 5 años de prisión por cometer delitos comunes, como miembro de la banda criminal “Pivnovka”: atraco (1967) y Lesiones con graves heridas corporales (1970). Para hacer carrera política en el Partido Comunista, forjó una supuesta anulación de sus antecedentes penales, por el tribunal regional de Donetsk; posteriormente, ya en el poder, hizo desaparecer los documentos originales del expediente. Luego obtendría un título de ingeniero mecánico por correspondencia y más tarde le “otorgarían” el título de Doctor de Ciencias Económicas. Por cierto, la planilla que le tocó llenar para postularse al cargo de Presidente, estuvo plagada de errores ortográficos, algo que nos recuerda las equivocaciones aritméticas, en vivo, del difunto, o los dislates geográficos, y de todo tenor, de Nicolás.

Aunque es evidente la corruptela imperante en la antigua URSS y en concreto en Ucrania, la verdad es que en 2004, siendo Primer Ministro y a la vez candidato presidencial, Yanukovich y sus cómplices hicieron un fraude generalizado para desconocer el triunfo del opositor Viktor Yúshchenko; se produjo entonces la Revolución Naranja, y una posterior sentencia del Tribunal Supremo de Ucrania revocó la supuesta victoria de Yanukovich y declaró vencedor a su rival. Por otra parte, en 2010, el Partido de las Regiones, de orientación pro ruso y dirigido por nuestro funesto personaje, en un  nuevo intento, ganó las elecciones presidenciales con 52% de los votos a Yulia Timoshenko, pro occidental, su nueva gran rival, a la que haría encarcelar en 2011. El cierre de los espacios políticos, el comportamiento dictatorial abierto, la corrupción generalizada, la caída de la economía, el encarcelamiento de Yulia, y, la gota que derramó el vaso, la firma de un tratado comercial con Rusia, cuando se había comprometido con la Unión Europea a adherirse a ella, desataron unas protestas en Kiev que se prolongaron por 3 meses, hasta que Yanukovich le ordenó a su siniestra unidad antidisturbios Berkut (águilas reales), que matara sin contemplaciones a pueblo. Luego de la matanza, el Congreso ordenó detener la acción policial, se firmó un acuerdo de paz y de inmediato se desconoció a Yanukovich, el cual huyó a Rusia. En Venezuela se han robado elecciones, ha habido protestas masivas, han matado muchos estudiantes y no ha pasado nada, pero aun así, todo indica que las semejanzas han de continuar.

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