Opinión Nacional

A Ivana

Puedo asegurarle a Ivana que su padre, los otros comisarios y los policías, todos ellos son inocentes

A Ivana la conocí en su colegio en La Florida cuando era apenas una niña de siete años. Deambulaba en las tardes por los patios del colegio con gran seguridad, pues no solo conocía con propiedad todos los espacios disponibles para los niños de esa institución sino que al ver a algún padre desorientado no dudaba en atenderlo y explicarle los lugares en donde podría estar el compañerito a quien se buscaba: la biblioteca, la gimnasia, estudios dirigidos o bien las opciones que existían para permanecer por las tardes en la institución.

Al explicar su permanencia en el colegio hasta altas horas de la tarde solía decir que su mamá (Bony Simonovis) se encontraba en Maracay (ciudad en la que se radicó el juicio) y por ello pasaba tantas horas en el colegio. Así me enteré que aquella niña era la hija de Iván y de Bony Simonovis y quedé sorprendido de la seguridad y la personalidad de la niña.

Han pasado ocho años y ahora vemos a una joven de gran madurez y valentía que solo pide «un poco de sol para su padre» para poder salvar su vida, pero en respuesta los jerarcas del poder le responden que no es posible porque se trata de un asesino.

Como muchos venezolanos viví de cerca los sucesos del 11 de abril y como periodista me tocó la tarea de investigar las 19 muertes allí ocurridas. Incluso en una ocasión me tocó asistir al juicio en Maracay y atestiguar basado en las investigaciones realizadas aún consciente de que no serían tomadas en cuenta.

De toda esa vivencia puedo asegurarle a Ivana que su padre, los otros comisarios y los policías, todos ellos son inocentes. De esa inocencia quedaron pruebas contundentes.

Los dos muertos de puente Llaguno atribuidos a la Policía Metropolitana fueron asesinados por un mismo francotirador desde el hotel Edén, posiblemente de la entonces Disip o de la Casa Militar. El hombre desapareció sin dejar rastros aun cuando al mismo momento en que se producían los disparos el helicóptero de ese cuerpo sobrevolaba la zona.

El resto de los caídos fueron asesinados: tres por la Guardia Nacional y el resto por los pistoleros de la avenida Baralt armados por el chavismo.

Aparte de las pruebas documentales existentes guardo en sitio seguro la grabación que le hice a Rafael Cabrices, uno de los pistoleros hoy fallecido, quien en una entrevista me explico cómo con las armas en la mano se apostaron tres días antes en puente Llaguno y Miraflores para defender la revolución. Según decía no confiaban totalmente en que el Ejército pudiera detener a las manifestaciones opositoras. Desde este corto comentario puedo asegurar a Ivana que tu padre Iván y sus compañeros de prisión son inocentes.

Twitter: folivares10

 

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