Opinión Nacional

Bajo el signo del narcotráfico y la corrupción

I. Entrevistado por Marcial Granier en el programa Primer Plano, de la fusilada RCTV, José Vicente Rangel denunció en 1984 “el lavado de dinero proveniente de las drogas y otras actividades ilícitas”, en lo que calificó bajo el signo del narcotráfico.  Ya la Cámara de Diputados del Congreso de la República había denunciado una Comisión Especial para investigar el problema de las drogas en Venezuela, presidida por el Diputado Oswaldo Alvarez Paz.

Los antecedentes estaban en los estudios de comisiones designadas por el Ejecutivo, presididas por los precursores de los estudios multidisciplinarios en esta materia, doctores César Naranjo Osty y Marcel Granier. Desde 1974  un grupo de especialistas se había integrado a la redacción de un proyecto que fue revisado en el año 1978 y que fue el sustento de la Ley Orgánica sobre Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, promulgada en 1984.    

La problemática de las drogas es compleja y complicada, multifactorial, debe ser abordada desde la geopolítica para estudiar y comprender la causalidad espacial de los sucesos  políticos en el entorno y de sus futuros efectos sobre la sociedad. A tal fin debe resaltarse que  investigadores, ex banqueros y expertos bancarios internacionales, expertos en seguridad, orden público y aduanas, coinciden en que los bancos  blanquean anualmente más de un billón de dólares de dinero sucio de origen delictivo y/o corrupto). Es la economía sumergida, manejada por la delincuencia organizada, que ahora ha logrado vincular al terrorismo y la corrupción política, constituyendo un circuito financiero cerrado donde se movilizan materias primas, precursores y productos químicos esenciales para la fabricación de drogas, y servicios de la logística invisible que permite el tránsito y el tráfico de las mismas.

II.- La corrupción política ha sido un factor facilitador del tráfico internacional hacia un mercado que se expande aceleradamente. Los regímenes dictatoriales y autoritarios se han visto envueltos en las realidades de esta pandemia que hizo explosión a finales del siglo XX.   Vale recordar los casos de Noriega en Panamá, Fujimori y su operador Montesinos en Perú,  Stroessner en Paraguay,  García Meza y su mano derecha Arce en Bolivia, la cúpula sandinista en Nicaragua, los Castro en Cuba. Aunado a ello, los jefes de los carteles, electos Diputados en Colombia y la para-política, el terror impuesto hoy en México por los barones de la droga, y la relación ETA-FARC para el financiamiento del terrorismo, ejemplifican la penetración del crimen organizado como una entidad global;  se pasa de la lógica del mercado a la lógica del poder, con la consecuencia gravísima de la impunidad con que actúan las mafias y los carteles, por la protección gubernamental. Ello sucede en cualquier país, bajo cualquier jurisdicción.

Los tratados, acuerdos y convenios internacionales sobre estupefacientes y psicotrópicos y los productos esenciales para la producción de los mismos, así como tampoco las leyes penales que rigen la materia, han logrado vencer el tráfico global y ni siquiera reducirlo. La existencia de un mercado voraz y las multimillonarias cantidades de divisas fuertes que se transan, permiten correr los riesgos consecuenciales de actuar en el comercio internacional de las materias primas, productos intermedios, insumos químicos y drogas.

III.- La industria militar–policial ha acuñado el supuesto que solo se captura el 10% de las drogas que se trafican a través de los países. Si esto fuera cierto, las estadísticas de capturas de cargamentos de la ONA,  demostrarían que en los últimos 8 años, ha ocurrido un crecimiento exponencial del tránsito de drogas por Venezuela. Aunado a lo anterior es necesario resaltar, la confirmación de los comisos practicados en Norte y Centroamérica, Europa y África del Sur, en aviones y buques provenientes de puertos venezolanos, o que han tocado en los mismos, de lo cual se desprende el trasbordo y transito en Venezuela, de dichas drogas.

Los organismos encargados de la represión del tráfico de drogas se encuentran presentes en todos los cuerpos policiales y de control, actúan en los países de origen, de tránsito y destino. En Venezuela el CICPC, la División Antidrogas y el Resguardo Aduanero de la Guardia Nacional, Bolipuertos, y la autoridad aduanera, tienen competencias legales en esta materia. Las drogas son mercancías transportables y en consecuencia tienen una logística acordada entre el suministrador y el distribuidor. Sobre ella actúan los órganos de inteligencia para tratar de ganar la guerra nunca ganada.

La represión es una materia donde se debe practicar el cuidado razonable, aquí no hay milagros, como señalara Hans-Georg Bert; «la misma es la valida en las relaciones entre los Servicios Secretos: se pude mantener una cierta amistad, pero en los casos verdaderamente serios cada uno debe trabajar por su cuenta…..Y en muchos casos pueden surgir hasta intereses opuestos», por eso deben ser relaciones transparentes, confidenciales y no ideologizadas, signadas por las realidades objetivas del entorno operacional. La creación de suspicacias es mortal para la colaboración e intercambio de información

IV.Vale la pena aclarar que la gravedad del problema de las drogas no es un tema de la oposición al régimen, es prudente señalarlo dada la ignorancia, incompetencia y ligereza con que ha sido tratado, especialmente en las relaciones internacionales, toda vez que es un tema espinoso, que va más allá de la salud pública y la prevención, e incluso de la represión de los traficantes. Las causas abiertas en distintos países por corrupción, legitimación de capitales y colaboración con el trafico, son una herida, que no cicatriza. 

Por ello todo hegemon focaliza los males del país en la disidencia, los últimos escándalos así lo demuestran,  y confirma lo que señalara Antonio Beristain, en ese sentido: «Quienes ostentan el poder, en los periodos de crisis, suelen buscar un individuo o, mejor aun, un grupo al cual atribuir la culpa de la situación real negativa, o a quien achacar las situaciones amenazantes y contra la seguridad publica». Ha sido así mediante la hegemonía comunicacional, ejercida ilegalmente en la continuidad encadenada y los Alo Presidente. La estrategia es clara y el objetivo esta definido, de esta experiencia debemos aprender, Beristein resalta  claramente los resultados perseguidos: «1º) restablecer la solidaridad social, que estaba debilitandose; 2º) desviar la atención publica de los problemas reales y desviarla hacia problemas <montados> por la propaganda, y 3º) crear admiración y gratitud hacia quien combate contra los adversarios de bien común», es el típico por allá fumea, que nos aplican con alevosía. 

V.El trafico de drogas, además de estar asociado a la legitimación de capitales y a la corrupción política, se ha detectado recientemente, tiene también una estrecha vinculación con el terrorismo internacional, para el financiamiento de las FARC, ETA, y AL-QAEDA y otra organizaciones del mismo talante. Existen nuevas asociaciones; mafiosos–empresarios, narcotraficantes–protectores, terroristas-narcotraficantes. 

Una vez más la lógica del poder y el mercado en un mundo global de transacciones financieras digitales, de fronteras diluidas, y de un moderno transporte internacional, se torna comprometedor, empero existen pruebas auditables. Las ciencias forenses se han aggiornado con la digitalización de la información,, son registros en los estrados, la computadora y los pendrives de Reyes, constituyen hoy elementos probatorios en diversas causas judiciales. Por esto ha sido la campaña tenaz contra la veracidad y certeza contenida en la data certificada por Interpol

Solo la multilateralidad, la cooperación internacional, los esfuerzos conjuntos, podrían dar respuesta a los nuevos desafíos del narcotráfico. Los carteles y traficantes han establecido una diplomacia de las drogas en la cual juega un papel destacado la corrupción dentro de las instituciones de gobierno. Difícil es luchar contra la oferta y el consumo. Es necesaria una revisión a fondo de las políticas. Las alternativas de descriminalización vs. criminalización parecieran no estar claras hoy y más aún, cuando se desatan entre los organismos encargados de la represión guerras intestinas. 

VI. El tráfico de drogas por la ratio penal y por mandato expreso de la Ley Orgánica Contra el Tráfico Ilícito y el Consumo de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, no es contrabando. Hoy está asociado a ilícitos cambiarios, corrupción y crimen organizado, es decir, generalmente existe una concurrencia de delitos. Los escándalos del régimen van in crescendo. Del FUS de los inicios, pasaron a las notas estructuradas, llegaron a la valija, entraron en el fideicomiso argentino-venezolano,  explotaron en los alimentos contaminados y medicinas vencidas, hasta la comparecencia del ex embajador Sadous ante el Congreso argentino, el nuevo juicio por lavado en Miami y la congelación de cuentas de venezolanos en bancos de Andorra.

Por último, debe señalarse que el Juez Velasco, como titular del Juzgado de Instrucción Nº 6 Audiencia Nacional Madrid, Sumario 75/09 (DP 263/08), dictó un auto para la investigación de las relaciones ETA-FARC en la financiación del terrorismo, en la cual se señala la presunta participación de personeros gubernamentales venezolanos.  La gravedad del asunto es que indudablemente está ligado a la corrupción, al dinero fácil, a las burguesías que se crean en las dictaduras y estados totalitarios.

La lucha contra las drogas, sigue siendo hoy un combate político, como lo señalara Bayardo Ramírez Monagas con claridad meridiana: “la determinante en los ochenta para combatir esta industria ilícita trasnacional es LO POLÍTICO. Es la categoría privilegiada que cohesiona sus determinantes económicas, sociales, políticas, culturales, demográficas, geográficas, diplomáticas, de salud pública, militares, policiales, históricas, religiosas, etc.  Es lo político, entendido como actitud moral, puesto al servicio del pueblo, para buscar su bienestar y prosperidad general, como principio básico de seguridad, con sentido democrático de solidaridad social y responsabilidad nacional.”  Hay un olor nauseabundo.  Como decía Luis Herrera, “a sacar las alpargatas que lo que viene es joropo”. Ojalá nos equivoquemos.

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