Opinión Nacional

Bases del Liberalismo 12

Nota 12. Seguimos. Los políticos. Veamos:

  1. Suele decirse que un buen político es aquel que mejor simpatiza a los votantes, por lo que también suele afirmarse que, en general, los políti­cos se limitan a cosechar un estado previo de opinión pública.
  2. Según este enfoque, los políticos no son sino un “producto” de la sociedad de la que sur­gen, y de hecho parece que hay mucho de verdad en esta idea.
  3.  Las mejores teorías pierden su novedad si la opinión pública no las respalda. Son totalmente inoperantes si la mayoría las rechaza.
  4. Es imposible a la larga gobernar, sea cual fuere el sistema político, en desacuerdo con la opinión pú­blica. Prevalece siempre, en última instancia, la cosmología mayoritaria. No es posi­ble un gobierno impopular y duradero. Excepciones. A este respecto no existe diferencia entre democracia y despotismo, autoritarismo. Ludwig von Mises, “La acción humana: tratado de econo­mía”, cit., pp. 1.020-1.021).
  5. 5.                 Así, por ejemplo, Barry Goldwater, 1909-1998 (Senador y candidato a la presidencia de USA, 1964) y Ronald W Reagan,  1911-2004 (40 Presidente de USA, 1981-89), en sus respectivas campañas para la presidencia de los Estados Unidos, expusieron un ideario liberal muy parecido; y sin embargo, uno, Goldwater, perdió las elecciones porque en 1964 la sociedad americana estaba imbuida de los mitos del Estado del Bienes­tar, mientras que Reagan las ganó por mayoría absoluta en dos ocasio­nes a partir de 1980, básicamente porque el centro de gravedad de la opinión pública en los Estados Unidos se había desplazado de manera masiva en favor de los principios éticos y teóricos que son propios del sistema capitalista.
  6. La llamada revolución conservadora iniciada por Reagan ha continuado ampliándose hasta hoy en que el Partido Repu­blicano tiene una fuerte presencia en ambas cámaras del legislativo americano, y el Presidente Bill Clinton, 1946- (1993-2001)  se sintió casi obligado, en su oportunidad, a liberalizar notablemente el contenido de su discurso político. Citado por Lucas Beltrán en su artículo “Seis nombres para una visión de Ca­taluña”, La Vanguardia Española, Barcelona, 2 de septiembre de 1976, p.
  7. Por eso, y en la medida en que sea cierto que los políticos se limitan a cosechar un estado de opinión, adquiere una rele­vancia especial la necesidad de persuadir a los intelectuales y divulga­dores de ideas, según las recomendaciones que hemos efectuado y que son las que en última instancia sugieren el cambio en la dirección adecuada de la opinión pública que tienden a seguir los políticos.
  8.  Sin embargo, la tesis de que el político simplemente cosecha un es­tado de opinión no recoge toda la verdad. Más bien nos orientamos a pensar que los políticos, a pesar de las evidentes restricciones que les imponen el entorno y la opinión pública, en muchas ocasiones tienen un importante margen de maniobra, no sólo para actuar en pro de las reformas adecuadas, sino incluso para movilizar a la opinión pública en favor de las mismas. Por eso estimamos relevante esa definición ya clásica de la actividad política que formulo Cánovas del Castillo, para el cual “la política es el arte de realizar, en cada momento de la historia, aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible”.
  9.  Nótese que en esta definición se habla de intentar conseguir lo más que se pueda del ideal, por lo que, de acuerdo con la misma, podría y debe­ría darse un neto sentido de beligerancia liberal en toda actividad polí­tica.
  10. Los casos de R Reagan y M Thatcher, 1925-, (1979-1990),  impulsando la revolución liberal conservadora de los años ochenta en Estados Unidos y el Reino Unido, son paradigmáticos y demuestran cuánto pueden hacer políticos de carisma que, por convencimiento y/o movidos por las circunstancias, se de­ciden a impulsar la reforma liberal en sus respectivos países.
  11. 11.             Y por eso tiene una gran importancia colocar entre la camada política el mayor número posible de “políticos profesionalesde formación y compromiso liberal.”
  12. Se trata de que conozcan los principios en los que se basan las reformas y las principales consecuencias, implicaciones y ar­gumentos en favor de las mismas, de manera que lleguen a ser capaces de exponer el ideal liberal de una manera que pueda ser entendida y resulte atractiva para la mayor parte de la ciudadanía.
  13. 13.             La capacidad de un profesional de la política para articular a nivel popular los principios, convencer e ilusionar en el proyecto liberal a las masas tiene un valor incalculable.
  14.  Desde este punto de vista, resulta muy útil agrupar, como un ejercicio mental (Ud. puede hacer el suyo) a los profesionales de la política en cuatro grandes grupos, que serían los siguientes:
  15. Primero: Los políticos profesionales exclusiva y netamente pragmáti­cos. Son aquellos que no conocen los principios liberales ni sus impli­caciones. Nada saben ni tampoco les interesa saber del ideario liberal, pues su único interés está en lograr y mantener el poder político, para lo que les basta con sus habilidades personales. Lamentablemente, este conjunto de políticos, ignorantes y pragmáticos, ha sido hasta ahora el más numeroso de entre los que constituyen la clase de profesionales de la política, que en su mayoría está compuesta por juristas, profesores, intelectuales o periodistas cuya única experiencia y habilidad política radica en su capacidad para divulgar ideas carentes de fundamento. (Sobre el origen y el papel del político profesional como divulgador de ideas de segunda mano sugiero leer el trabajo clásico de Max Weber “El político y el científico”, publicado con una introducción de Raymond Aaron por Alianza Edito­rial, Madrid 1981).
  16.  Segundo: Políticos pragmáticos que, sin embargo, algo han aprendido sobre los principios e implicaciones esenciales de la teoría liberal. Estos políticos tienen una intuición y un conocimiento sobre el correcto fun­cionamiento de los procesos de interacción social que han adquirido o bien formándose, o bien como resultado de la experiencia que conlleva el pasar varios años ejerciendo el poder. Gracias a este mayor conoci­miento, son, por tanto, al menos conscientes del grave daño que hacen cuando patrocinan medidas de intervención sobre el cuerpo social, aun­que, dada su escasa convicción y carácter eminentemente pragmático, sería ilusorio pensar que puedan llegar a adquirir algún complejo de culpa por su responsabilidad en los efectos dañinos que generan las medidas intervencionistas que patrocinan a nivel político.
  17.  Tercero: Políticos bien formados en el ideal liberal que procuran, al menos tímidamente, dirigir su acción política en la buena dirección. Se trata de un grupo de profesionales de la política que, imbuidos del idea­rio liberal, hacen lo posible por minimizar el daño que naturalmente genera su actividad, si bien es cierto que, en la mayor parte de las ocasiones, quedan desconcertados ante las graves dificultades y restriccio­nes del día a día y es poco lo que de manera efectiva pueden hacer para impulsar en la práctica las reformas liberales. (También deben incluirse en este grupo aquellos políticos que, sin razón o con ella, creen que las circunstancias políticas no permiten llegar más lejos, y permanecen agazapados a la espera de que las circunstancias cambien y puedan con­vertirse en políticos del grupo cuarto, capaces de impulsar reformas radicales. Que esta justificación corresponda a la realidad o sea una mera ilusión auto justificativa de las propias carencias es algo que habrá que enjuiciar en cada caso his­tórico concreto).
  18. Cuarto: Políticos que conocen la teoría liberal y que son capaces de dirigir la marcha de los acontecimientos políticos hacia los objetivos finales. Sus principales características son: 1) su capacidad para articu­lar el ideario liberal de una manera optimista y atractiva para las masas de votantes; 2) capacidad de convencer a la ciudadanía de la necesidad de las reformas; y 3) capacidad de ilusionar a la mayoría del electorado con su proyecto. Este último cuarto grupo está constituido por un pu­ñado de políticos excepcionales. Muy afortunadas deben considerarse aquellas naciones en las que, en algún momento histórico, surja algún “político pura sangre, líder,” dotado de todas estas características. Son los casos, y ni siquiera a lo largo de la totalidad de su actividad política, de L W Erhard, 1897-1977, (1963-1969), Alemania; Reagan, USA; Thatcher, Inglaterra y Vaclav Klaus, 1941-, (1992-1997-2003), Republica Checa, entre los que han tenido éxi­to en el impulso, desarrollo y culminación de importantes reformas de tipo liberal; y de Vargas Llosa, Perú, 1936, (candidato 1990) y Antonio Martino, Italiano, 1942, entre los que lo in­tentaron y, por una u otra razón, no pudieron lograrlo. Todos ellos son un ejemplo y tratar de imitar por todo político profesio­nal que quiera triunfar a la hora de llevar a la práctica sus convicciones liberales.
  19. Siguiendo a los ingleses, sería conveniente ubicar a los políticos, cada vez, en alguno de estos cuatro grupos, por un comité de observadores liberales y publicar sus resultados regularmente, con la finalidad de dejar en evidencia a los que tuvieran una actuación más contradictoria y/o dañina, a la vez que se incentivara una sana competencia entre los políticos liberales por ascender en la escala de clasificación, formarse y procurar mejorar en su comportamiento profesional.
  20. Es evidente que las actividades reseñadas deberían dirigirse con carácter prioritario a formar e influir en un gru­po tan numeroso y preparado como sea posible de políticos, de manera que logremos que sean capaces de ubicarse en los grupos tercero y cuarto que acabamos de describir.
  21. Para alcanzar este objetivo debe utilizarse una combinación tan variada como sea posible de ac­tividades, entre las que han de tener un carácter protagonista las de los institutos liberales ya mencionados, sobre todo a la hora de conectar los principios de la teoría y ética liberal con su aplicación práctica en forma de medidas políticas concretas, dirigidas en la buena dirección hacia los objetivos finales, que estén bien articuladas en términos políticos y sean atractivas para amplias capas de la población. Las reformas, además, deben ser concebidas de tal manera que contengan elementos que las hagan de facto irreversibles, por favorecer a grupos importantes y muy numerosos de ciudadanos que, al beneficiarse de las mismas, son gana­dos definitivamente para la causa liberal.
  22. Un ejemplo de reforma liberal irreversible fue la privatización de las viviendas inglesas de titularidad municipal, que fueron vendidas por el go­bierno de Thatcher a sus inquilinos (en su mayoría millones de modestos trabaja­dores) que se convirtieron así en pequeños propietarios a los que ya ningún parti­do ni siquiera de izquierdas osará expropiar.
  23. Introducir de forma creativa todos los elementos posibles para hacer políticamente irreversibles las reformas liberales es, por tanto, de una importancia trascendental.

Tips:

  • La primera obligación de un ciudadano es defender a su patria. La entrega a los castros es criminal.
  • El mal llamado estado de bienestar se convirtió en el bienestar del estado, no de los ciudadanos. Es un modelo fracasado. Ej.: Francia, España, Grecia, Portugal, etc.
  • ¿Qué paso con el supuesto estado federal descentralizado que es Venezuela, de acuerdo con “la bicha”?
  • Es un derecho circular libremente y cruzar las fronteras.
  • Hay que establecer un tope legal a los impuestos y a las deudas del estado.
  • Recordar es vivir.
  • “Declaro que no permitiré que en Venezuela haya un solo niño de la calle, sino dejo de llamarme   ….  …… …..”. 1988. ¿Quién miente?
  • “Acabaremos con todos los corruptos”. 1998. ¿Quién es más corrupto?
  • “Acabare con la violencia”. 1998. ¿Con cuál, por que crece exponencialmente?
  • “No cerraría medios de comunicación”. 1998. Mentira.
  • “No hay intención de nacionalizar absolutamente nada”. 1998. Mentira.
  • Paquete rojo. Otra vez, van 5. ¿Para beneficiar a quien? ¿Mentira?
  • Efectos que causa la medida:
    • Afecta: El nivel de liquidez de las empresas porque incrementa de manera violenta el monto de las deudas contraídas en moneda extranjera. Los productos importados y/o con componentes importados costaran un 46,5% más.
    • Afecta: El crecimiento del país, empleo y a la actividad productiva.
    • Afecta: Las Finanzas públicas y aumenta el déficit fiscal
    • Afecta: A la moneda porque perdió valor con relación a otras monedas extranjeras
    • Afecta: La confianza en la propia moneda
    • Afecta: Porque hay más demanda de la moneda extranjera
    • Afecta: Porque el gobierno le quita los dineros al pueblo para usarlos en su propio beneficio
    • Afecta: Porque se evidencia falta de confianza en la economía del país, en la estabilidad económica y política del país.

 

“La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír”, George Orwell, 1903-1950, escritor británico.-

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