Bolívar vs. Chávez (I)

Siempre he sostenido que Simón Bolívar es el venezolano de todos los tiempos que mayor y más alta proyección ha alcanzado en la historia universal. En los términos en que planteó el tema de la grandeza histórica, el eminente meditador de la historia Jacob Burchkardt, la grandeza de Bolívar fue real y ha mantenido hasta hoy la admiración universal (a pesar de sus numerosos detractores) Pero, como es lógico, debemos tener presente que fue un grande hombre dentro de las circunstancias espacio-temporales en las que transcurrió su existencia (finales del siglo XVIII y comienzos del XIX). Es dentro de ese contexto en el que resalta su grandeza y donde debemos estudiarlo para poder comprenderlo como parte importante de nuestra historia patria
La grandeza histórica de Bolívar es manipulada por Hugo Chávez Frías, para inflar con el nombre del héroe el globo sin aire de su presunta “revolución”. El presidente no tiene en cuenta que Bolívar (como todos los hombres) pertenece a un «mundo histórico» caracterizado y moldeado por circunstancias de tiempo, de espacio y de modo de suceder la vida, que le son propias, que fueron y ya no son; y que no se pueden transferir a otro tiempo, a otra época histórica. Por lo tanto si nos traemos a Bolívar a «nuestro mundo», que guarda 200 años de diferencia con el suyo, lo natural y lógico es que gran parte de su figura histórica (vale decir su ser como persona, su pensar y su hacer) resulte hoy anacrónica, fuera de tiempo y de circunstancias. Bolívar está muerto y no va a resucitar, por lo tanto no puede hacer en nuestro mundo histórico lo mismo que en su tiempo hizo en el suyo.

No obstante lo dicho, hay que reconocer también que, en algunos aspectos de su pensamiento ético, Bolívar, –aunque no fue un pensador sistemático, ni un moralista– sigue siendo un paradigma, porque en sus reflexiones pueden encontrarse muchas valores áticos, algunas directrices, reflexiones, sentencias u orientaciones que, con las actualizaciones del caso, son aún pertinentes para sustentar vivencias, buscar soluciones de problemas, fortalecer la moral republicana y satisfacer necesidades de nuestro propio tiempo.

Pero la ideología supuestamente «bolivariana» de Chávez es dispersa, huera y superficial. El no maneja conceptos bolivarianos, maneja frases aisladas, sin atender a su contexto y mal interpretadas, no pocas veces “contaminadas” con agregados y/o cortes arbitrarios. Por eso, el problema está –para él– en que la mayoría de las máximas y pensamientos de Simón Bolívar que conservan validez permanente por ser valores cívicos y éticos, se vuelven en contra de su manera de gobernar, de hablar y de actuar. Y deberían repercutir en su conciencia como admoniciones que le hace el héroe.

Escojo a propósito frases, fielmente citadas, que expresan en si mismas pensamientos completos y que, por ser expresión de convicciones éticas, pueden citarse fuera de su contexto literario e histórico concreto, dado su carácter de valores permanentes. Además son tan claras que no hay que hacer largas disertaciones para demostrar su pertinencia como pensamientos contrarios a los que el Presidente hace, dice y repite en su actuar cotidiano. Hablan por si solas, por eso mis comentarios son muy breves.

Veamos sólo algunos ejemplos de lo lejos que está la conducta pública de Chávez del ideario y de las convicciones éticas de Simón Bolívar:

1- «Me vería como un hombre indigno, si fuera capaz de asegurar lo que no estoy cierto de cumplir» (carta a Juan Nepomuceno Rivas, Curazao, 8-9-1812). «Nada es mejor que la exactitud de las promesas del gobierno» (carta a Santander, Ocaña, 17-8- 1820). ¿No es, acaso, la gestión de Chávez un «cementerio de promesas incumplidas»? La lista es muy larga y ya muchos se han encargado de exponerla en la prensa nacional. De ser su caso, Bolívar se vería a si mismo como un “hombre indigno”… y Chávez, respecto a sus “promesas” ¿Cómo se ve a sí mismo?

2- «Vd. Sabe que yo no sé mentir, y también sabe Vd. que la elevación de mi alma no se degrada jamás al fingimiento» (Carta a Sucre, Huamanga, 4-9-1824). Mentir y fingir, ¡Cuántas veces estos pecados han podido detectarse en las alocuciones y en los shows mediáticos que le encanta montar al presidente “bolivariano”! … Pero, afortunadamente, el mismo Bolívar vio claramente lo que sucede al fin con los mentirosos: «el engañado siempre es el engañador» (carta a José Fernando Madrid, Bogotá, 21-12-1827), y esto lo capta fácilmente todo el mundo.

3- «…no hay esperanza de justicia donde no se encuentra ni equidad ni talento para manejar los grandes negocios y negocios de que depende la vida del Estado». (Carta a Santander, Lima 30-10-1823). Dada la validez de las premisas, y viendo como se manejan en el gobierno esos negocios, el silogismo puede concluir lógicamente: …luego –según Bolívar– en el gobierno de Chávez no hay esperanza de justicia…

4- «…en moral como en política hay reglas que no se deben traspasar, pues su violación suele costar caro» (ibidem). ¿Cuántas reglas de moral y de sana política no se han traspasado en todos los ámbitos de la administración publica en estos seis años?, la mayoría de las veces debido a lo que Bolívar llamó «…la manía miserable de querer mandar a todo trance» (Carta a Santander, Guayaquil, 15-4-1823). Es verdad, eso “suele costar caro”…

5- …»Las cosas falsas son muy débiles» (carta a Santander, Pativilca, 23-1-1824). Por eso esta «revolución bolivariana» por falsa, es algo menos que débil: es nada.

6- …»Un necio no puede ser autoridad»… (Carta a Santander, Guayaquil, 15-4-1823). Este aserto lapidario descalifica para siempre muchas de las presuntas «autoridades» del tren del actual gobierno.

Se podrían seguir citando muchas más contradicciones entre el pensamiento de Bolívar y el disparatado gobierno “bolivariano” de Chávez, pero, «por ahora», es suficiente… habrá otros Bolívar vs. Chávez

(*): Historiador-Profesor universitario