Carta de un papá a un pequeño y querido hijo

Mi pequeño muchacho:

(%=Image(7228764,»L»)%)Hoy la vida de los cuentos y aventuras, de las historias sin fin, de los viajes al sol, los paseos por la luna, de juegos en alguna grama verde, del vuelo sobre los pájaros al amanecer, de duendes y encantos ha intentado ser tomada por otro escenario, uno que ha querido usurpar las historias que a diario nos contamos.

Personajes distintos quieren introducirse en el cuento, hacerlo suyo y cambiar la historia. Agregan a nuestro infantil cuento de aventuras una cosa, que a su manera conciben y hacen, llamada política, que aquí en esta tierra grande de nuestros cuentos y crecimiento, en ésta de la que siempre hemos hablado no es más que el juego de rivalidades, infamias, tristeza, quizás el ingenio de algunos monstruos aparecidos repentinamente en el camino.

Tú papá y mamá últimamente también han sido arropados como la cobija de la noche por toda esta clase de política. Hablamos a toda hora de ella y como afecta nuestras vidas. Nos acostamos y levantamos todos los días con esta idea fija en la cabeza. No hacemos sino referirnos al ayer, hoy y mañana.

Hijo querido te hemos cubierto hasta más no poder con este lenguaje y estos personajes, te hemos involucrado, pasando por encima la verdadera historia y la realmente importante, la de tu vida, el crecimiento, el desarrollo, la grandeza, la sencillez, la infancia , tu porvenir y el de tus amiguitos.

Es decir en estos últimos tiempos nos revolcamos sobre lo mismo y los personajes siguen y siguen jalando cada quien para su lado. Extraño cuento este hijo mío.

Nadie, absolutamente nadie de los llamados políticos, se ha detenido por un instante. No ha habido un pensamiento como: “espérate un poco, que en todo esto también hay niños y niñas en formación y su corazón, pensamientos y alma necesitan tranquilidad, quietud, espiritualidad”. En incesante y particular estilo, se sientan frente a una mesa con micrófonos, cámaras y no hay espacio en absoluto para reflexionar. Se habla, habla y habla hasta mas no poder.

En cualquiera de los casos y eso es importante que lo sepas, aquí estamos nosotros, tu papá y mamá. Hoy y así lo prometemos, nos retomamos, asumimos la senda, abrimos el camino, volvemos sobre nuestro cuento.

Tu palabra, tu sonrisa, tu cosquilla vale el infinito, el universo completo. La mirada vivaz de tus ojos negros, el camino por recorrer, la historia de nuestros días, los pasos semidormidos de la mañana al levantarte temprano, las manos en los bolsillos, seguro que por allí nos vamos de nuevo.

El sencillo desayuno, el juego en la esquina, un triciclo, alguna pelota, un muñeco fuera de lugar, el desorden de un cuarto, un caballito de palo, la travesura, los mil colores de la eterna plastilina y los animales que con ella hemos hecho. La mil páginas pintadas, lo barcos y casas de papel. Los libros de la vida y el de la selva también.

Nuestras manos juntas en una caminata por la calle, el salto, “Los Próceres” y el parque. En definitiva es volver a la vida, a la verdadera, a la justa, al merecido encuentro y a la pregunta ¿cómo te fue en la escuela hoy?

Un verdadero abrazo mi muchacho, un beso, la caricia de la mañana, un sueño, la poesía, el juego y un saludo a la vida. Convidemos por siempre.

Un papá