Opinión Nacional

Comenzando el año con gran incertidumbre

Nuestro primer contacto del año 2013, y sería descortés con ustedes si no pronuncio la tradicional frase de feliz año; así  mismo ha sido una tradición dedicar la primera columna anual a realizar un inventario de las metas alcanzadas en salud y en función de ellas planificar las acciones saludable a seguir durante los 12 meses del calendario; pero el momento actual de Venezuela, obliga a romper con la costumbre. Estamos comenzando un año a todas luces difícil, con una gran incertidumbre reinante, con un país dividido hasta emocionalmente y un borroso horizonte que presagia una frágil  salud social y política,  con repercusiones individuales inimaginables, y no es que quiera cambiar el estilo de la columna y convertirla en política;  no;  me veo obligado a profundizar más en lo que pregona su nombre, en lo saludable. No olvidemos que “Salud el  completo bienestar físico, sicológico y social y no solo la ausencia de enfermedades” (OMS).

Estos primeros días del 2013, se han convertido en una fuente generadora de estrés como nunca antes; se ha acentuado la escases de los rublos básicos de la alimentación, han desaparecido de los anaqueles productos como la harina de maíz precocida, margarina, azúcar, papel sanitario,  entre otros, y no es una percepción  ni intención de desestabilizar o hacer guarimba. Probablemente el lector estará comentando en forma irónica, “me lo dices o me lo preguntas?”, porque es una situación general que no distingue color político ni clases sociales; es una necesidad insatisfecha luego de recorrer los establecimientos expendedores de alimentos; incluyendo la red Mercal y Bicentenario y no podemos esconder la raíz del problema, aunque se insista en el acaparamiento. Es la falla en la producción a consecuencia de políticas equivocadas que van a generar desnutrición y malnutrición, si no  derivamos hacia alternativas culinarias saludables con lo que se encuentre.

No solo estamos en presencia de incertidumbre económica, ella es una consecuencia sin lugar a duda de la incertidumbre política que nos envuelve, parecemos un barco a la deriva con el capitán ausente y los primeros oficiales más preocupados por la sucesión que por poner el timón en el rumbo adecuado; a esta hora no sabemos quién nos gobierna,  y la falta de independencia de los poderes públicos han dinamitado con sus últimas decisiones  los cimientos de la república. Aunque digamos que no me interesa la política y que si no trabajo no como, poco a poco vamos a ir entendiendo que de ella depende el trabajo y la comida y por supuesto la salud de todos los venezolanos; no es posible que tampoco sepamos cual es el verdadero estado de salud del hombre que fue elegido el pasado 7 de Octubre para regir los destinos del país y quien debió asumir la presidencia el pasado 10 de Enero y no pudo acudir a hacerlo, aumentando la confusión y la incertidumbre a la que estamos sometidos, por un lado por los rumores bien o mal intencionados y por otro lado el monólogo Cantinflérico de los representantes oficiales que solo atizan la llama de la desinformación.

Nos guste o no, Hugo Chávez es el presidente de Venezuela y su gobierno, el rector de un estado donde nosotros como habitantes somos un componente fundamental, de allí que todo lo que tenga que ver con el primer magistrado del país, su vida y su salud es un asunto de estado. Todos los residentes de esta patria, independientemente del credo y la militancia política, tenemos el derecho de saber que está pasando con la persona a quien se le ha delegado regir todos los intereses nacionales; su enfermedad no puede ser manejada como un secreto por las implicaciones que directa e indirectamente tiene en la salud política y económica de la república; la enfermedad del presidente, aunque suene odioso, no tiene la misma connotación  pública que la de fulano o mengano. 

Nos guste o no, Hugo Chávez es el presidente de Venezuela y su gobierno, el rector de un estado donde nosotros como habitantes somos un componente fundamental, de allí que todo lo que tenga que ver con el primer magistrado del país, su vida y su salud es un asunto de estado. Todos los residentes de esta patria, independientemente del credo y la militancia política, tenemos el derecho de saber que está pasando con la persona a quien se le ha delegado regir todos los intereses nacionales; su enfermedad no puede ser manejada como un secreto por las implicaciones que directa e indirectamente tiene en la salud política y económica de la república; la enfermedad del presidente, aunque suene odioso, no tiene la misma connotación  pública que la de fulano o mengano, y en un país donde se habla mucho de inclusión; el gran excluido ha sido el parte médico, Lo lógico y eso pasa en todos los países del mundo, menos en este régimen es que un grupo de médicos especialistas, tratantes del caso, le explicaran al país sobre el diagnostico, evolución y pronóstico de la enfermedad del presidente. Convirtieron la enfermedad en un misterio que generó dudas, teorías y suposiciones y nos mantiene en un limbo político – económico y social.

PILDORAS DE TU MÉDICO

  • El Tribunal Supremo de Justicia, está en la obligación de formar un equipo de especialistas multidisciplinario, con connotada solvencia profesional e independiente o mixto políticamente si así lo prefieren, y que se traslade a Cuba y certifiquen el real estado de salud del presidente Chavez; de manera que las instituciones en el estricto orden legal puedan planificar su regreso y juramentación, cuando las circunstancias se lo permitan en los lapsos que dicten la leyes, o por el contrario activar los mecanismos constitucionales que permitan la elección de un nuevo gobernante.
  • La salud no puede aislarse de lo económico ni de lo social son muchos los efectos psicológicos y orgánicos producto de los trastornos en la economía y las patologías sociales, transformándose en un círculo vicioso que , genera incertidumbre, produciendo estrés y ansiedad, y es conocido el riesgo cardiovascular que produce su cronicidad, además de ser causante directo de la Depresión.

 

    VACUNA CONTRA EL ESTRÉS

 

Papá cuando los Testigos de Jehová se mueren van al cielo

– Claro hijo si van al cielo

– Y San Pedro le abre las puertas o también se esconde como nosotros

 

De Pepito

–       Maestra usted sería capaz de regañarme por algo que yo no hice

–       Claro que no Pepito

–       Ah que bueno, porque no hice la tarea

 

*Medico. Magíster en Salud Pública.

www.drcarlosbasanta.es.tl

Twitter: @drcarlosbasanta

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