Opinión Nacional

¿Cómo salir del foso?

En homenaje a los 200 años de republicanismo en Venezuela han sido publicados unos libros bien interesantes. Uno de ellos es el de las Academias Nacionales. Convencidos sus miembros de que el país está sumido en un descomunal trance, decidieron aportar su granito de arena en la búsqueda de salidas al aprieto en que andamos metidos. En su libro Propuestas a la Nación perfilan, de una manera clara y sencilla, los pasos que pudiéramos dar para salir del foso.
        El libro de las Academias se basa en una investigación minuciosa en la que un grupo de expertos trata de entender, explicar y presentar soluciones a la crisis que nos agobia. Como bien lo dice su título, son un conjunto de propuesta para todos los venezolanos; los incluidos de antes y de ahora, más los excluidos tradicionales y los de nueva factura. Es la iniciativa desinteresada de especialistas ­en su gestión profesional y ciudadana­ que por estar mayoritariamente en su tercera edad, sólo ansían dejar el legado de sus conocimientos aplicados para el bien de todos.

        El libro sigue un formato común para todas las Academias. Comienza con un diagnóstico del área de experticia y continúa con las propuestas de solución sectoriales. A la primera parte se le dio un peso significativo ya que si bien puede que alguien conozca al dedillo el devenir de un tema y le parezca innecesario leer sus antecedentes, ¿qué pasa con el que no se las sabe todas y desee recurrir al diagnóstico para apreciar las soluciones propuestas? La segunda parte de cada análisis sectorial no es un catálogo de ofertas electoreras o una lista de compras de San Nicolás. Son un conjunto de medidas mínimas que, en el orden social, político y económico, deben de ser tomadas para que, armónicamente, podamos superar el colapso de los sistemas de educación, salud, infraestructura y ciencia y tecnología. Para ello se requieren acciones puntuales en lo público administrativo, legislativo, judicial, militar, energético y hasta en la enseñanza de la historia patria.

        Hojeando el libro para escribir esta columna, surgieron los recuerdos del trabajo de la COPRE de veinte años atrás. Creo que el esfuerzo de las Academias califica para ser cotejado con el de la COPRE. Claro está, respetando las distancias entre los entornos socio-políticos de cada uno de los tiempos y los recursos disponibles por cada entidad.

        En lo personal, espero que las Propuestas a la Nación no sean desterradas a una oscura biblioteca, satanizadas por los monaguillos de la crisis como caprichos de aristócratas oligárquicos o patrañas de sabihondos o zancadillas de golpistas. Ojalá, las soluciones que presentan al país las Academias Nacionales ­racionales ponderadas y plausibles como son­ puedan ser el objeto de discusión por todos nosotros, para adoptarlas y permitir así, que todos abandonemos el foso donde otras naciones, fuerzas oscuras, ideologías desfasadas y caudillos de oportunidad, nos han enterrado.

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