Opinión Nacional

Consideraciones sobre el Cuadro Electoral

¿Por qué unas elecciones políticas, particularmente las actuales, crea en el ser humano una turbulencia, no solamente en el comportamiento externo, sino también en el mundo íntimo, donde cristaliza todo lo malo que puede contener el espíritu humano? Apenas una minoría piensa que la política es una vía creativa, de transformación de la realidad, pero la mayoría ¿piensa lo mismo? ¿Qué mueve al odio, al desbordamiento de las pasiones, en particular, cuando no se discuten ideas ni principios?. Puede pensarse que la motivación es de carácter personal, egoísta, estimulada por la seducción del poder y el bienestar material que se piensa puede ofrecer a quien lo posea. En la exacerbación de los ánimos pueden también influir fallas educacionales o bien, la pobreza y la injusticia. ¿O es qué el hombre busca desahogar una pugnacidad natural, como ocurre a veces a través del fanatismo deportivo o religioso? ¿Somos así por naturaleza? No pareciera, porque en países de mayor civilización – en política por lo menos, no así en el deporte, recordemos a los » hooligans,» – no se llega a los extremos que hemos alcanzado en las actuales elecciones, cuando se ha ignorado la lealtad entre amigos, se difama a mansalva, se ha perdido la decencia y la sindéresis. Se es soez, grosero, desconsiderado, vulgar, como tocado por el morbo de la ira, atizado por alguna prensa indigna e infamante.

Podría pensarse en otra hipótesis. Nos encontramos en un proceso de cambio. Las viejas estructuras tienden a desaparecer y a los grupos políticos que han dominado al país durante décadas el poder se les va definitivamente de las manos, por más que lleguen a conservar unas cuotas regionales de poder, más por virtud del liderazgo local que no obedecerán a sus antiguas organizaciones, porque nada tienen que ofrecerle. Más bien, en una política de concordia, como es imperativo, estarán más cerca del gobierno triunfante. Su colaboración en una política de desarrollo, es imperiosa, ahora el pueblo tiene el poder de imponérsela, vía las nuevas instituciones constitucionales.

Nunca en la historia se han impuesto cambios profundos en un país sin agitación ni perturbación y desorden. Esto sería otra explicación. El cambio está contenido en la nueva Constitución que tendrá que ejecutarse cualquiera que sea el resultado de las elecciones. Se vive una etapa de transición, inevitable, pero que nada tiene que ver con los mandatos del texto constitucional actual, todavía no reglamentado. Prueba de ello es la forma de escogencia de los integrantes de los futuros cuerpos deliberantes. En esta oportunidad se aplicó el mismo sistema de selección anterior, es decir, por medio de las cúpulas de las organizaciones políticas, lo que indiscutiblemente repercutirá en la calidad de la Asamblea Nacional, mientras el artículo 67 de la nueve Constitución establece: «Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de asociarse con fines políticos, mediante métodos democráticos de organización, funcionamiento y dirección. Sus organismos de dirección y sus candidatos o candidatos a cargos de elección popular serán seleccionados o seleccionadas en elecciones internas con la participación de sus integrantes», bajo la fiscalización del Poder Electoral (Art. 293. numeral 6).

Otra decisión nefasta, esta vez debido a sentencia, con votación dividida, de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, fundamentándose en la torpe opinión de la Comisión Nacional Electoral, fue la de permitir más de dos reelecciones, cuando la Constitución de 1961, la de 1999, la Ley Electoral, derogada por el Estatuto Electoral, dictada en Acto Constituyente por la Asamblea Nacional Constituyente, permitían una sola reelección. Esta infortunada decisión desenterró a, por lo menos, doce gobernadores que habían cumplido dos períodos, algunos de ellos reconocidamente corruptos, con fuerza electoral y abundantes recursos económicos.

Quiere decir que el cuadro legislativo y ejecutivo nacional y regional, no refleja la reforma eminentemente democrática y transformadora que trae la nueva Constitución, sino que la ha desnaturalizado imponiendo el sistema de multiplicidad de reelecciones de gobernadores. Por lo tanto, el cuadro político cambiará, como resultado de las elecciones venideras, pero no sustancialmente. Muchas de las gobernaciones quedarán en manos de la oposición, lo que se reflejará en la composición de la Asamblea Nacional, aunque no obtendrá la mayoría de sus miembros, fundamentalmente por el efecto Chávez, quien con su liderazgo, carisma y trabajo electoral intenso, hace impredecible el quantum de su efecto en la población electoral.

Caso diferente es el resultado sobre las elecciones para la Presidencia de la República. Hugo Chávez mantiene una fuerza electoral mayoritaria, irreductible, sobre todo en las clases más desposeídas y, también, en quienes confían en su fuerte personalidad, única capaz de enterrar las políticas mediocres e insustanciales de los gobiernos pasados que condujeron al país a una de las situaciones más deplorables por la que atraviesa nación alguna en el mundo. Chávez continúa siendo una esperanza de cambio y lo ha justificado. En primer lugar, ha creado una transformación política indiscutible al exterminar a los partidos corrompidos, responsables de la tragedia venezolana. En segundo lugar, ha cumplido sus promesas electorales, entre ellas, la de modificar las instituciones de la República mediante la Asamblea Nacional Constituyente.

En tercer lugar, ha transformado el sistema democrático al colocar en manos del pueblo, según la nueva Constitución, el destino del país, otorgándole un papel protagónico, en lugar del papel sumiso que desempeñaba anteriormente, cuya única función era votar cada cinco años por unos candidatos seleccionados por los cogollos y a quienes no conocían, no escogían ni podían destituir por más ineficientes o corruptos que resultaren.

En cuarto lugar, ha sido el Presidente que más ha respetado las normas de la democracia y del ordenamiento jurídico, a pesar de la oposición universal de los medios de información que lo han tratado ferozmente, a veces, difamándolo, ofendiéndolo, inventándole cuantas injurias se les ocurre. Chávez, imperturbable, ha sabido soportarlo sin violar un solo principio democrático.

En quinto lugar, Chávez ha salvado a Venezuela de que su empresa petrolera cayera en manos de las potencias extranjeras, a donde la conducía la dirigencia anterior, por medio de una política entreguista y perversa que había contribuido a que el precio del petróleo, a nivel mundial, llegara a niveles cercanos a sus costos de producción.

En sexto lugar, Venezuela se encuentra en una situación de despegue de un crecimiento económico sostenido, de convertirse en centro de atracción de las inversiones extranjeras al llevar a cabo una política de seguridad jurídica, condición fundamental para atraer a esos inversionistas.

Hugo Chávez obtendrá el triunfo con más de 12 a 15 puntos de diferencia de quien lo secunde.

Y por ultimo, Chávez iniciará o tendrá que iniciar una política de concordia – con ayuda de la inteligencia y, por lo menos, un poco de humildad- con todos los sectores nacionales, so pena de fracasar rotundamente en su empeño por transformar a Venezuela.

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