Opinión Nacional

Cuando los Facilitadores pierden su Norte y a apoyan a la oposición

La oposición se está suicidando políticamente. Perdieron la «guerra de
desgaste» durante el paro, y están recurriendo de nuevo a sus herramientas
en esta coyuntura, cuando están exhaustos. En materia de conflicto y
negociación, quien gana es quien tiene más paciencia. Evidentemente el
tiempo está de nuestro lado, y la oposición está requete-desesperada. Aquí
en el país no van a tener mayor impacto; antes bien, van a poner a su
electorado, gran parte de él, en su contra. Sus razones contra el CNE son
bastante frágiles. Se basan en argumentos «de autoridad» (de autoridad
técnica» de la OEA y del Centro Carter) ¡Qué vergüenza esa de no tener
argumentos propios, simplemente argumentos, y tener que recurrir a
autoridades internacionales para basar sus propuestas políticas! La inteligencia de los venezolanos, y cada vez más del mundo en general, exige
argumentos, y no se conforma con manipulación mediática.

Veamos argumentos sobre el caso que nos ocupa. En particular, analicemos el
argumento de la OEA y el Centro Carter sobre la deseabilidad de un muestreo,
por un lado, y del principio de la «buena fe», por otro, en relación a las
firmas de la planillas planas, y mostremos que son totalmente erróneos
técnicamente. Si esto es cierto, y la OEA y el Centro Carter basan su
autoridad en su capacidad técnica, están sencillamente descalificados para
intervenir aquí. Por otro lado, la oposición, que se basa en sus argumentos,
no tendría base para sustentar sus estrategias políticas. Por supuesto que
si esos argumentos «técnicos» no tienen basamento técnico, entonces esos
organismos internacionales son políticos, lo mismo que sus discípulos, la
oposición, y apuntan hacia la intromisión, inaceptable para nosotros.

En relación al argumento del muestreo hay que decir, en primer lugar, que
este normalmente se realiza como la ejecución de una regla _anterior_ a la
realización del acto en que intervienen varios jugadores, cuyo
comportamiento quiere ser afectado apropiadamente. Esto es una regla
sencilla de Teoría de Juegos. Es una regla de supervisión, que actúa
exactamente como el control de /dopping/ en los juegos Olímpicos: si los
atletas saben que va a haber muestreo, no se dopan, en equilibrio (esto del
muestreo es lo que se llama técnicamente una estrategia «mixta», o
probabilística, de uno de los jugadores, en este caso del CNE). Quienes
hicieron las planillas planas no sabían del muestreo (que fue una propuesta
posterior al hecho, de la OEA), y por lo tanto, quienes sabemos de esta
teoría inferimos que el incentivo implicaba jugar al fraude (si no se tenían
principios morales, claro, y lo único que se perseguía era ganar con las
estrategias disponibles por las circunstancias): es como si los deportistas
supieran que no va a haber pruebas /anti-dopping/: tienen entonces
incentivos a doparse, de la misma manera que dos prisioneros que comenten
una fechoría juntos son inducidos por el fiscal a confesar si se colocan en
celdas separadas para que no se pongan de acuerdo y se les ofrece un trato
que reduce su pena para que lo hagan. Por supuesto el haber propuesto el
muestreo /a posteriori/ muestra una grave falla de diseño del sistema de
incentivos en el esquema de la OEA, y por eso hay una falla técnica
importante. Y sólo el hecho de no haberlo impuesto /a priori/ debería
establecer fuertes bases de sospecha de posible fraude a esos organismos
internacionales, por simple efecto de diseño institucional (a menos que se
crea que los adecos y copeyanos tienen fuertes principios morales que les
impiden mentir o cometer fraude…). Pero supongamos que el objetivo del
procedimiento no es afectar el comportamiento de los jugadores (en este caso
los votantes, de lado y lado).

Se trataría, en vez, de proceder con el muestreo como vía para inferir
sospechas de fraude. En este caso, el argumento «técnico» también falla: en
primer lugar, ya se han señalado muchos casos en que las susodichas
planillas planas tienen ejemplos fraudulentos. Si ya se _sabe_ (no se
presume) que la población de firmas en las planillas planas tienen casos
fraudulentos, y el objetivo era ver si había ese tipo de fraude, entonces
¿para qué se propone el procedimiento? Sólo se explicaría un procedimiento
como tal si el muestreo sería un sustituto del censo, cosa que el CNE no
aceptaría, por nada del mundo, y con razón. Su obligación es revisar _todas_
las firmas, a ver si son correctas, a ver si expresan realmente la voluntad
de una proporción adecuada de venezolanos que quieren revocatorio. Es
explicable si proceden técnicamente con el muestreo, bien diseñado, claro,
pero _antes_ de realizarse el evento, como mecanismo de prevención, de
modificación de posibles comportamientos fraudulentos. Quienes sabemos de
esta teoría conocemos que sólo en este caso podría presumirse «buena fe»,
siempre y cuando hayan sido diseñadas dentro del mecanismo penalizaciones
suficientemente disuasivas para quien fuere encontrado cometiendo fraude. Y
esto no se hizo, como parte de todo un sistema. Esto, por otro lado,
requeriría un estudio bastante detallado, para ser bien diseñado, y esto no
se hizo. Pero lo peor del asunto, es que si esas firmas de las planillas
planas determinan si se va a referéndum o no, el caso está clarísimo:
especialmente en este caso _no_ hay que recurrir a muestreo para sustituir
el conteo total de las firmas, una por una, si hay presunción, como la hay,
de fraude. Si el destino de un país, de todo un pueblo, depende de la
supervisión de esas 800.000 firmas, ¿porqué se niega su conteo para salir de
toda duda? El gobierno ha dicho que está dispuesto a acatar lo que surja de
allí. ¿Porqué no lo hace la oposición, o, lo que es peor, la OEA y el Centro
Carter?. Se arguye que hay que tener «buena fe» en los firmantes. Pero ¿no
sabe el Centro Carter y la OEA que aquí de los adecos y copeyanos no se
puede presumir buena fe en procesos electorales? ¿Es que nos estamos
chupando el dedo aquí?, ¿Es que no se sabe que no son ningunos niños de
pecho esos adecos y copeyanos, según sus mismas palabras para describirse
unos con otros? ¿O es que está cometiendo un tercer, por lo menos, error >técnico (no se puede aplicar a una población lo que es cierto para otra
población, por ejemplo la norteamericana)? Por si fuera poco, ¿Es que no
tienen la capacidad técnica de inferir de que hay sospechas de fraude sólo por diseño institucional, por falta de mecanismos de muestreo antes del
evento, y por falta de mecanismos precisos y conocidos de penalización?

Es obvio que las partes deben estar claras, en lo posible, de la
imposibilidad de la otra parte de cometer fraude. Esto forma parte de reglas
imprescindibles para aceptar los veredictos de los árbitros. Es por eso que
se exige siempre transparencia, replicabilidad,auditabilidad en procesos
electorales modernos. No requerirlo implica contradecir estos últimos
principios, que han sido usados por esos organismos internacionales
cuestionados aquí, una y otra vez, como argumentos defendidos por ellos,
quienes, por otro lado, se autopresentan como incuestionados e
incuestionables técnicamente (y políticamente). Así que: o son
contradictorios, o tienen problemas de confiabilidad política (no creemos
que no sepan esos gazapos técnicos que han cometido, pues en ese caso
estarían completamente descalificados, y serían una vergüenza internacional,
algo absolutamente detestable). Y, continuando nuestro argumento, lo único
que garantiza la confiabilidad de la parte del gobierno de que la oposición
no cometió fraude (y de la oposición, en el caso de las firmas contra sus
diputados) es contar, con toda transparencia, y con control de toda la
población, como es perfectamente posible hacerlo en este caso, por lo
relativamente pequeño de la población de firmas, todas las firmas de las
planillas planas. ¿No querían contarse? Pues bien, que lo hagan, que
permitan contarlos al CNE: ¿porqué tanta negativa? No está bajo sospecha,
pues, sólo la oposición. Están bajo sospecha también la OEA y el Centro
Carter: debería darles vergüenza.

Por otro lado, como estrategia ante su «argumento» contra el CNE, la
oposición llama a la violencia. No sólo tendrían que acatar la decisión del
CNE, por motivos institucionales (como lo hizo el gobierno cuando acató la decisión del Tribunal Supremo de Justicia cuando absolvió a los golpistas
del 11 de abril), sino que se declaran en desobediencia violenta, en
desacato y «luto activo», y llaman a la insurrección. Y aquí entra el
argumento de la guerra de desgaste. La oposición ya perdió la guerra de los
paros económicos. Eso quedó tan claro que el mismo líder máximo de Primero
Justicia asumió como un error garrafal el apoyo al paro petrolero. Esto no
lo hizo, al parecer, por convicciones de principio, sino por reconocimiento
de que su electorado, los empresarios y la clase media, han reconocido que
no tuvieron éxito, por un lado, y que el costo económico fue prohibitivo
para ellos. Fueron sus electores quienes pagaron las culpas de sus líderes,
y ellos lo saben, tanto líderes, como la mayoría de sus electores. Pues bien
la paralización de las actividades sociales, económicas e institucionales
que están promoviendo, como consecuencia de la violencia propuesta a sus
seguidores significa, en la práctica, la continuación del paro económico.

Esto causa incalculables daños a los empresarios y a la clase media (además
de a todo el país, claro). Pero no sólo daños económicos. Resulta ser que
con argumentos tan endebles como los aludidos se usan para asegurarle a sus
seguidores que sí se tienen las firmas (cuando ellos mismos demuestran, con
sus acciones, y sus negativas a «contarse», en contra de su consigna de
conteo) y de que deben defender esas firmas por métodos violentos, poniendo
en peligro no sólo sus ingresos económicos, sino también sus vidas. Y si no
perdonaron sus seguidores los errores del paro, mucho menos van a perdonar
ahora el error de continuar con ese paro, y de poner en peligro sus vidas.

Amigos: ustedes saben que he hecho varias predicciones, y que he apostado
dinero por ellas (y que he pegado unas cuantas…). Apuesto ahora que la
oposición está cometiendo suicidio político y van a tener pérdidas
importantes por ello: Perdieron la fuerza armada en el 11 de abril;
perdieron PDVSA en el paro petrolero; ahora estarán perdiendo las pocas
gobernaciones que tenían, y muchísimas de las alcaldías que igualmente
detentaban. Y cuando vengan las elecciones de Asamblea Nacional, van a
quedar bastante escuálidos partidos como Acción Democrática en relación a su
representación actual.

Así que no nos asustemos, los compañeros que apoyamos este proceso, pues
ellos están, solitos, haciendo el trabajo por nosotros (contra ellos,
debemos decir, más precisamente). Cuando los habitantes de sus
urbanizaciones pidan cacao, vendrá la Guardia Nacional, cual salvadora, a
rescatarlos de esos energúmenos, esos sinseso, esos dirigentuchos, que lo
que dan es lástima (como lástima dan la OEA y el Centro Carter, Bush y su
camarilla, los medios internacionales, y de esto podemos hablar luego, y
sólo les diré que en la guerra de las ideas que viene, muchos elefantes
blancos internacionales cavarán su tumba). Por nuestra parte, con paciencia
y con constancia, sigamos haciendo nuestro trabajo de organización del pueblo, que esto es lo que nos salvará de los enemigos internos (la
corrupción, la ineficiencia, la división inducida por cogollos, etc), que sí
podrían ponernos en peligro a la vuelta de la esquina, tan pronto como en
las próximas elecciones presidenciales. Un abrazo y pendientes, que ahora es
que viene lo bueno,

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