Opinión Nacional

Democracia en Venezuela

Es muy importante tener claro que Venezuela es un país donde la democracia es viable y ha sido posible, como vocación y como realidad, aunque con interrupciones y accidentes. Desde 1811 la vocación por la libertad ha sido constante. Es un principio continuo, duradero, vertebral. ¿Cuál ha sido más persistente la libertad o la igualdad? Los dos nacieron parejos, porque la guerra civil que fue la Independencia los emulsionó; pero la igualdad, a mitad del siglo XIX, en tiempos de la federación, adquirió tintes que se mezclaron, con ese riguroso proceso de homogeneización profundo que es el mestizaje. Somos una sociedad mestiza, con armonía en el espíritu. Así lo hemos sido y esta fue nuestra fuerza y nuestro privilegio frente a otros países del continente americano que difícilmente pudieron establecer la libertad porque su vocación igualitaria era traumática o insuficiente. Aquí asociamos temprano la libertad con la igualdad. Durante mucho tiempo la lucha por la igualdad estuvo empotrada en la paz lograda a comienzos del siglo XX y en el aumento del ingreso empujado por el petróleo. Al afectarse la distribución del ingreso después de 1977 el desequilibrio se hizo visible y después vino la prédica del odio, derrotada con la muerte de José Tomás Boves, a refrescar pasiones y a cortar el caudal profundo de comunicación vital que nos hizo mestizos contentos y aptos para la democracia. Ese entre muchos es el daño más grande que Hugo Chávez le ha hecho a Venezuela. El multiculturalismo y toda la monserga posmodernista es cháchara mal asimilada de algunos antropólogos importantes que por el hecho de serlo no son indiscutibles. Países que no son modernos ahora se cambian el apellido y pasan a nombrarse postmodernos. Es una quincalla intelectual de la sociedad de consumo.

En Venezuela somos mestizos. El multiculturalismo es desintegrador. El mestiza je cohesiona. Un país pequeño debe aprovechar su vocación y posibilidad para integrarse por dentro, porque eso le da aliento para defenderse por fuera. Sobre el tema del país pequeño y el interés nacional volveré otro día.

El tema ahora es saber si Venezuela puede reconstruir la estructura de un Estado de Derecho y donde la legalidad funcione y sea confiable. El tema no es tanto que haya en el mundo gobiernos elegidos por el pueblo.Vease Nigeria, Kenia en estos días, antes Afganistán. ¿Es posible la democracia en Pakistán? Estos simulacros de elección en algunos países de Ibero América,¿son democráticos?. Lo que importa como tema central es el acatamiento a los derechos humanos, la confianza en la Ley, el respeto a los otros. ¿Hay esto en Zimbabwe? ¿Cual de los es más libre y afortunado Cuba o Singapur? De esa manera me devuelvo a un tema central de mi libro Los Demonios de la Democracia. Lo importante es que haya república y en ella ciudadanos.

Venezuela hizo, desde 1936, progresos importantes en dirección de la democracia. A la muerte de Gómez el Presidente López Contreras y más tarde el Presidente Medina le dieron vuelta positiva al postgomecismo. Pero sobrevino el gran error histórico del 18 de octubre que regresó a los militares al escenario político. Error costoso y trágico. Pero en la otra columna de la contabilidad política se eligió democráticamente a un Presidente honorable e ilustre, Rómulo Gallegos, por sufragio universal. Fue derrocado por una combinación de la derecha autoritaria y el Gobierno de los Estados Unidos, que creyeron que así se protegían del comunismo. Por eso tuvimos otra dictadura militar. La caída de Gallegos le cortó a Venezuela las luces y posibilidades de la posguerra .En mi otro libro Memorias de Ida y Vuelta, hago extensos comentarios sobre este asunto (Ambos publicados en la colección Fuera de Serie de El Nacional).

Venezuela tiene varios privilegios. Es un país viable. Y es una democracia viable, vivida, sufrida, aprendida no en el discurso sino en el ejercicio práctico del pluralismo. Lo ha hecho unas veces bien y otras mal. Pero ha vivo la democracia en su vida cotidiana y es parte de su oxígeno. Somos viables como país porque nuestra gente es buena pasta para el progreso. Si en lugar de hacer la revolución tomamos por la sociedad del conocimiento nos iríamos adelante. Luego tenemos agua, que en el curso del siglo XXI será más importante que el petróleo. Y desde luego, la energía.

En Venezuela no es posible una nueva dictadura porque la gente va delante de los proyectos políticos La estrategia saldrá de la comunidad, de la sociedad. La oposición no ha tenido tiempo para hacer el examen de conciencia. La tarea no es regresar. Se requieren partidos modernos, actuales. Pero es el ciudadano y no el compañero de partido, el protagonista de la acción.

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