Opinión Nacional

Desde el umbral de la desesperanza a lo posible: una reflexión

Quien no ensaya lo absurdo, no es

capaz de conquistar lo imposible

Don Miguel de Unamuno

La nación está en peligro. Es un momento crucial, profundamente doloroso… la incertidumbre nos azota…nos queda poco tiempo…Pensemos que, si el TC Chávez logra imponer su proyecto de » Reforma Constitucional» , se llevará a término, sin precedente alguno, «un golpe de estado orgánico contra la democracia «, como lo ha denominado el Constitucionalista Herman Escarrá. Venezuela perdería su condición de estado-nación libre, digno y soberano. Necesitamos estudiar con profunda atención la exposición de motivos de la «Reforma Constitucional»`propuesta y hacer el análisis crítico correspondiente. El TC. Chávez pretende imponer en su reforma constitucional ( carta de principios y decreto-ley) su dogma político fundamentalista, antihistórico, antidemocrático y anticonstitucional; ultimátum para tomar el control absoluto de sus ciudadanos, sin distingo de origen, credo político, religioso, género o condición socioeconómica y decretar el fin de la nación .

Antítesis de la modernidad y la civilidad

Es obligado, entonces, reconocer que todos los ciudadanos – venezolanos de origen y nacionalizados – tenemos el deber y la urgencia de lograr un dominio profundo sobre el contenido formal de la Reforma Constitucional y todos los componentes que la integran. Una constitución es el documento maestro que establece y determina el perfil de la nación en lo jurídico, político, social, económico, cultural, militar, energético, comunicacional, ecológico y geopolítico. Es, por tanto, la Carta Magna. Sus valores implícitos y explícitos, su significado y el alcance de su misión es lo que le imprime el carácter y el Ser a un pueblo y a una nación. Sobre ese tablero maestro se planifica y construye la organización social, la institucionalidad, la democracia, la libertad, la equidad, la justicia y la paz. Es decir, la civilidad.

El ejercicio de un poder autoritario y totalitario a disposición de una voluntad única y la decisión política de un mandatario como el TC. Chávez es la antitesis de esa civilidad. De no cambiar el curso de las cosas, Chávez será presidente reelecto a perpetuidad, por mandato propio, y dictador de la Venezuela del siglo XXI, por los próximos 40 años….

Es un hecho insólito

Venezuela es un país que actualmente tiene una población general de unos 26 millones de habitantes y, de esa población, un 49.8% son menores de 19 años. Estos, en su inmediato futuro, serian los herederos de una dictadura inclemente y despiadada —como todas las dictaduras. El ex-presidente de Colombia Belisario Betancourt, dijo una vez: «Prefiero la peor de las democracias, a la mejor de las dictaduras.»

No podemos hacernos cómplices de esa barbarie, de esa equivocación de la historia, que compromete -—de hecho y de derecho— el pasado, el presente y el devenir de Venezuela y su razón de ser como nación; nación ésta con una historia digna, que tiene en su haber un liderazgo reconocido en el hemisferio, por haber contribuido de manera consistente al fortalecimiento de la democracia y la paz social y al mantenimiento de la vigencia permanente de los principios de la civilidad.

Venezuela: santuario de la libertad política y ciudadana

Venezuela ha sido históricamente, por voluntad nacional, refugio, abrigo y posibilidad de reconquistar la esperanza. En efecto, se ha consagrado en la memoria histórica de América Latina y el Caribe como el lugar del trabajo y de libertad para aquellos seres que vinieron de muy lejos trayendo consigo sus almas adoloridas, su carga de pesares, sus sueños quebrantados y su desesperanza; muchos de ellos (polacos, checos, italianos, españoles), mártires modernos que lograron sobrevivir a los campos de concentración de la II guerra mundial o la desgarradora guerra civil española cuyo dolor fue magistralmente perpetuado en el Guernica de Picasso. Entonces, trabajadores, científicos, artistas, poetas, niños, hombres y mujeres llegaron hasta aquí, desolados, a sembrar de nuevo la esperanza, unos al pie del Ávila, otros a lo largo de las costas venezolanas y otros en la cumbre de la serranía andina. En tiempos más recientes llegaron, también, nuestros hermanos y amigos del sur del continente: Argentina, Chile y Uruguay.

En justicia, debe reconocerse, además, el papel desempeñado por Venezuela como mediador en la resolución de conflictos en el hemisferio, lo que condujo al rescate de la democracia en Nicaragua y El Salvador.

Tengo la convicción de que la humildad es una fortaleza

Necesitamos aproximarnos a las fortalezas de los otros y valorarlas. Esto supone que, pese a las diferencias, discrepancias, incongruencias, contradicciones y antagonismos que existan en la sociedad general, en la academia, entre los estudiantes, las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos, los lideres políticos y sociales, los desposeídos, los excluidos y en la comunidad internacional, son esas fortalezas las que harán posible superar las situaciones de alto riesgo y conflictividad que en un determinado momento amenacen la vida en democracia y libertad.

En esta hora aciaga para Venezuela, se necesita apelar no a la justificación de los comportamientos equivocados, pero sí a la explicación de los hechos y la comprensión de las debilidades y equivocaciones de aquellos que abandonaron el camino de la sindéresis, por razones justificadas en algunas casos y, en otros, tal vez no. Como dijera Eleanor Roosevelt en los años 40 «o nos destruimos todos o nos sentamos a hablar».

La percepción personal

Se actúa y se responde a una elección personal. Estar de acuerdo o no con un estado de cosas, responde a un aprendizaje y a un espacio de nuestra cosmovisión socio-cultural, objeto de reflexión y análisis. Si bien ello incluye tomar en cuenta la fragilidad humana para ajustar nuestro juicio crítico a hechos que, en un momento aciago de la vida de un individuo, pudieron responder al llamado imperativo de una experiencia crucial en su pensar y actuar , existen circunstancias, hechos determinantes en la vida que exigen atender, por encima de lo personal, a un bien mayor: la ética humana y la «reverencia por la vida» ( Legado humanístico de Schweitzer, desde el lugar más sórdido en el corazón del África).

Lo esencial y lo circunstancial

Y, algunas veces, atender a lo esencial supone sacrificar lo circunstancial. Lo circunstancial es complejo. La condición humana no es una línea recta trazada sobre un plano; está diseñada sobre un tablero laberíntico, configurado por infinitos puntos y rayas, conectados entre si. En uno de esos puntos podemos encontrarnos frente a una realidad insospechada. En otra realidad, otra circunstancia puede ser determinante para la supervivencia y la integridad humana al transformarse en una necesidad absolutamente esencial. En este momento de emergencia histórica para Venezuela, las circunstancias hacen imperativo encender la antorcha de la Resistencia y marchar hacia su reconquista. Venezuela como un todo único e indivisible debe despertar y reclamar con voluntad firme y decidida, su legítimo derecho a la justicia, a su libertad y su dignidad como pueblo y nación, derechos humanos esenciales.

Para muchos de nosotros, vincularse a un movimiento, a un llamado a la resistencia, puede resultar muy riesgoso: en lo personal, en lo familiar, profesional y comunitario. No es fácil asumir una postura política al atender a la convocatoria que invita a todos los venezolanos, de manera irrestricta, a organizar su pensamiento y acción para lograr objetivos de paz social y libertad.

Una decisión personal

Es una convocatoria en libertad…si aún tenemos tiempo para actuar. Los objetivos y alcances de este llamado están bien determinados. Esta convocatoria nos compromete a todos, a todos los sectores del país sin distingo de credo, género, posición política y social. Venezuela necesita una presencia nacional comprometida que, como diría Urys, incluya al oponente o adversario… aún cuando los opuestos no siempre armonizan con nuestro compromiso ético.

Nuestro pueblo puede tener en su haber muchos errores socio-políticos históricos que generaron un gran desorden social que se traduce en múltiples y complejos problemas que afectan y han empobrecido a la mayoría de la población y que entorpecen nuestra posibilidad de alcanzar un desarrollo humano sustentable, cónsono con la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esto, de por si muy grave, nunca lo será tanto como la pérdida de la nación desde todos los espacios de su organización social, cultural, política, económica, ecológica e histórica. En torno a este drama, se impone la reflexión crítica y la toma de decisiones.

Para quienes asumimos el deber de reflexionar sobre el momento más crítico de Venezuela y el significado de la vida republicana enmarcada en un estado de derecho legítimo, garante de la gobernabilidad en democracia, es imperativo elegir entre el abismo de quedarnos estáticos cuidando el fantasma de una herejía política y social, o actuar decididamente en defensa de la propia vida y la condición insoslayable de ciudadano libre y digno.

El TC. Hugo Chávez es el estratega de un crimen social: ha planificado una reforma constitucional de manera irreverente y anticonstitucional; entre sus muchos desaciertos, decreta no la eliminación de la propiedad privada, sino la expropiación de la libertad individual y colectiva, humana, natural y social, es decir, la expropiación de la nación, y por ende nos remite a al pasado doloroso, oscuro y sórdido de la esclavitud.

Reconocer y aceptar la » Reforma Constitucional » propuesta por el TC. Chávez, sería aceptar la claudicación de la República.

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