Desde mi sentimiento

Qué días y tiempos estos los que vivimos en nuestra querida tierra. No hay momento en que uno se despierte en la mañana, salga a la calle, camine, transite y algo no este bajo la perspectiva de la incertidumbre. La cotidianidad se ha convertido en un fogón.

Los planes, la historia personal, la familiar no se pueden hacer con criterio de desarrollo, lo que se empieza no se culmina y allí la angustia entra y asume su posición. El mañana se ha comprometido, los sueños se han trastocados. La brisa sopla y lo hace con fuerza.

Debo decirlo he sentido mi libertad comprometida, es decir lo dado por dios, por la grandeza universal de vivir y diseñar lo que quiero y deseo cada día, a cada rato se minimiza, se constriñe, se obstaculiza, sufre merma, no crece y así aumenta mi inquietud cada hora.

Siento y así lo digo que estamos entrampados, no se está escuchando, se habla y se aturde con el verbo. Mi libertad de transito esta confiscada y hay sectores donde al amanecer cambian la flecha y por allí no se pasa y tengo que aceptar porque caso contrario hay conflicto. La flecha tiene otro sentido desde ahora. Calle cerrada, puerta cerrada. Otra decisión fuera de control.

El hacer cotidiano, la movilidad social, el asistir a una posible labor esta impactada, no se siente movimiento, no hay empleo y no hay capacidad para ofrecer, no se percibe la inversión bajo ningún concepto y crecer con esas características es bien complejo. No hay sociedad que aguante esto así, es decir no hay gente, cuerpo social que así lo haga.

Salir al mercado es no encontrar muchos productos, es entristecerse, se transforma en el vacío, en el silencio, en el vamos a ver que hay de nuevo hoy.

La calle esta llena de mendigos y niños pasando hambre, sin hogar ni comida dignos. Rostros tristes, acongojados, aguantando el desafecto social y gubernamental fundamentalmente. Allí hay un grado de responsabilidad importante con esta tragedia que se agrava todos los días, desde el ayer lejano con otros rostros hasta el hoy bien cercano con las nuevas caras.

Cada momento se incrementa esta lamentable situación. Calle sin techo por casa y eso no puede seguir así. No es justo en absoluto para la vida y hay sin escapatoria una responsabilidad en demasía por parte de los entes gubernamentales del pasado y presente, un deber ineludible de atención que no han cumplido.

Suciedad, falta de higiene, calles asquerosas, mucha basura desparramada, gente abriendo por necesidad de alimentarse y vivir, bolsas y bolsas de basura. Hay hambre en los caminos, para muchos y cada vez hay mas y mas. ¿La solución dónde está? no se ve hasta ahora en el horizonte, ni se presume cercana.

El ayer del no hacer y el hoy del deshacer son equivalentes. Es una continuidad.

No se esta escuchando el clamor de un pueblo, ni siquiera se le da espacio al mismo. Quizás nunca a través de las diferentes épocas se ha escuchado.

Aunque hoy se aparenta el entender todo esto, en la práctica no se observa bienestar general. La gente en todos los niveles sufre desmedidamente y las compuertas quieren al parecer cerrarse definitivamente.

La palabra de todos los días prende la pradera, la está quemando por partes, progresivamente. Nos estamos además enemistando ¿qué pasa? ¿qué sucede? ¿hasta cuando?. Lo hacemos entre nosotros como familias, ciudadanos y también ahora se pretende con países vecinos. Realmente no hay necesidad, no somos una isla, no se nos puede tratar así. Soberanía no es aislamiento.

Se firma al fin un acuerdo en la mesa, (lugar donde hemos depositado reales esperanzas) luego de tanta espera por parte de la sociedad civil, de paciencia, de inquietud, zozobra, sueños y trasnocho, cuando en definitiva se logra, cuando presumimos tranquilidad, en lugar de respetarlo como algo sagrado, como un resultado de conversación de partes, se vulnera y se vuelve sobre lo mismo, se machaca hasta el cansancio con el verbo, se incita de nuevo a la insensatez,. ¿Entonces? se pregunta uno ¿en qué creemos?.

El destino del país es el de nuestras personas y familias y se nos debe preguntar y escuchar con criterio y respeto, nuestras razones, sentimientos, respuestas de lo que queremos y creemos debe ser nuestro acontecer.

No queremos que esto sea así. Queremos futuro, desarrollo y humanidad.

¿Por cuál callejón se nos pretende encauzar? ¿Cuál camino se quiere obligar a transitar en nombre de la justicia? ¿Que mezcla explosiva se quiere ofrecer? ¿Que destino incierto se quiere proponer?.

Nos oponemos con todas nuestras humanas fuerzas, nos resistimos a que esto sea así, obligante. Nos oponemos a manoteos, gritos destemplados, palabras insensatas, agresión tras agresión. Severidad innecesaria, botas visibles e invisibles de donde provengan, aplastantes sobre el libre pensamiento, sobre la libre expresión artística, imposición a la palabra llana. En definitiva nos oponemos a que se elija cual debe ser nuestro destino. Somos los hacedores del mismo, nos pertenece y lo hacemos con respeto al espacio e individualidad de cada quien.

Nos sentimos apretados, comprimidos, sin la libertad que queremos. Nosotros también somos parte del desarrollo y no se nos está escuchando. Una visión no es suficiente, mil visiones son necesarias, eso es democracia y ese es el planteamiento.

No se trata de imponer a gritos destemplados. Dejen hablar, dejen expresar los sentimientos. Escuchen, escuchen.

Como ciudadanos debemos hacer nuestra autorreflexión, revisar nuestra actitud, la responsabilidad que tenemos. Esto que hoy nos sucede no es puntual, es historia, ha sido un largo proceso de cosas que se fueron acumulando, que fueron creando una situación que cada día empeora. Revisemos que hicimos y como lo hicimos. A quienes incluimos y aquellos que quedaron excluidos. ¿A quienes no miramos? ¿qué dejamos de observar? ¿qué olvidamos? ¿quiénes se quedaron en el camino?.

Resolvimos durante mucho tiempo la encubierta grave situación que crecía desmedidamente , escogiendo un candidato y luego si no nos gustaba poníamos a otro que aparentemente si iba a resolver y así lo hicimos y creímos durante mucho tiempo. Luego nos desentendíamos por un largo período y el candidato asumía el supuesto control a su manera. Ha sido lamentablemente siempre así para nuestro dolor.

Hoy entonces como solución de un lado y de otro nos invitan a caminar calles en busca de que manifestemos nuestros reclamos o acuerdos en los ya históricos y famosos mítines donde siempre habrá alguien que diga palabras y asuma el protagonismo y esto lo hacen de un lado y de otro. Nos invitan una vez mas a movilizarnos y a auparlos, pero no a participar como es debido. Hay que indicar que las marchas y concentraciones son buenas e importantes pero cuando se hacen constantemente pierden su verdadero sentido, impacto y trascendencia.

Veamos y estudiemos de ahora en adelante muy bien los liderazgos y sus compañías, de todas partes y tiempos, los de siempre y los nuevos. Analicemos su calidad humana, la sinceridad del gesto ,rostro, sentimiento, pensamiento, palabra y acción. Conozcamos si lo que hay de fondo es solo afán de poder disfrazado de bondad. No creamos para nada ni en mesianismos ni promesas. Que nadie nos ofrezca el cielo.

Creamos en el liderazgo que habita dentro de nosotros mismos, ese de trabajo, propuestas y compromiso.

La vida nos pertenece a todos, su expresión es grande profunda e inmensa. Este es un derecho no nos presenten la vida con un solo camino, eso no es así. Mil caminos siempre, mil opciones, eso es libertad. Todos hacemos el país, absolutamente todos y eso es un derecho universal.

Un saludo a la vida, porque ella siempre va a continuar mas allá de los liderazgos, mas allá de las circunstancias y siempre, pero siempre y que quede bien claro, va a encontrar los sublimes caminos del vivir, del amar, de la expresión total del arte, del ser y hacer con toda su majestad y grandeza.