Opinión Nacional

Deseos…por no dejar

Como todo comienzo de año, llueven deseos, gravitan los anhelos, abriéndose paso entre la modorra nacional, a veces buscada, a veces impuesta, y la actitud puede debatirse quizá, entre mantener la evasión pasiva de la imposición hecha poder, resistir el embate empobrecedor de la inflación y una economía hiper-regulada, hacerse el loco con absoluta conciencia, o continuar transitando la construcción de un cambio. Las combinaciones son, aquí y ahora, posibles e infinitas.

Los deseos se hacen letra, luego verbo, esperando que los ojos que las lean las conviertan en semilla de la acción, o al menos de una duda, y que pueda germinar en la decisión o hartazgo colectivo.

Que los poderes del Estado recobren su independencia y autonomía, y que no sigan actuando en función de un interés partidista. Que el poder Ejecutivo ejecute soluciones y no imponga represiones ni delirios. Que la Administración de lo público responda más a los ciudadanos, sin discriminaciones fanáticas ni listas intolerantes, y menos a la amalgama Gobierno-Partido Oficial-Élite cívico-militar-boliburguesa. Que la Constitución Nacional deje de ser un inútil artículo de utilería en la estética y retórica teatralidad del poder, y más la Carta Magna que pueda respetarse y cumplirse. Que la Asamblea Nacional sea menos un coto cerrado a la opinión disidente, un cementerio de denuncias, un reducto de la imaginación cuartelaría, y más un espacio para el debate y el reconocimiento de las diferencias. Que la Política sea menos grito y más diálogo, menos amenaza y más calle, menos persecución y más argumentos. Que los medios puedan seguir informando, a pesar de que insólitamente algunos piensen que esa información sea la causa, y no el simple reflejo de nuestros problemas.

Que cese la absurda idea según la cual cualquier actividad privada desarrollada en la economía, constituye un acto de sabotaje y “guerra económica”. Que las leyes laborales dejen de criminalizar a los empresarios y de estimular el ausentismo, la flojera y la baja productividad y permitan la creación de nuevos puestos de trabajo. Que los liderazgos sepan entender el signo de los problemas nacionales y escuchen la voz de la gente. Que los hospitales puedan ofrecer un servicio de salud digno y oportuno. Que termine la crónica y perniciosa práctica de aprobar presupuestos reconducidos a las Universidades Públicas, insuficientes para cumplir a cabalidad con sus funciones de docencia, investigación y extensión. Que el conformismo, el miedo o el silencio dejen de ser nuestra única estrategia ante el malandraje que azota al país, callejera e institucionalmente. Que se construyan nuevas Escuelas, y se dote y equipe adecuadamente a las que ya funcionan. Que disminuyan los embarazos de madres adolescentes. Que todos puedan acceder a una vivienda. Que la inflación no nos siga empobreciendo, en la persistencia de medidas oficiales que solo aspiran a maquillarla, o silenciarla pero no reducirla. Que la Hacienda Pública sea menos un botín, y más la posibilidad de invertir en educación, salud, infraestructura, seguridad. Que las relaciones internacionales sean menos convenientes arrebatos de chuleo petrolero, y más la posibilidad de coincidir en visiones compartidas sobre el mundo globalizado.

Que el futuro del país deje de ser un oscuro laberinto, una certeza asfixiante, para que miles de jóvenes profesionales decidan quedarse, y no irse. Que el espíritu de la sensatez invada las mentes de quienes en el gobierno se empeñan en seguir aplicando recetas históricamente fracasadas, en lo económico, en lo político, en lo social, para que dejen de seguirlas.

Que la organización ciudadana sea menos una obsesión con etiqueta comunal o simple intento de centralismo y control clientelar, y más espacio para la protesta cívica, la creación de capital social y la construcción de mejoras y obras que le den concreción a la vocación autogestionaria. Ah…y que nuestro Cardenales pueda meterse en la pelea desde el mismo Octubre.

Soñar no cuesta nada. No está de más, empezando el año, por si acaso. Son deseos…por no dejar.

@alexeiguerra

 

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