Opinión Nacional

El 2014 y nosotros

El ser humano suele mirar al futuro como continuación, casi siempre mejorada, del presente. Así se protege, en lo interno, de la incertidumbre. En lo externo, todos vamos al futuro sin saber adónde lleva, porque depende sólo en parte de uno mismo. Y sin embargo, cada nueva hora, mes o año nos disponemos a construir ese futuro lo mejor posible. Para algo existe la voluntad. No es diferente para el año nuevo, excepto por la magnitud de los acontecimientos.

Este 2013 que queda atrás fue un año insólito en política y economía.

Tuvimos que vivir las consecuencias sin tener en lo individual responsabilidad directa por lo ocurrido en la esfera de lo externo. La crisis inflacionaria devoró en poco tiempo bolsillos e ingresos de las mayorías. En paralelo, la crisis por el deceso presidencial, generó otras incertidumbres. Con el problema de la sucesión y la realización de nuevas elecciones, pareció que al régimen se le venía el mundo abajo. No fue así. Finalmente, en las recientes elecciones locales, en medio de una dinámica inflacionaria sin visos de ceder, el oficialismo no perdió y la oposición no ganó. Y aunque el madurismo se ha sostenido, la procesión va por dentro.

No es el mejor momento para entrar en detalles respecto a los poco alentadores pronósticos para 2014. Se percibe en el público temor ante lo que ha de venir, y desgano frente a los discursos políticos. No tenemos intención de reforzarlos. Más importante es revisar qué tipo de actitud ciudadana es la adecuada para el nuevo año, que resumiría en tres vocablos: alerta, resistencia y persistencia.

Alerta ante los signos de un gobierno que mientras menos se comunica con la ciudadanía más se desgasta. Un ejemplo sencillo es la larga demora en los datos sobre inflación de noviembre pasado, que revela olímpico incumplimiento de la obligación de informar y sugiere resultados peores a los esperados. Tarde o temprano, con el informe de fin de año del Banco Central, si lo hubiere, saldrán a la luz pública éste y otros componentes del pésimo desempeño de la política económica. Reclamar información sobre toda faceta de la acción oficial es un derecho democrático, constitucional e irrenunciable. Que los políticos se fajen, bajo presión, a recuperar la confianza ciudadana.

Resistencia ante la adversidad pasada y la que pueda venir. Nada se gana bajando los brazos y cayendo derrotados ante el mal tiempo. El aumento del precio de la gasolina será un pote de humo espeso que el gobierno encienda para esconder otras calamidades. Habrá que resistirlas todas y seguir de pie, en medio del entorno que el gobierno ha llenado de mártires por la escasez y altos precios, para mencionar apenas dos elementos de un ambiente nacional contrario a la recuperación y el desarrollo.

Persistencia ciudadana hasta lograr un cambio de dirección. Las grandes mayorías quieren democracia y rechazan al comunismo, por encima de las artimañas ventajistas desplegadas desde el poder para desvirtuar la primera y terminar imponiendo el segundo. La población quiere otra cosa a la que el gobierno ofrece como gran diseño. La ciudadanía y sus líderes deben persistir en la búsqueda de nuevos caminos que abran la entrada al aire fresco y perfilen un futuro superior.

¡Feliz 2014! … por encima de las dificultades.

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