El circulo vicisioso de la denuncia y los tres giros del perro

Sin ofender a nadie, todo lo contrario por cuanto soy el primero en reconocer que es prueba fehaciente de convicción colectiva, positiva, el que cada día se manifiesten mayores iniciativas por parte de gremios profesionales, estudiantiles, políticos como los de la MUD y otros, en elevar públicamente en el país y a veces fuera de Venezuela una sólida voz de protesta por todo aquello que nos aqueja.  La denuncia firme y estructurada acerca de las violaciones a los derechos humanos, al estado de inseguridad del ciudadano, las violaciones constantes a la Constitución del año 1999 – declarada, en su oportunidad por el propio Presidente Chávez, como la mejor del mundo – y para resumir, el estado de desasosiego generalizado que se vive en el país, indican una etapa clara y necesaria del ¡basta ya!

Más pocos se apiadarán de nuestras letanías y poco resultado práctico tendrá.  Comoquiera que todo ello viene aupado desde la Jefatura del Estado y su desquiciada  voluntad de sembrar odio y confrontación entre los venezolanos para dar traste definitivo a lo que aún subsiste como reflejo Pavloviano de convicción democrática intrínseca a nuestra gentilicia y a sus tradiciones, algo más contundente es preciso conformar rápidamente. A Chávez y sus seguidores nada de esto les hace mella.

Sin desmerecer estos pronunciamientos y llamados a cerrar filas, nos viene en mente que con todo y la valentía de quiénes suscriben a esta acciones nobles, la verdad sea dicha, no es así como cambiaremos rumbo a la determinación del Castro-chavismo de convertir, definitivamente a nuestro país en un estado totalitario donde la arbitrariedad del “mandatario” al servicio de una causa foránea se ha convertido en norma activa y ley incontrovertible. La conducción de un nefasto mandatario quién actúa como si el país, sus instituciones públicas y quiénes residen en el, no son sino súbditos de su caprichosa e inestable voluntad y de la irreverencia y desprecio con el que actúa a diario, no cambiará en un ápice. Estas acciones públicas han de ser  acompasadas de un conjunto de claras iniciativas, dentro y sobre todo fuera del país, que permitan formar un criterio preciso acerca de lo que se propone construir – o reconstruir – una vez que demos al traste con este régimen nefasto. Si no realizamos nítidamente y de  una manera convergente esas acciones que señalen con claridad, lo que nos proponemos realizar, se le exponga con nitidez y fuerza de convicción en su próxima realización y se aprecie el costo que ello tendrá, sobre todo para quiénes no participen en ellas, haremos como los perros, tres vueltas y nos acostaremos a esperar para luego de la pausa apreciar lo que sucederá y nos daremos cuenta que todo seguirá igual o peor.

Hace un par de años atrás y por un período más o menos prolongado adelantamos un conjunto de intercambios de reflexión colectiva  a varios niveles de la colectividad nacional. No hubo distingo en el diálogo hacia quiénes se encontraban en uno u otro bando de los criterios políticos que sustentaban en ese entonces. Recuerdo que fue, entorno a cuatro vectores que sometimos unas primeras consideraciones básicas sobre temas como el de la “energía”; la “gobernabilidad e institucionalidad”; “la democracia y los derechos humanos” y la “lucha contra la pobreza e inserción y cohesión social”. Cuatro fueron estos ámbitos que debían ser objeto de consideraciones que permitiesen en lo interno, como fuera del país una exposición concreta de lo que nos propondríamos realizar en Venezuela, en substitución de cuanto venía sucediendo. Hubo un inicio de motivación  de adentrarse en este género de ejercicio,  muy pronto fallido por pequeñeces humanas.. Pienso que algo por el estilo debería ser un punto de partida complementario de cuanto se le ha de proponer a todos los venezolanos que ansiamos vivir en paz y armonía. Veamos que sucederá