Opinión Nacional

El coronel no tiene quien le escriba

No arruguen la cara, no voy a hablarles aquí del ruido ensordecedor de sables en las FAN, ni de los oficiales detenidos en la DIM, ni de los militares botados a la acera de enfrente en el último remesón de la DISIP, ni de ninguna sigla siniestra más, de esas que tanto abundan últimamente en esta tierra de gracia.

Esta columna se la dedico a un muchacho desesperado que con el devenir del tiempo, como bien el mismo dice en una entrevista reciente “ si no hubiera conocido el comunismo, hoy en vez de Alcalde, sería el rey de la cárcel de la Planta ” (Diario Descifrado 16/06/05).

Un muchacho devenido en azote político, por no devenir en azote social, alimentado en el rencor y el odio hacia todo lo que él no podía tener, hacia todo lo que anhelaba poseer.

El mismo muchacho que hacía entrevistas pasadas de tono en el dominical Feriado, aplicando la marrullería del machista venezolano en su acepción más penosa.

El mismo muchacho que entronizado como el gran comunicateur del Chavismo se vio relegado a la segunda fila de los benditos el día del triunfo, cuando el mesías de mesías bolivariano le espetó claro y sin tapujos “que el maíz era para los pericos” y que si él quería un puesto se lo tenía que bregar en las elecciones, ninguneándolo como sólo sabe hacerlo el poseído.

El mismo, que inventando un nuevo Correo del Orinoco, pero bajo el nómen del mesiánico dirigente, vio naufragar el susodicho periodicucho, en las aguas de la mala administración y del analfabetismo de las masas llamadas al alumbramiento de la noticia marginal (no hablaremos de lo que cuentan las malas lenguas sobre corrupción y desvío de fondos).

A ese muchacho rabioso y peligroso lo han nombrado Coronel de las Milicias del Distrito Libertador, es decir, le han dado poder y facultad sobre un ala paramilitar e ideologizada, que cubrirá todo el entorno central de la capital, cuya población marginal excede el 70% y ven en la Reserva una forma de ganarse 22.000 bolívares extras al mes, una bolsita de comida de mercal y la posibilidad de que les consigan un puestecito en cualquier misión o proyecto, para ir sacándole provecho a eso de ser pobre, porque ser rico dice el presi que es malo, muy malo.

El que ahora es Coronel de Milicias, es el mismo que fue elegido por 276.952 votos, lo que representa 53.98 por ciento del total de votos escrutados en esa entidad, sin contar el porcentaje de abstención que fue del 60% (si vamos a hacer numeritos que estén completos), lo cual quiere decir que tampoco es un índice arrasador, y más si nos enteramos del suceso vivido por Primero Justicia este fin de semana, el cual citamos del periódico Descifrado On-Line:
“El recorrido del pre-candidato presidencial por Primero Justicia, Julio Borges, por varios sectores de la parroquia La Vega, trajo muchas sorpresas entre militantes de la tolda negriamarilla. Borges estuvo recorriendo al sector, en compañía de los candidatos a concejales y a integrantes de las juntas parroquiales de su partido. No se produjeron manifestaciones de intolerancia ni abierto rechazo al candidato. «Sencillamente era un político en campaña y, al que no le gustaba, con no saludarlo expresaba su parecer. Borges fue tan osado que entró a una casa en donde varios oficialistas, vestidos con camisetas de la misión Barrio Adentro, estaban reunidos. Hubo saludos, apretones de mano y hasta abrazos. Ni golpes ni insultos. Si hubo quien le dijo que no estaba con él ni con su partido, algo absolutamente rutinario en campañas electorales», dijo uno de los acompañantes de Borges.”
Lo cual es una muestra de que el Libertador, el territorio no el prócer, es un hueso duro de roer y no todo son mieles para los emerrevistas y mucho menos para el Coronel.

Pero, el verdadero meollo del asunto es: ¿Se puede confiar en un personaje como éste para manejar una situación delicada?, ¿Se evitará una masacre en caso de conflicto cuando la decisión de no disparen está en manos de alguien tan inestable, que durante años enfrentó una situación de demanda por violencia personal con un cuchillo en una fiesta?, ¿No se repetirá la vieja historia de las guerras civiles zamoranas, de una Venezuela perpetuada en la violencia de las montoneras, que sólo Gómez pudo controlar a sangre y garrote?,¿Cuál es el camino de la sociedad civil, la resistencia pacífica?…son preguntas de primer orden que debemos hacernos con urgencia. Siempre he sostenido que no somos un país cruento, que somos un país que detesta la sangre derramada.

Pero el odio anda suelto, y cada vez los oficialistas lo usan más como escudo para ocultar el deslave de corrupción que protagoniza su gobierno.

Esperemos que a este Coronel no haya nadie que le escriba su historia de sangre, y que su propia ineficiencia lo sepulte en los años venideros…te lo pedimos Señor.

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