Opinión Nacional

El curioso vuelo de Makled

Hay algo que ha pasado desapercibido en estos días en que tanto se habla de Walid Makled. Un acta policial archivada en México señala que las 5,5 toneladas de cocaína por las que en Estados Unidos piden su comparecencia, sí salieron del aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.

Hace más de cuatro años que esta historia da tumbos. No hay autoridad venezolana que haya aceptado que la droga fue embarcada en Maiquetía en las ya famosas 128 maletas que iban a bordo de un avión que aterrizó el 10 de abril de 2006 al sur de México. Pero el testimonio que ofreció el único piloto arrestado en la escena del crimen deja en entredicho la tesis que han venido sosteniendo desde el Gobierno nacional.

«Al subir al avión, del lado izquierdo me percaté que el avión se encontraba lleno de maletas en los asientos de los pasajeros, observando a simple vista como quince maletas que eran de color azul oscuro o negras». Eso dijo Miguel Vásquez Guerra tras ser detenido en el aeropuerto de Ciudad del Carmen, en un interrogatorio policial cuya transcripción reposa en el expediente AJI/089/2006-P de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada de los Estados Unidos Mexicanos.

De este lado del mapa, sin embargo, no hay responsables: el Tribunal Primero de Juicio del Estado Vargas no encontró suficientes elementos para condenar a los procesados. Pero basado en varios cabos sueltos, el Ministerio Público acaba de apelar la decisión.

GN dirigió el despegue

Ya no es nuevo advertir que el 10 de abril de 2006 algo no anduvo bien en Maiquetía. Ni siquiera hay registros de Miguel Vásquez Guerra como parte de la tripulación que embarcó el DC-9 en el que iba la droga. A falta de turistas o pasajeros en viajes de negocios, ese día aparecieron 128 maletas Samsonite negras hasta en los asientos de primera clase.

Según consta en las actas del juicio, los formularios de rutina en este caso fueron llenados a mano y sin datos tan básicos como los del otro piloto que se dio a la fuga, luego de que el avión aterrizara de emergencia al sur de México. Lo que nadie había advertido hasta ahora es que dos oficiales de la Guardia Nacional se tomaron la tarea de dirigir el despegue del avión.

Uno de los llamados ramperos, encargados de señalizar y asistir el despegue del DC-9 de siglas N900SA, indica que cuando llegó a la pista del terminal auxiliar de Maiquetía se enteró que su trabajo había sido sustituido por miembros de la Fuerza Armada Nacional.

Se sabe ahora porque su testimonio reposa en el expediente WP01-P-2009-001821 de los tribunales del estado Vargas, donde queda constancia de este hecho: «Notifiqué (… ) que el avión lo habían parqueado otras personas, que eso era muy extraño porque ese es mi trabajo».

«Cuando bajo a la rampla, me percato que el avión ya había arrancado y se encontraba dispuesto a despegar, asimismo observé que en la oficina de la rampa se encontraban dos funcionarios de la Guardia Nacional (… ) quienes me dijeron eso está listo, por lo que continué con mis labores», añade el trabajador del aeropuerto, uno de los tres imputados en el caso.

Hasta en la torre de control de Maiquetía se prendieron las alarmas de ese día: la misma tripulación que se devolvió en dos oportunidades por supuestos desperfectos técnicos en el tren delantero, optó por pasar desapercibido sin reportar ningún tipo de fallas ante las autoridades aéreas.

Emerson Aparicio, al frente de la torre de control en esa oportunidad, declaró que algo parecía fuera de lo común; sin embargo dejó claro que los mismos pilotos que viajaban a bordo no pidieron asistencia. «Informe las dos veces a los bomberos aeronáuticos y al personal de plataforma, pero solo como información porque la aeronave no declaró la emergencia como tal», explicó ante las autoridades policiales en un interrogatorio sobre el juicio que el TSJ publicó en su portal web.

«Cocaine one»

El avión, apodado como «Cocaine One» en algunos periódicos estadounidenses, lucía una franja azul con dorado que iba desde la punta hasta la cola, y a ambos lados tenía un escudo similar al del Departamento de Estado norteamericano, con un águila rodeada de estrellas. Era un avión grande y espacioso en el que viajó uno de los envíos aéreos de droga más grandes que registran en México y, sobre el que la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York imputa desde el año pasado a Walid Makled como coordinador del crimen.

En Venezuela no hay indicios que vinculen a Makled con esta historia; los testigos del proceso judicial fueron los primeros sorprendidos cuando un fiscal de Nueva York lo señaló como «rey de los capos», por participar en este y otros casos de narcotráfico. Desde Colombia, sin embargo, el mismo Makled ha venido advirtiendo que no pudo haber actuado solo.

«El Gobierno norteamericano me está acusando a mí de que yo saqué un avión DC-9 con cinco toneladas y media de cocaína hacia México, hacia la ciudad de Campeche, del Aeropuerto Internacional de Maiquetía y salió de la rampa cuatro que es la rampa presidencial», reconoció Makled hace un mes en el diario La Verdad. «Si eso es verdad yo no lo pude haber hecho solo»…

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