El debate: Maduro al bate
Es lo que enseñan todas las campañas electorales de países políticamente maulas: no regalarle protagonismo al candidato que va a la rastra de las encuestas. No así en aquellos en donde los candidatos se sienten obligados frente a sus electores a mostrar la musculatura que poseen, la cultura que han acumulado, la rapidez mental con que enfrentar imprevistos y la calidad del sastre, del camisero, del maquillador y peluquero que le acompaña tras del set televisivo. Véase, por ejemplo: los Estados Unidos de Norteamérica.
¿Pero en Venezuela un debate? Chávez se lo negó a todos sus contrincantes, salvo a Claudio Fermín, que andaba mareado desde el 4F, cuando pensó que el objetivo del golpe era él y no Carlos Andrés Pérez. Con lo cual sufrió tremenda desilusión. Desde luego: de ese debate salió trasquilado. Era papayita. Pero de allí en adelante el caudillo no aceptó debates con nadie: águila no caza moscas. Hasta terminar cual salchichón descompuesto, blanco predilecto de toda suerte de moscas, gusanos y otro bichos carroñeros. Mantenidos a raya con un tonel de cera de embalsamar estropicios.
Cuál no sería la sorpresa de este fablistán al ver a Maduro desafiando a la oposición a debatir sobre un tema que cree dominar como nadie: la corrupción en Venezuela. Puso una sola condición, insoslayable: período histórico a debatir, desde el 19 de abril de 1810 hasta el 6 de diciembre de 1998. De allí en adelante, ni con el pétalo de una rosa. Temas en carpeta: el Marqués de Casa León, el préstamos inglés a Monagas tramitado por Guzmán Blanco, las marramucias de Cipriano Castro, las haciendas del general Gómez, la vaca sagrada y la maleta con lingotes de oro de mi general Pérez Jiménez. De allí, otra exigencia: nada de los tribunales de responsabilidad civil y los casos emblemáticos de ratas apestosas, como José Vicente Rangel Cárdenas, padre y abuelo de roedores colmilludos de su misma estirpe, que se escapó en el año 35 del siglo pasado con unas carretelas, unas vigas, un cartapacio con sellos fiscales, unas rejas oxidadas y otras bienhechurías del ruinoso edificio de la gobernación de Barinas.
Pues si se tocaba ese tema, más de un notable embalsamado como el mencionado rata de sellos fiscales saldría a la palestra. Gran tema de temas: el Sierra Nevada. Otro: RECADI. Otro: el catire que se compró l’Ile Saint Louis. Pero por sobre todo: el chequezuelo que salió del BCV para darle una manito a la Sra. Violeta de Chamorro. Pretexto usado por el hijo del ladrón y el fiscal que se tragó la brújula para derribar las murallas de Jericó y entronizar a Nabucodonosar XIX.
Pero de allí en adelante: los 200 mil asesinatos, el Plan Bolívar 2000 (Dos mil millones de dólares usados por los generales del 2000 para comprar 2000 destornilladores de platino), los 5 mil millones para el tuerto Kirchner para que se comprara un ojo de diamante, los 25 mil millones para la pandilla del ALBA para que aprendieran a leer, los 2 mil millones de Diosdado, los otros tantos billones de Andrade, los billones de Ruperti, los de Antonini Wilson, los millones de Daniel Ortega, los nosecuántos del gigantón de PDVSA, los trillones de los Castro, los 1800 millones del insepulto, los aviones, la Orchila, Justin Biber, la modelo descalza, los Hummer de Sabaneta, las caballerizas de los Chacón, los bancos de sus hermanos, el Falcon Crest de la sra. que usaba delantal de cocinera, los relojes de oro macizo de sobrinos, primos, amigos, hermanos, Walid Makled, Aponte Aponte…
Me ahogo. ¿Qué canal estaría dispuesto para una cadena nacional ininterrumpida hasta agotar el debate del siglo: LOS LATROCINIOS DEL SIGLO XXI? ¡Ay, papá! De allí que no entienda el asunto: ¿es imbécil, oligofrénico, enfermo del mate o tontón sin remedio? Bien dice un amigo que no termina de reponerse del asombro: ¿porqué no le arrancaron ese debate del brazo? Lo que él no sabía era que si tenía lugar, sería a la 4 de la mañana, en la cripta del horror, un día sin luz en Catia para ser retransmitido en diferido el 29 de febrero de un año que no fuera bisiesto, pero en Nairobi.
Si los brutos volaran…
