Opinión Nacional

El desfile de la vergüenza

Hay temas ante los cuales suelo seguir la sentencia romana “Tertium non datur” -No existen términos medios-, y en este que voy a tocar lo seguiré fielmente. Durante estos días aciagos, de protesta y represión, a los caraqueños casi nos pasa desapercibido un desfile que se está preparando para realizarlo en Los Próceres el próximo 5 de marzo con la excusa del aniversario oficial, oficial, no real, de la muerte de Hugo Chávez en La Habana, Cuba. A algunos nos sorprendieron unas imágenes de camiones porta misiles camino a la capital y esos vuelos de aviones militares el viernes y sábado pasado sobre el cielo de Caracas; pensamos ingenuamente que se había producido un levantamiento militar contra la tiranía castromadurista que sufrimos, pero pronto se nos advirtió que no eran sino preparativos de un gran desfile militar que se celebrará para conmemorar una farsa: el primer aniversario oficial de la muerte natural de Hugo Chávez. Decimos farsa porque Chávez en verdad murió en La Habana en horas de la mañana del 29 de diciembre de 2012, hecho ocultado para preparar la fanfarria que vimos en enero, febrero y marzo del 2013, luego de construir hasta un mausoleo en la vieja Escuela Militar de La Planicie. Pero al margen del engaño y sus efectos legales y constitucionales, hay otros aspectos que quiero comentar.

Que recuerde, y al menos así ha ocurrido en mi corta vida de 69 años, nunca se ha realizado un desfile militar en homenaje al aniversario de la muerte de Simón Bolívar (17 de diciembre de 1830), ni del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre (4 de junio de 1830), tampoco del General en Jefe josé Antonio Páez (6 de mayo de 1873), por cierto, el verdadero fundador de Venezuela, ni del Presidente General Carlos Soublette (11 de febrero de 1870), menos aún la del gran civil, José María Vargas (13 de julio de 1854), ni de Antonio Guzmán Blanco, ladrón modernizador, (28 de julio de 1899); no se ha desfilado tampoco en recuerdo de las muertes de los tiranos modernos de nuestra historia como Cipriano Castro (5 de diciembre de 1924), real creador del ejército moderno de Venezuela, ni su compadre y sucesor forzado, otro dictador, como lo fue el General Juan Vicente Gómez (17 de diciembre de 1935). Las muertes de los ilustres Presidentes militares Eleazar López Contreras (2 de enero de 1973) e Isaías Medina Angarita (15 de septiembre de 1953) no han sido recordadas con homenajes militares, aunque sí fueron acompañados por el pueblo hasta sus últimas moradas, en manifestaciones de cariño y valentía; lo mismo ha ocurrido con los Presidentes civiles de la era democrática, Raúl Leoni ( 5 de julio de 1972) Rómulo Betancourt (28 de septiembre de 1981), Luis Herrera Campins (9 de noviembre de 2007), Rafael Caldera (24 de diciembre de 2007) y Carlos Andrés Pérez (25 de diciembre de 2010). No recuerdo ningún homenaje militar en los aniversarios de las muertes de esos dos buenos venezolanos que ocuparon la Presidencia, Vicealmirante Wolfang Larrazábal Ugueto (27 de febrero de 2003) y el Dr. Edgard Sanabria (24 de abril de 1989).

De nuestros próceres nada tenemos que agregar y para mí no están en el lote de los presidentes, pero en relación con éstos podemos afirmar que nunca traicionaron a la patria; dictadores o demócratas, fueron muy celosos en la defensa de la soberanía de Venezuela, cumplieron su deber patrio. Por el contrario, Hugo Chávez desde el inicio de su tiranía se entregó en los brazos del dictador cubano Fidel Castro, con una emoción temblorosa que algunos generosamente han calificado de filial. Entre sus primeras decisiones se cuenta la entrega, a fondo perdido, de nuestro petróleo a Cuba, en cantidades que excedían las necesidades energéticas de la isla para que el remanente fuera comercializado en beneficio de esa nueva metrópoli. Se acogieron, protegieron y financiaron en nuestro territorio a narcoterroristas de las FARC, y se les permitió asegurar algunos ingresos adicionales cobrando “vacunas” a nuestros ganaderos y agricultores. En fin, bajo la égida de Chávez se montó el todavía vergonzoso experimento inédito de “Cubazuela”, del que se han ufanado públicamente y por prensa los hermanos Castro. Se trajeron a ocupar cargos y posiciones estratégicas a comunistas cubanos, en la administración pública y en nuestros cuarteles. Se traicionó a Venezuela. No obstante, para Hugo Chávez se va a celebrar un desfile militar por un aniversario de su muerte, mientras que para Simón Bolívar nunca. Será un hecho vergonzoso.

Además, y por si fuera poco todo lo anterior, este desfile coincide con la ocurrencia de hechos muy graves que estamos sufriendo los venezolanos. Me refiero a la brutal represión que sufren nuestros estudiantes, mujeres, hombres, nuestro pueblo, de manos de unos malandros armados y dirigidos por el mismo gobierno que organiza el desfile del miércoles próximo. En la represión a nuestro pueblo han intervenido, además de los irregulares “colectivos”, un cuerpo paramilitar, “Guardias del Pueblo”, que sin lugar a dudas tendrá participación destacada en el espectáculo que se desplegará en Los Próceres. Estos represores, “colectivos” y Guardias del Pueblo, han actuado sin fronteras legales ni morales; han atropellado con sevicia a los ciudadanos que pacíficamente ejercían el derecho constitucional y universal de manifestar su disconformidad con su tragedia. Pues bien, esos atropellos brutales a los ciudadanos han sido sufridos sin que fuerza alguna haya salido en su defensa. Los venezolanos no han contado con unas FAN que los protegiera; los han abandonado a los esbirros, uniformados o no, que los han humillado y vejado, y de todo esto ha sido testigo la opinión mundial. Son imágenes y narraciones que pesarán mucho tiempo en la hoja de servicio de nuestras FAN. Las FAN que el miércoles van a desfilar, a la orden de cubanos, sin duda, para conmemorar la muerte de un traidor.

Oficial de nuestra FAN, infante, marino, aviador o guardia, este miércoles 5 de marzo de 2014, marcha tú, por tu conveniencia, sumisión o cobardía, pero no deshonres a tus soldados; ellos son nuestro pueblo en armas y no merecen esa indignidad. Recoge tú los aplausos, desde las tribunas opulentas, de quienes han entregado Venezuela a la dictadura comunista cubana, pero no manches a tu tropa y no trates de confundirte entre ella. Las banderas las lavaremos mañana, pero la vergüenza con que marcarás a tus soldados, y sufriremos todos los venezolanos, no la merecemos, ni ellos ni nosotros, tus hermanos. Si marchas, hazlo solo y sigue siendo ese muerto en vida que denunció el poeta mexicano, cuyo verso arriba adorna, como epígrafe, este escrito de pena por la Patria y sus soldados.

 

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