Opinión Nacional

El dios Helios en Venezuela

La historia se repite;

primero como una tragedia,

luego como una farsa.

Karl Marx

Medea, en su delirio de venganza, comete homicidio e infanticidio. Jasón, su esposo, había pactado días antes con Creonte casarse con Glauce en Corinto. En la obra de Eurípides, Medea finge sumisión luego de conocer la noticia. De hecho, para evitar ser desterrada inmediatamente de Corinto, pide a Jasón un día más para ofrecer sus mejores intenciones y presentar regalos a Glauce. Una corona de oro y un pe-plo forman los presentes de Medea para Glauce. Al ponerse el peplo, Glauce sufre la peor de las muertes al ver su cuerpo derretirse como solo la grasa humana puede hacerlo. Seguidamente, Medea acuchilla a sus propios hijos para evitarles una peor muerte a las manos de la familia de su víctima. He aquí lo más llamativo de esta historia: Medea logra escapar con la ayuda del dios Helios, el cual aparece, básicamente de la nada, y monta a Medea en su carroza voladora halada por toros solares. Esta situación fantástica e inverosímil es llamada Deus ex machina.

El Deus ex machina -el dios salido de la máquina- es un recurso que usaban, y todavía usan, los escritores para salirse de un embrollo que ellos mismos han armado y que no ven cómo resolver. Se da una solución que no se encuentra anteriormente descrita en la historia. Es un atentado a la racionalidad del lector y por ello causa el efecto de sorpresa. No obstante, según Nietzsche, el recurso deus ex machina destruye la tragedia y cualquier fundamento racional de la concepción humana. Brinda un optimismo ilusorio al introducir la figura de un dios que salva el pellejo.

No obstante, el mismo recurso funciona para otras cosas. Por ejemplo, sirve para evaluar el fin de la trágica aparición de Chávez en la historia de Venezuela, o el trágico fin de Chávez, dependiendo de quien lo vea. Nadie podía vislumbrar el desenlace de un gobierno presidido por el poderoso caudillo. Todos en el fondo pensábamos que esa declaración del «hasta el 2021» se haría realidad. ¡Oh, sorpresa! La salida de Chávez vino por circunstancias que nadie pudo prever ni controlar: una enfermedad mortal que de un solo sopetón cambió la historia del chavismo y de Venezuela. El recurso deus ex machina no solo es un capricho de Eurípides.

Lo verosímil en la obra de Eurípides hubiese sido que Medea tratase de huir y que luego hubiese sido capturada por la familia real de Glauce para ser juzgada y condenarla a muerte. Esa es una historia que toda persona creería. Traslada a Venezuela, lo que no puede creerse es que el dios haya salido de las máquinas del CNE para darle la victoria a Nicolás Maduro. Ese es un cuento que nadie acepta.

Es totalmente inverosímil tratar de pasar semejante farsa como una realidad. El imaginario del venezolano da para muchas cosas. Venezuela es un país donde existen leyendas como la de El Dorado; y el misticismo según el cual aquí la tierra, todo lo puede y todo lo da. Pero así como resulta imposible imaginar al dios Helios volando por los aires con un carruaje halado por toros solares y creérselo de veras, también es imposible admitir el cuento del pajarito que bendice campañas políticas, que todo el mundo es fascista o aceptar la sorpresa que nos da el CNE.

Se puede estar de acuerdo en una aplicación adicional del recurso deus ex machina. Maduro, que ni siquiera puede ocultarse satisfactoriamente bajo la sombra del chavismo sin oler raro, tendrá que convocar a todos los dioses del Olimpo para que lo ayuden a solucionar un desenlace al embrollo que él solito ha armado. De acuerdo con los antecedentes y según va la historia, ya puede preverse un desenlace.

El 15 de diciembre de 1957, Marcos Pérez Jiménez celebró un plebiscito para la aprobación popular de la extensión de su mandato. El gobierno dijo que había ganado por aprobación de la mayoría. No obstante, nadie entendió esos resultados, porque no eran verosímiles. Un mes después, el dios Helios visitó a Venezuela bajo la urgente petición del dictador. Siguiendo el criollismo intelectual, Helios pasó a llamarse «Vaca Sagrada». Por cuestiones de orden público, la carroza voladora con toros solares fue sustituida por un avión con bandera de Venezuela. Fue así como el dios Helios terminó emprendiendo su vuelo hasta desaparecer de vista.

A Helios no se le ha visto más desde ese entonces, pero quizás hoy más de uno mire al cielo para ver si vislumbra una carroza voladora con toros solares.

 

 

 

 

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