Opinión Nacional

El fin de un modelo

Lo que estamos viviendo en estos días no es la implosión de un gobierno, o del chavismo, únicamente, sino el fin de un modelo político-económico instaurado desde hace 40 años, a mediados de los 70: el modelo que yo he denominado petropopulista.

Tal y como pronosticamos, la sociedad civil le pasaría por encima a la sociedad política. Los estudiantes en la concentración pacífica del 13 de febrero en Chacao coreaban al aire: «No soy Capriles, no soy Maduro, soy estudiante y estoy pensando en mi futuro».

Entendió por fin la sociedad civil (faltan que se sumen gremios, sindicatos e Iglesia) que, era necesario pasarle por encima a los políticos para recuperar la libertad y la República, y dar así finalmente al traste con la inseguridad, la escasez, la inflación, y las penurias, que nos asfixian.

Debo recordarles que Venezuela fue ejemplo de civilidad, modernidad y crecimiento, durante el período 1925-1974; y por buena parte del mismo fue, también, el ejemplo en Latinoamérica, y un buen ejemplo en el mundo, de Democracia y de República; pero que, desde los 70 cuando el petróleo dejó de ser una mercancía para ser también activo financiero; y desde que su precio pasó a ser volátil y creciente y se nacionalizó la industria petrolera, apareció el populismo, que poco a poco socavó las bases de nuestras una vez sólidas instituciones, conduciéndonos a lo que hoy vivimos.

Lo que estamos viviendo es el fin de un modelo, que exacerbado sólo nos condujo a la autocracia, el presidencialismo y el voluntarismo. El modelo petropopulista no es más que un modelo de reparto rentístico; un modelo conflictivo, de mafias y controles, que necesita a los pobres como su base político-clientelar; un modelo que no saca de la pobreza, sino que la reproduce; un modelo que sólo nos conduce a las penurias.

En particular, lo he definido así:

El petropopulismo es una forma de hacer política caracterizada por fomentar, mantener, y exacerbar la dependencia del ciudadano de la renta externa petrolera en sustitución a su esfuerzo productivo, el cual no puede desarrollarse plenamente debido al interés político por sostener el desempleo, subempleo y la pobreza como base político-clientelar. El rentismo, pero, ante todo, el petropopulismo determina la relación entre Estado y ciudadano, haciendo al último dependiente del primero y no al revés.

@garciabanchs

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