Opinión Nacional

El manierlich de Jonuel Brigue

Feria de libros y de hombres. De los vulnerables a la destrucción y al olvido. El hombre, más no el libro, sabe de su finitud, de sus temores y del tedio. Los especiales creen que haciendo arte u obra escrita vencerán a la muerte. Mejor haber nacido libro, que no sabe de su destino. Este afán, que sigue al terror del olvido, ya se manifiesta en el Gilgamesh que lo conmueve la desaparición del amigo. Algo parecido nos está pasando con el desvanecimiento de Jonuel Brigue y de otros de mi afecto más profundo. Me apena su manierlich hacia el líder y el régimen que padece mi país. Puede que haya estado en la conspiración desde un principio o que estos le presten la atención que él cree merecer. ¡Cuán osada es el alma cuando ya no nos pertenece!
He estado cerca de sus relatos y doctrinas, de su magia ensayística, de su comprensión del entorno y de la identidad de América. He estado cerca de su sensibilidad y sentido musical que lo acerca a los muchos que cantan y danzan aunque no puedan leer. La cultura exalta, más que al libro, a la oralidad y a la música. Ha errado todos estos años. Más importante es su condición que su obra. Duele cuando publica el secreto de su ser en su habla actual. Ese secreto de primero pensar lo que se dice antes de pensar lo que se piensa. Si eso es lo que tenía por dentro, nos decepciona. Esta grieta en los hombres que hemos andado juntos es la mayor herida que la irrupción del milico haya podido derivar. El logos secreto que cada uno de nosotros posee, se devela antagónico y el conocimiento del secreto nos separa de ahora en adelante. Hicimos acto de presencia por décadas para atender su academia, sus discursos y darle cuerpo a su argumentación y sentido. Con Jonuel palpe en mi vida adulta la bendición que siempre ha habido en mí, la de saberme que en todas las etapas ha estado cerca un ser amoroso que vela por mí. Me causa perplejidad y pena que las fabulas que hoy defiende develan el abandono de las argumentaciones de su obra escrita que hoy pretende reificar buscando unos lectores y unas editoriales que a nadie entusiasman. Nunca entendí que el discurso salvaje fuese su discurso. No creo que se equipare al del cuádruple camino del dictador a quien rinde pleitesía. Hasta ahora suponía que era una arista, una cara de su pensamiento poliédrico. Y no precisamente la cargada del futuro a ancestrar. ¡Es su tedio! Seguro “sueña con patíbulos mientras fuma su pipa”.

Quiero contrastar su conducta con la de tantos otros intelectuales en los que concurren canas y dignidad. Actos como el de Jonuel son los que desgarran a una sociedad cuando la generación de mayores comienza a ver el desmoronamiento del mundo conocido. Es un vendaval que tambalea, hace caer y perder el camino hasta a los mas conocedores. No veo la necesidad de aullar con estos lobos y de inscribirse en la cohorte de funerales de héroes de la tiranía popular como sucede en Cuba. Algún día lo recobraremos. Por ahora no nos pertenece. Siento que aún permanece el cariño. Tú conoces amigo escritor, el porqué de esta aporía. Mi semejante, ¡mi maestro!

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