¡¡El momento es ahora!!
El pasado 13 de Mayo fue – sin dudas – una fecha políticamente desalentadora. Una tormenta volcánica, que por analogía pudiéramos resumir en la combinación perversa de caudillismo + inmadurez + ambiciones desmedidas de poder, arrojó sus cenizas produciendo una eclosión que venía incubándose desde hacía varios meses.
A consecuencia de ello, los venezolanos contemplamos estupefactos cómo el llamado “Pacto Unitario” del pasado 23 de Enero, se convirtió en letra muerta ante las precarias habilidades de Rosales y López, para dirimir de manera dialogada y pacífica, conflictos personales y políticos de menor cuantía.
En tal sentido, nuevamente los ruidos comunicacionales, las deslealtades, los desafectos, la “territorialidad” y las actitudes incongruentes, les inducen a actuar “fuera de foco”, impidiéndoles mantener ante el país el compromiso asumido de consolidar una unidad de propósitos para rescatar nuestro sistema democrático. Con estas posturas que van de lo egocéntrico (en lo personal) a las disputas por “territorios” (en lo político), se afectan negativamente la seriedad , la credibilidad y el sentido de trascendencia de quienes han venido vendiendo mediáticamente slogans de justicia y más democracia social, en franca contradicción con su accionar político.
Lo serio, lo responsable y lo justo sería el que, en lugar de pelearse, se enfocaran en valorar lo que está en juego : el futuro inmediato de la democracia en Venezuela, el rescate de sus libertades, la autonomía de sus instituciones, el saneamiento de su economía, la garantía de la vida y la seguridad jurídica de la población, los mecanismos de inserción del país en la modernidad, el reforzamiento de los valores ciudadanos, el regreso a la sana convivencia y la salud mental, aspectos seriamente deteriorados en la vida de los venezolanos.
Paradójicamente, dedicados a dirimir asuntos minúsculos, los magros resultados del enanismo político son : imposiciones a dedo, “legitimación” artificial de algunos precandidatos quienes – de manera oportunista – presumen un liderazgo “validado” por una dirección de habitación local, más no por una trayectoria de luchas políticas sostenidas valoradas y reconocidas por sus vecinos, en las comunidades que aspiran gobernar. A esto se agregan los discursos o slogans vacíos de contenido y “programas de gobierno” que imitan a un recetario genérico, sin pertinencia ni inclusión ciudadana.
En consecuencia, lo que se ha venido imponiendo en el país es la clonación de un estilo de liderazgo que ha sido largamente censurado y criticado al actual gobierno : caudillista, territorial, intimidador, vertical, personalista (“Que no se les ocurra pasarme por encima”.!!. Rosales, dixit). El dedo y el brazo son metamensajes del “endoso” de un liderazgo, que intenta extrapolar un éxito local hacia lo regional.
Se equivocan de nuevo, quienes no terminan de acertar con la lectura adecuada de los códigos que emanan de nuestra sociedad. El momento político actual, coloca en evidencia la extrema vulnerabilidad de los partidos políticos (oficialistas/oposición), la incongruencia de la mayoría de sus líderes, su pobreza retórica, la guerra o desafectos a lo interno de las organizaciones y a una sociedad civil ávida de inclusión, en espacios que le permitan pasar de espectadores a actores promotores de los cambios.
Es por ello que, acogiéndome a la filosofía oriental, creo firmemente que de las crisis surgen las oportunidades. Promovamos una transición a través de un liderazgo inspirador, visionario, congruente, comprometido con el rescate de nuestros valores. “Que nos conduzca de un sistema democrático populista, estimulador del “Capitalismo popular”, a un sistema políticamente eficaz, económicamente productivo y socialmente justo” (Dr, Angel Oropeza.USB).
No esperemos a ser convocados…el momento es ¡¡AHORA !!
