El Otro Estado
Históricamente, todos los políticos han evadido su responsabilidad. Era común oír decir que la culpa de los males eran del gobierno anterior, a tal punto que nos han hecho creer que los errores siempre serán del otro y jamás tuyos.
Pero la Venezuela de hoy posee sus propios males, algunos heredados del pasado y otros muy bien construidos en lo que se llamamos revolución. Una proyecto político que posee logros aunque un mala característica, el no reconocer los valores de sus mejores hombres y algunos de sus líderes alientan sistemáticamente los anti valores, a tal punto que algunos de sus voceadores los llegan a reconocer como un estado paralelo.
Prueba de esto sería la opinión del Ministro de Educación sobre la Medicina en Venezuela, desconociendo por lo menos 150 años de logros y de prohombres que dieron su vida al desarrollo de esta ciencia y arte médico. Claro, se puede entender al ministro por su escasa lectura, el desconocimiento sobre todo de su país y una falta de pertenecía. Es que amigos, no puede ser que una nación extranjera casi como un portaaviones sea más importante que trecientos años de historia republicana y sobretodo nuestra.
Sobre los antivalores: en estos días viendo y escuchando la TV en un programa donde su moderador, que ha sido vicepresidente señalaba que el gobierno debe llegar a un acuerdo y entendimiento con las bandas armadas de un sector de la nación; esto ningún país serio lo toleraría, pues es reconocer que hay un gobierno paralelo con dominio y control de áreas específicas a menos que se quiera reconocer esto.
Lo cierto es que estamos en tiempo de escasez, no solo de papel sanitario también para los periódicos. Yo particularmente no creo que vivamos una muerte asistida, menos que los venezolanos estemos empeñados en una eutanasia colectiva, ni que el gobierno tan solo este prolongando una muerte del sistema político que ellos llaman socialismo.
Lo que si estoy convencido es que si el gobierno no reconoce a sus propios conciudadanos, sean del color que sean no atiendan el clamor por la inseguridad que vivimos y deja de tolerar la impunidad, esos estados paralelos en los sectores oprimidos controlaran al propio gobierno, las cárceles serán las nuevas gobernaciones y los «malandros» los nuevos salvadores de la patria, instaurándose un salvajismo endógeno
