Opinión Nacional

El socialismo a la boliviana

En una entrevista publicada a fines de 2010, o sea antes del gasolinazo de diciembre y su increíble secuela inflacionaria y de escaseces de azúcar, cemento y otros productos básicos, el Ministro de Finanzas del Estado Plurinacional definió lo que él creía que hacía como un “socialismo a la boliviana” que “no es un modelo estatista”, sino “un modelo social comunitario productivo” que incluye a la empresa privada.

No se necesita ser genio para concluir que lo dicho por el ministro es una ensalada que no tiene pies ni cabeza incluso antes del gasolinazo y sus consecuencias. Peor después del gasolinazo. El primer ingrediente de la ensalada  está en meterse con la palabra “socialismo” que viene a ser un saco donde cabe mucho, desde el principio de propiedad colectiva del revolucionario francés Fracois N. Bobeuf, de fines del siglo XVIII, hasta el socialismo científico del alemán Karl Marx en el siglo XIX y su estela, para llegar a la social democracia sobre todo del siglo XX que inteligentemente ha legislado sobre el proletariado, la iniciativa y emprendimientos privados en forma exitosa… que es lo que debería emular en lo posible el Gobierno del Estado Plurinacional.

El segundo ingrediente de la ensalada es el ablativo “a la boliviana”. Lo que seguramente quiso decir fue “a la Estado Plurinacional” porque “a la boliviana” la historia muestra que no han salido las cosas bien para la mayoría de los bolivianos desde 1825, excepto algunas obras de arte que se destacan por su individualismo que es nada menos que contrario a cualquier socialismo descontando quizá el de protesta… si se estira el cuero.

No hace mucho el Gobierno del Estado Plurinacional quiso vetar libros de literatura boliviana como la novela Raza de bronce de Alcides Arguedas, lo que me pareció algo “a la boliviana” porque si se lee la novela se ve que defiende a brazo partido al indígena del Altiplano, Agiali, y a su esposa, de los abusos del hacendado Pantoja. Como decía el gran orador religioso de fines del siglo XVI, J.B. Bossuet: “En Egipto llamaban tesoro a las bibliotecas que guardaban los remedios del alma [y que curaban] la ignorancia, la más peligrosa enfermedad y el origen de todas las demás”.

Ahora, si nos vamos por el supuesto ”socialismo a la estado plurinacional” nos encontramos de entrada con la debacle de YPFB y sus poco menos que estertores; el gasolinazo como ejemplo estelar de cómo no hacer las cosas; la “broma de Atacama” que los militares chilenos tienen derecho a entender a su modo… como nosotros tenemos el derecho a que Su Excelencia (S.E.) sepa que en las relaciones internacionales no hay espacio para bromas; y la increíble insistencia de estar por encima de las leyes y sugerir que los abogados hagan leyes de lo que dice S.E. Los emperadores romanos hacían otro tanto aunque no todos; y desde luego el llamado “imperio”, o sea EEUU, que yo sepa, nunca ha confeccionado una ley como resultado de lo que discursee o diga el Presidente sin antes pasar por proyecto de ley y la aprobación o reprobación de comités y las cámaras del Congreso, et. al.

Lo de “modelo social comunitario” es increíblemente ambiguo porque para empezar “social” y “comunitario”, en el sentido solidario, son sinónimos porque no se puede socializar otra cosa que no sea una comunidad de humanos que buscan y acepten, por desesperación, engaño, ignorancia o sapiencia asociarse de alguna manera incluyendo constituirse en cofradía. Tampoco se puede organizar una comunidad si no se tiene la protección de caballero feudal, la Iglesia, el cantón, la provincia, el departamento y el país o estado o lo que sea. Un problema grave es proclamarse líder socializante sin tener claro y estudiado qué “modelo” se busca popularizar y plantear, lo que hasta ahora el Ministro de Finanzas no ha identificado ni menos explicado.

Ahora, sin tener claro lo de “modelo social comunitario” ¿cómo se puede hablar de productividad que incluya a la empresa privada por más espoliada que esté?

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