Opinión Nacional

El trigo y la cizaña

Álvaro Vargas Llosa, Carlos Montaner y Plinio Apuleyo Mendoza, en su libro «Fabricantes de Miseria», llaman a los militares «hombres sin cuartel», una auténtica «fauna con charreteras». «Perú ha vuelto a la normalidad» se cuentan que dijo el poeta Martín Adán tras el golpe de Estado de 1948 del general Odría. La ola de autoritarismo y militarismo que habían reculado en los años ochenta parecieron reaparecer en los noventa (¿sería a causa de la famosa década perdida que tantos descalabros produjo?). «No conozco un general que no resista un cañonazo de cincuenta mil pesos» comentan de Álvaro Obregón en el México enardecido de la Revolución de principios del siglo XX.

Aún aturdidos por los sucesos de la semana del 8 al 14 de abril pasados, y asustados por el incierto estado de la Nación seguimos tratando de discernir y entender el panorama que se abre ante nosotros. No es fácil distinguir el trigo de la cizaña. A la hipótesis del autogolpe que me parece la más verosímil (ver La hora menguada) se plantea la simple y llana incapacidad e improvisación irresponsable de un grupo de militares descontentos, unida a un complot mediático oportunista. Ambas hipótesis no son excluyentes ni contradictorias. Veamos.

Yo, Pedro

El efímero gobierno de Pedro Carmona se vino abajo, veinticuatro horas después de instalarse, rodeado de problemas por todos lados y aplastado bajo el peso de una montaña de errores. Rebeliones militares por parte de las huestes leales a Chávez y demostraciones callejeras por parte de los partidarios del Presidente hicieron que los militares que habían entronizado al doctor Carmona, hoy en prisión, tal como la Guardia Pretoriana romana había escogido a Claudio para nombrarlo emperador apenas habían terminado de coser a Calígula con sus espadas, comenzaran a desplomarse. Al igual que los pretorianos hicieron con Claudio, los militares aventureros habrían colocado (¿o simularon hacerlo?) a Pedro Carmona al frente de un gobierno que no duraría el tiempo en que se termina de leer el decreto inicial. Cual emperador romano en quien residían todos los poderes imaginables, Carmona borró de un plumazo la división de poderes, que es la marca de las sociedades occidentales desde la Revolución Francesa. Si Chávez mantienía una mampara de institucionalidad a través de funcionarios sumisos y obedientes, los generales que entronizaron al doctor Carmona, no se dieron por enterados de que existe siquiera una división de poderes en la República.

Hasta el momento, más de cuarenta (40) personas han fallecido en las protestas y saqueos en Caracas. Probablemente, no sabremos con certeza, cuántos fueron en total. Chávez culpa a los conspiradores, pero de lo que no queda duda es de que las primeras de ellas fueron muertas por la decisión del gobierno de abrir fuego contra una manifestación gigantesca lo cual habría llevado a estos generales a pedirle la renuncia. Es curioso que en las primeras de cambio, el Fiscal Rodríguez no hiciera la menor mención a este hecho, y no sería hasta ayer que haría declaraciones de « buscar a los responsables ». Como lo comenta mi buen amigo Ricardo Mitre, señores, buenas noches.

Golpe dentro del golpe

Doy crédito a lo que sigue por la confiabilidad de la fuente (%=Link(«http://www.economist.com/agenda/displaystory.cfm?story_id=1085743″,»The Economist»)%), y, de ser cierto, pienso que es para preocuparse más de lo que me hubiese podido imaginar. ¿Se ha convertido el país en una nación de conspiradores?

Un «golpe-dentro-del-golpe» montado por un grupo de empresarios de medios venezolanos habría hecho añicos la coalición amplia que llevó a Carmona al poder. Éste disolvió la Asamblea Nacional y suspendió la Constitución, lo que, en apariencia, llevó al general Efraín Vázquez a retirarle el apoyo y abrir el camino para el retorno de Chávez.

Un aliado de larga data de Chávez, William Fariñas, llamó por teléfono a los líderes golpistas, tanto civiles como militares, con el objetivo de negociar los términos del nuevo gobierno.

-Los conocía a todos, dijo, y tan pronto oí sus voces me dí cuenta de que estaban asustados y fuera de sí. Tenían poca experiencia de gobierno y no la menor idea de qué hacer.

Fue en ese momento que habrían entrado en escena los líderes de los medios audiovisuales venezolanos: Gustavo Cisneros, Miguel Henrique Otero, Alberto Federico Ravell, y Marcel Granier, liderados por el primero. ¿Habían logrado algún objetivo no confesado? Carmona estaba instalado en Miraflores, y habrían celebrado la caída del adversario con una botella de whisky de 18 años. Un guardia presidencial habría oído decir: «No podemos garantizarte la lealtad del ejército, pero te podemos prometer el apoyo de los medios».

Para el sábado ya todo se estaba viniendo abajo. No se sabe lo que se dijo en la reunión que tuvieron ese día, pero se oyó al doctor Carmona decir que en las manos de los medios «estaba la seguridad y estabilidad del gobierno». Los mediáticos aliados del nuevo jefe de Estado acordaron suprimir toda información sobre las dificultades que estaban viviendo. Habiéndose hecho con el poder, habrían pasado sus 36 horas en Miraflores tratando de hacer lo mejor para ocultar la verdad del público. Se habría aplicado la censura (que ya había comenzado el viernes con los primeros motines pro-Chávez). Las televisoras, Globovisión, RCTV y Venevisión, se habrían convertido así en el Ministerio de Propaganda del nuevo gobierno.

Los partidarios de Chávez se dieron cuenta de lo que estaba pasando y comenzaron a atacar a las televisoras y periódicos. Un aterrorizado grupo de periodistas de RCTV, casi llorando, transmitieron en vivo implorando ayuda desde un apartamento donde se habrían refugiado. Menos de dos días después de que había llegado al poder, la facción anti-Chávez habría abandonado palacio. Carmona apareció luego en Fuerte Tiuna, prisionero del ejército. Chávez estaría de vuelta horas luego en helicóptero en olor de triunfo. Era una oportunidad nueva para un gobierno que se había vuelto autista, y que se venía desgastando aceleradamente con una guerra abierta en todos sus frentes.

Todos éramos soldados

Ya de regreso al poder, Chávez inició su retorno triunfal un discurso conciliatorio (incluyendo la aceptación de la renuncia de la directiva de PDVSA), actitud que negaría horas después en su alocución de Maracay, donde volvió a insistir en sus profundos deseos de permanecer en el poder más allá del 2021, esto confirmado en la cadena kilométrica de hoy lunes 15 de abril en la tarde. Provocación inútil e infantil en un momento de pánico y de incertidumbre (me preguntó qué opinará el Fiscal Rodríguez sobre la «constitucionalidad» de tales declaraciones, porque no hay manera legal de que Chávez pueda permanecer en el poder más allá del 2013).

Ha insistido en la reconciliación y en el olvido del odio. Obviamente, no ha hablado de rectificaciones en su errático mandato. Ha mencionado que no habrá venganzas ni caza de brujas. El país que se opone a Chávez debe darle, una vez más y haciendo de tripas corazón, el beneficio de la duda y el espacio necesario de paz para una eventual rectificación.

Si algo quedó claro en la turbulenta semana que concluyó el domingo es la fragilidad de las instituciones en Venezuela. ¿Por qué un hombre inteligente como el Dr. Carmona y, de ser cierto lo de arriba, cada uno de los dueños de los medios, hicieron cortocircuito apenas tuvieron la oportunidad, enviando la legalidad a la basura? ¿Por qué nadie recordó, aunque fuese por mera formalidad, y por ser políticamente correctos, la secuencia de pasos que la Constitución exige seguir en el caso de una renuncia del Presidente de haber sido ésta cierta?

Igualmente, es claro que, en este país, como lo comentó un analista internacional, los civiles gobiernan con el permiso de los hombres de uniforme. El secuestro de las instituciones por parte de los adláteres del Presidente Chávez no son ninguna garantía de que la situación vaya a cambiar: corrupción galopante, no sólo por las cantidades de dinero que se esfuman sino por la velocidad a la que desaparecen; una economía, como se ha visto en los vaivenes de picos y fondos agudos de los últimos tres años, peligrosamente sobre-dependiente del petróleo.

Sus seguidores le han dado al Presidente Chávez un tercer chance, esta vez, en las calles. Ellos y nosotros seguimos esperando que haga un buen uso de él. En su cadena de hoy lunes 15 de abril, Chávez nos dice que los militares (quienes poseen las armas) fueron un dócil instrumento de los « verdaderos autores intelectuales de la conspiración ». Muy mal signo.

¿Prólogo?

A la oposición unida para derrotar a Chávez le faltó un núcleo de cohesión y mayor coraje. Me temo que el deseo de que Chávez salga es lo único que se tiene en común, algo peligroso, ahora y en el futuro, si es que se quiere proponer al país una alternativa de gobierno distinta. Caos por caos nos llevará a profundidades peores. Sin un proyecto POLITICO, no hay futuro para la oposición. Es necesario nuclearse alrededor de ideas y proyectos en conjunto, sin exclusiones.

Esto es una perogrullada, pero los acontecimientos de la semana que acaba de terminar demostraron que el camino largo, doloroso y difícil de un referendo revocatorio (que pasa por el aguante estoico de cadenas presidenciales maratónicas, el desfondamiento de cuantas ollas y sartenes tengamos en casa, las marchas a sol y a sombra, las protestas pacíficas y, lo más importante, el apego a la Constitución y las leyes que nos dan la oportunidad del referendo revocatorio) es, probablemente, la única vía para llegar a puerto, el que todos queremos y anhelamos.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba