Opinión Nacional

En pos de la justicia social

(%=Image(2932128,»L»)%)Washington (AIPE)- Muy cierto lo que dijo el presidente George W. Bush en su discurso al iniciar su segundo período: “no hay justicia sin libertad”. En su sentido fundamental, justicia significa el uso de la fuerza –de la ley- para proteger los derechos individuales. Para ser legítima, la justicia social se tiene que basar en libertad.

El futuro de la civilización depende de preservar y difundir la libertad. Como principio moral, libertad significa que debemos respetar los derechos de la propiedad privada y que se nos deje vivir en paz, siempre y cuando no dañemos a otros. Cuando la gente tiene la libertad de escoger lo que quiere y es responsable de sus decisiones, los recursos son utilizados más eficientemente y se crea riqueza.

La justificación moral de la libertad individual es evidente. En “Etica para el milenio”, el Dalai Lama escribió: “Todos queremos ser felices y evitar el sufrimiento… La conducta ética no es algo que hacemos porque es en sí bueno sino porque, al igual que nosotros, todos los demás quieren ser felices y evitar sufrimientos. Siendo esta una disposición natural, compartida por todos, quiere decir que cada individuo tiene derecho a la búsqueda de sus propios objetivos”.

Los países que no adoptan la libertad como principio básico tampoco obtienen los beneficios de la libertad. Esas naciones ignoran la extraordinaria idea liberal, descrita por Frederic Bastiat a mediados del siglo XIX: “la solución del problema social está en la libertad”.

Los economistas James Gwartney y Robert Lawson, autores de la publicación anual de Fraser Institute, “Libertad económica en el mundo”, reportan que “las diferencias a largo plazo en libertad económica explican dos tercios de las diferencias del producto bruto interno per cápita entre diferentes países”. No es ningún secreto que los países que se han abierto al comercio internacional y han frenado el crecimiento del gobierno han mejorado considerablemente su nivel de vida, mientras que otros como Cuba y Corea del Norte que han frenado el intercambio se han empobrecido.

Los dirigentes de las naciones emergentes deben reconocer que la libertad económica es un componente importante de la libertad personal, que los precios y las utilidades de los mercados libres aportan información muy útil, como también los incentivos para dirigir los recursos hacia donde los individuos le dan mayor valor y que los mercados amplían el numero de opciones, a la vez que aumentan el bienestar de la gente. Es muy importante que los dirigentes comprendan que la libertad económica requiere gobiernos limitados y derechos protegidos por la constitución.

La injusticia es el resultado del crecimiento del gobierno más allá de sus funciones legítimas en proteger a las personas y a la propiedad. La intervención en el mercado debilita los derechos de propiedad y reduce la libertad económica y personal. Esto no quiere decir que no debe haber reglas o regulaciones, sino que estas deben ser consistentes con la libertad individual y el principio de no-discriminación.

Es una ilusión pensar que podemos tener libertad sin leyes. El orden espontáneo del mercado requiere lo que F. A. Hayek llamó “las leyes de conducta justa” en protección de la esfera privada para que los individuos puedan hacer lo que les interesa, respetando el mismo derecho a los demás. Sin reglas transparentes que limiten el uso de la fuerza a la protección de las personas y las propiedades, la libertad y la justicia sufren, paralizándose el desarrollo económico
La planificación central fracasó en crear la utopía prometida porque volteó completamente el concepto de la justicia, destruyendo la propiedad privada y suprimiendo la libertad en pos de una falsa “justicia social”. No podemos olvidar que el mercado, según el ex presidente checo Václav Havel, “es la única economía natural, la única con sentido, la única que conduce a la prosperidad, por ser la única que refleja la misma vida natural”.

El reto hoy es difundir el mensaje de la libertad y la justicia alrededor del mundo, recordando que
• la propiedad, la libertad y la justicia son inseparables;
• la justicia requiere limitar al gobierno a proteger a las personas y la propiedad;
• limitar el uso de la fuerza a la defensa de la vida, libertad y propiedad maximiza la libertad y crea el orden espontáneo del mercado;
• el libre mercado crea riqueza al dar incentivos al descubrimiento de nuevas maneras de hacer las cosas y aumentando alternativas;
• y el mejor gobierno es aquel que respeta el estado de derecho y los principios de no-interferencia.

(*): Vicepresidente académico de Cato Institute.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba