Opinión Nacional

¡Enfócame, papá!

– Mira, Ranita Platanera, a ti es un tiro poncharte, porque tú siempre estás actuando.

– ¿¡Cómo fue, Negro!?

– Que a ti te ponchamos a cada rato, porque tú eres una matraca de actriz, carajita…

Por más “matraca”, la principianta minimurri en pleno set de grabación (en su rol de “mejor amiga y confidente de Lucerito, la protagonista de la telenovela”), no entendió lo que Luis Enrique -alias Nochesinluna-, el corpulento camarógrafo súper pana, le dijo a manera de enorme halago. Porque eso sí es verdad que te tienen los operadores de cámara, nunca felicitan a un histrión al menos que se lo merezca.

La cuzurrita venía del teatro en donde la actuación es muy diferente. El elenco de la obra está sobre el escenario y el público lo está viendo. Hamlet se lanza dentro de la fosa en donde han depositado el cadáver de Ofelia; él gime y se desgarra describiendo cuán honda es su pena. El espectador, ahí en la sala, ve al Príncipe de Dinamarca, pero también pasea su mirada por los que están a su alrededor: la Reina lívida; el Tío malvado; Laertes, el hermano de la difunta; el séquito real, los sacerdotes, los sepultureros y el buen amigo Horacio. Todos tienen cara de circunstancias, de ocasión, y hasta de terribles secretos. Todos, aunque en silencio, se conmocionan ante las palabras del atormentado Hamlet. Todos actúan. ¡Enorme tensión!

Así, proveniente de las tablas, llegó la novatica al canal. Escena a grabar: ella –parcialmente oculta tras una mata- presenciaba una muy agresiva discusión entre Rodolfo Luis (el galán) y Fabio (su rival). No tenía que decir ni una sola línea, ni siquiera un “¡ay!”, pero puso cara de: “susto; estos dos tipos se van a matar por Lucerito; ¡tengo que avisarle!”. Y ahí fue cuando Nochesinluna la enfocó con su cámara y la ponchó y la ponchó. ¡Y hay que ver lo mucho que salió en pantalla su rostro tan lleno de expresiones! ¡Y en prime time!

Finalmente la bisoña entendió: resulta que hay muchos artistas, (de)formados en la televisión, que no están actuando 100% del tiempo. Como saben que la teleaudiencia a quien está viendo es al personaje “enfocado” (el que habla o el que tiene la acción), ellos se limitan a estar parados allí como muertos en vida. Zombis con sueldo. Cuando el bombillito rojo de la cámara que los poncha se enciende, con una pasmosa velocidad “entran en personaje” y dicen su parlamento sobrecargados de melodramática exaltación: “¡Lucerito, no puedes amarlo: Rodolfo Luis es tu hermano!”… y cuando la cámara los abandona, porque ahora está ponchando la perturbación y el derrumbe de la protagonista, los no-ponchados (que continúan en el plató, porque la grabación de la escena no ha concluido), ponen cara de… de nada. De catatonia, pues.

¡Qué horror!, ¿verdad? Contimás para la actriz o el actor que está intentando transmitir una emoción o realizar una gloriosa acción o cualquier tontera memorable, y no recibe apoyo, acuse de recibo, “feedback” por parte de sus compañeros.

No se puede ir por la vida cual convidado de piedra. Hay que colaborar, hay que participar, así uno no tenga el papel principal.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba