Opinión Nacional

Francisco Arias Cárdenas: Hugo Chávez está llevando el país hacia la anarquía

Francisco Arias Cárdenas, de 49 años, fue uno de los comandantes e ideólogos del fallido cuartelazo del 4 de febrero de 1992, liderado por el teniente coronel Hugo Chávez, contra el Gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. Gobernador del Estado petrolero de Zulia hasta este miércoles, cumplió más de dos años de prisión por la intentona golpista, y ahora se subleva de nuevo: el 28 de mayo disputará la presidencia a Chávez, a quien acusa de demagogo, incompetente, autoritario y tolerante con la corrupción denunciada en su Gobierno, de concentrar el poder por el poder mismo. «Estas conductas están llevando a Venezuela hacia la confrontación, la anarquía y el atraso», acusa.

Francisco Arias Cárdenas, seminarista en tiempos, católico practicante, democristiano, es muy diferente a su compañero Chávez en estilo e intenciones. No atruena en los discursos, ni desata pasiones, y su revolución es moderada. «Es un Chávez light», escribió un columnista. Le secundan otros dos comandantes disidentes, Jesús Urdaneta y Yoel Acosta Chirinos, un grupo de militares ex golpistas, y buena parte del descontento antigubernamental. Aunque superado ampliamente en las encuestas por el presidente, de quien fue instructor militar, es hoy su principal rival, el candidato con más posibilidades. «Nuestra propuesta no es de los cuarteles; es civil», asegura.

Casado y con dos hijos, austero de palabra y obra, se declara político, no militar, contrario al estatismo, al intervencionismo económico, favorable a enfriar las relaciones con Cuba. «No nos rebelamos [en 1992], ni tuvimos muertos y heridos para que una persona [Hugo Chávez] estuviera disfrazándose con la camiseta de Fidel Castro». Arias Cárdenas, en un encuentro con corresponsales extranjeros, se declaró convencido de su triunfo en las elecciones de mayo, y de que le votará la mayoría de los militares. «Seré ponderado y generaré confianza».

Pregunta ¿Por qué la ruptura con Chávez si habían sido «hermanos del alma»?

Respuesta Ya en 1992 había diferencias sobre el acceso a la toma del poder, y lo dijimos. Ya teníamos temores al mesianismo, a la demagogia, a que se eliminara la participación de los ciudadanos. La situación fue haciéndose cada vez más difícil. Yo alerté, por ejemplo, sobre el peligro de que se inmiscuyera, abruptamente, sin preparación, a integrantes de las Fuerzas Armadas en el manejo de inmensas cantidades de dinero en el trabajo social, y señalé que era una propensión a las corruptelas. Todo siguió hasta nuestro llamamiento público del 4 de febrero de este año. Esperamos hasta el final que rectificara. Ahora ya no somos buenos y adiós. Se rompe toda la posibilidad de diálogo, y de cambio, y el presidente decide echarnos. Pero nosotros no somos empleados de una finca o un almacén de Chávez.

¿Tan mal está la situación?

Apreciamos una perspectiva de agudización de la crisis. Nuestra propuesta no viene de los cuarteles. Es la propuesta de un gobernador de Estado, elegido democráticamente. Hay una tendencia a ver que estamos en un enfrentamiento entre militares, o que hay un militarismo asaltando el Estado en Venezuela, pero yo actúo, pienso y me sitúo como político al servicio del país.

¿Qué le reprocha fundamentalmente al presidente?

La imposibilidad de que la democracia y la participación de los ciudadanos tenga viabilidad. Asistimos a la repetición de viejos errores a través de una extraordinaria acumulación de poder, y de un modelo centralizado para administrar lo público. Y con el partido del Gobierno, absolutamente vertical, se repite el esquema de los partidos comunistas, y de los partidos tradicionales venezolanos [Acción Democrática, socialdemócrata, y COPEI, democristiano]. Se trata de copar todas las instancias del poder. Todo esto, además de una demagogia populista, pone en riesgo el proceso de la modernización. Ganamos poco con cinco o veinte poderes si todos están manejados por una sola persona.

¿Cómo se definiría usted?

Tengo los ideales y principios de una visión humanista de la realidad y de los procesos políticos. No niego mi formación socialcristiana. Tengo una formación acendrada en los padres de la Iglesia, soy católico practicante pero no beato, ni el elemento extremista de derecha. Procuro no perder la orientación fundamental de para qué y por qué está el hombre en la tierra, centrado en el sentido trascendente de la vida. No tengo alianzas con ningún grupo, sólo con mis propios principios.

¿Qué propone?

Un gerente público con antecedentes y práctica. Desechar una estructura de Estado clientelar, burocrática, ineficiente, corrompida. Feneció el modelo estatista de distribución de la renta, hay que estimular la inversión privada y respetar su propiedad sin ser un salvaje neoliberal. No creemos en el autoritarismo
¿Tan mala ha sido la gestión de Hugo Chávez?

Ha sido muy buena para la confrontación, no para la gerencia ni para la construcción. Ha enfrentado a pobres contra ricos con un discurso agresivo, se ha enfrentado a los medios de comunicación, a la Iglesia, los empresarios, los comerciantes, y usa la frase ligera, que lleva a justificar el robo o el hurto porque existe hambre o miseria. Todo esto pone en grave riesgo la tranquilidad del país y estimula una inseguridad galopante.

¿Algún cambio en el rumbo económico?

La agitación y la confrontación influyen en el temor de los capitales. Es fundamental partir de una tesis. Para la activación del aparato productivo, que genere empleo y mejores condiciones, va a ser fundamental el que se entienda que todos los recursos que pueda acumular el Estado no van a ser suficientes. Hay que tener una relación más pragmática con los capitales, y con los dueños de las grandes empresas. Hace falta darles confianza.

¿Habrá tantos militares como ahora en su eventual Gobierno?

Mis propuestas son desde la sociedad civil. No he salido de los cuarteles ayer. Los militares estarán cada vez más dedicados a las funciones que les son propias.

¿Pedirá el apoyo de los partidos a su candidatura?

Estamos apoyados por el Movimiento de Integración Nacional, Causa Radical, Izquierda Democrática y Democracia Directa. No aceptamos el apoyo de las cúpulas de los partidos tradicionales, que deben desaparecer.

¿Hay división en las Fuerzas Armadas?

Se está tratando de inmiscuirlas en todo esto, pero la mayoría nos van a votar a nosotros porque ellas mismas sufren las consecuencias del desasosiego social.

Usted ha pedido debatir con el presidente

Pero la campaña del Gobierno se va a basar en la destrucción del adversario, no en la propuesta de acción público, al debate con altura. Dirán que los que se oponen son delincuentes, corruptos. Arias Cárdenas, que, según el propio presidente, era el mejor gobernador de Venezuela, va a pasar seguramente a ser el padre de las corruptelas, de las viejas prácticas.

¿También va a ofrecer el paraíso?

El electorado venezolano tiene una madurez mayor de la que algunos suponen. En mis campañas (en el Gobierno de Zulia) nunca he hecho promesas, siempre propuestas. En cuatro años he tenido tres elecciones, y en las tres me han elegido por mis respuestas, no por mis promesas.

Le han llamado Chávez light

Cada uno es cada uno y cada uno tiene sus cadaunadas, sus especificidades. Hay diferencias muy claras entre nuestras propuestas. Desde el punto de vista de la lógica política convencional, alguien podría decir: «Éste es un Chávez light, y aún es más loco que aquel por lanzarse a la presidencia cuando el otro tiene ese porcentaje». Aunque sea una pelea difícil, tengo confianza en la conciencia de los venezolanos.

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