Opinión Nacional

“Gas del bueno”

La primera expresión de una nueva y emergente solución ya es oficial: “… ¡me le echan gas del bueno y me lo meten preso! ¡Si no lo hicieran me raspo a los jefes responsables!…” (Hugo Rafael Chávez Frías, Globovisión 170109)

Si se específica un gas como bueno es porque deberá haber otro regular, o cuando menos otro malo; en todo caso, no estamos al cabo de saber en qué, a los efectos del “comandante”, se distingue el uno del otro.

Mas por el tema y sus derivados, “… me los meten presos…”, asumimos que se refiere a los efectos sobre los gaseados en momentos de una expresamente dirigida represión policial.

Visto desde ese ángulo de observación, entonces sobre el uso y la aplicación del “gas del bueno” muchas serían las referencias en pasados remotos y no tan remotos, tanto y en cuanto a los tipos de “gas del bueno”, los que no lo son, y sus distintas modalidades de uso, aplicadas, justamente, cuando un gobierno decidido, agobiado o no, o contra la pared por alguna circunstancia, pretende eliminar físicamente una comunidad, o zafarse de un cerco político o militar, o imponerse por la fuerza sobre una población; o simplemente silenciar, someter o liquidar a una disidencia, a un determinado grupo social, o a un enemigo u oponente.

Endlösung der Judenfrage

Fue la denominación oficial de la más conocida de las operaciones policiales del Siglo XX, precisamente, con el uso de “gas del bueno”. En este caso, el “gas del bueno”, fueron compuestos químicos desarrollados por la IG-Farben en su planta de Degesch en base al cianuro y sus combinaciones.

En ese caso, la primera expresión de esa emergente solución, la encontramos durante la Conferencia de Wannsee, en aquella correspondencia del 26 de febrero de 1942 firmada por Reinhard Heydrich y dirigida al diplomático alemán Martin Luther, solicitándole asistencia administrativa para la implantación de la Endlösung der Judenfrage.

Específicaba en su petitorio Heydrich: “…comisione a un funcionario competente para que asista a las reuniones necesarias para aclarar los detalles pertinentes y elaborar el proyecto de plan solicitado por el Reichsmarschall (Mariscal del Reich), relativo a los requisitos prácticos, económicos y organizacionales para poder comenzar a ejecutar las soluciones previstas… Mi intención es llevar a cabo la primera reunión de este tipo el 6 de marzo de 1942, a las 10.30 horas, en Berlín, Kurfürstenstrasse 116. Por consiguiente, le solicito que, a estos efectos, el funcionario que se ocupa de estos temas en su organismo se ponga en contacto con el experto competente de éste, el SS-Obersturmbannführer [teniente coronel] Eichmann…”
“No somos suizos”

Evidentemente y parodiando a un connotado adeco, tampoco somos alemanes, por tanto, las precisiones en los términos, en los vocablos o en las expresiones, en la gesticulación y en los énfasis en el empleo de una u otra palabra carecen de interés, sea esto al referir el tipo de “gas del bueno” sea en el orden de las ejecutorias de la operación.

El orden de factores, si altera el producto

Como vemos en el preciso ejemplo citado, las individualidades del contingente humano afectadas por la medida policial alemana dictada por el Reichsmarschall –hoy se trata en nuestro caso, emitidas por el líder indiscutido de la ¨revolución”– fueron primero presos, después seleccionados por grupos y luego confinados en lugares cerrados para gasearlos.

Tampoco se han tomado en cuenta la metodología a ser aplicada en esos por lo visto pequeños detalles relativos al orden jerárquico, a la cadena de mando, a los requisitos prácticos, económicos y organizacionales; a los medios y mecanismos de control de ejecutorias; a el dónde y el cuándo empieza y el cuándo termina la operación, que tampoco parecieran tener ninguna importancia.

Simplemente el asunto es a la venezolana: la orden ha sido emitida públicamente por el máximo líder, y sólo queda cumplirla sin tanta preparación o parafernalia administrativa.

Consecuencialmente

Y en definitiva, el “gas del bueno” o existe en el mercado o se puede encargar su fabricación dentro o fuera de nuestras fronteras. Entonces, independiente de jerarquías, de unidad de operación, de jefaturas o de supervisión, el producto se selecciona, se busca, se compra, se importa, se almacena, se distribuye en las unidades destinadas a la operación policial, y se usa.

Es absolutamente, todo lo que requiere un jefe de unidad para que no lo “raspen” y ávido como está de resultados en sus naturales aspiraciones a reconocimientos, consideraciones y ascensos, y también para un subalterno de línea en el inicio de su “carrera revolucionaria”; todo para cumplir con esta específica orden del máximo líder.

Sin embargo</b<

El punto a resaltar en el ejemplo citado, está en que, de los seis millones de judíos asesinados durante el Tercer Reich, unos por fusilamiento y otros por otras medidas de exterminio en masa, la muy pensada, bien planificada, mejor organizada y técnicamente controlada y ejecutada operación de gaseamiento de los presos con el uso de “gas del bueno”, asesinó al 75% de esos seis millones judíos, a saber: Auschwitz 1.400.000; Belzec 600.000; Chelmno 320.000; Jasenovac 600,000; Majdanek 360.000; Maly Trostinets 65.000; Sobibór 250.000; Treblinka 870.000.

¿Bueno para qué?</b<

No existiendo especificación alguna en cuanto a lo que conoce el líder como “gas del bueno”, nos queda por citar los efectos de otros de “los más buenos gases existentes”.

Buenos por sus efectos inmediatos e irreversibles:

Gas Ciclón-B: El “gas nazi”. Esta basado en combinaciones de ácido nítrico, ácido sulfúrico y ácido cianhídrico, a lo cual se agrega cloruro de potasio.

Gas Mostaza: (bis(2-cloroetil)sulfano = ClCH2CH2SCH2CH2Cl). Denominado vesicantes porque producen ampollas, el contacto causa ampollas en la piel y las membranas mucosas. Se conoce como gas mostaza o «agente mostaza” o por sus denominaciones militares H, HD y HT.

Gas Sarín; también se conoce como gas nervioso: (Fluoro-metilfosforil)oxipropano). Parecidos a los pesticidas organofosforados debido a la forma en que actúan y a los efectos dañinos que producen; los agentes nerviosos son mucho más potentes que los pesticidas organofosforados.

Recordatorio

Bueno es citar el hecho de que los tipos de “gas del bueno” citados, son de especial atención de las Naciones Unidas, ya que se encuentran clasificados como armas de destrucción masiva y son el objeto de la Convención sobre Armas Químicas de 1993, y que se hizo oficial el 29 de abril de 1997.

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