Opinión Nacional

¿Gato por liebre?

Se anuncia la segunda discusión del Proyecto de Ley Orgánica de Educación (PLOE) en la Asamblea Nacional. Si quiere llegar a buen puerto, debe ser heredera del acuerdo construido en sus líneas fundamentales en la primera discusión que logró la unanimidad del parlamento, a partir del debate de dos proyectos, uno propuesto por iniciativa popular por un conjunto de organizaciones de la sociedad civil, y otro por la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, incorporando en su versión final muchas de las observaciones y sugerencias que el Ejecutivo Nacional y otros actores del mundo educativo hicieron.

Está claro que los acuerdos de primera discusión no dejaron saldados todos los asuntos, y que la segunda discusión debe recoger las observaciones que distintos sectores políticos y sociales hicieron a esa versión consensual. Ahora toca precisar los detalles, perfeccionarlos y preservar sólo aquellos asuntos que corresponden a una Ley Orgánica.

No nos negamos a que en segunda discusión se excluyan aquellos aspectos que entran en detalles que corresponden a las leyes especiales y a los reglamentos, enfatizando el carácter orgánico de la Ley de Educación, pero es inaceptable que se dejen sin precisar los principios y el ámbito de actuación a los que tiene que atenerse estos instrumentos normativos que no pueden ser el resultado del capricho de los funcionarios de turno, de otra manera se estaría dejando en manos del Ejecutivo un poder discrecional excesivo e inconveniente.

El PLOE para segunda discusión no debe separarse del espíritu del aprobado en primera discusión, si ello no fuera así se estaría violentando el acuerdo ya alcanzado, que en segunda discusión debe entrar, artículo por artículo, a darle una sanción definitiva, donde cabe, ciertamente, modificar, eliminar y agregar, pero no torcer la orientación ya acordada.

En el texto del PLOE propuesto por el Presidente de la Comisión de la Asamblea Nacional, a someter a aprobación de las distintas instancias del parlamento, nos encontramos con que a la par que se mantienen una serie de aspectos ya contemplados, ausencias y modificaciones que representan, si así se mantuvieran no un desarrollo más preciso de la Ley, sino una versión distinta, de lo cual se podría derivar no un proyecto para segunda discusión, sino un nuevo proyecto de ley, algo así como pretender presentarnos gato por liebre.

Uno de los aspectos que se ponen en evidencia en este texto propuesto por el Presidente de la Comisión parlamentaria es un retroceso a la concepción centralista de la Ley Orgánica de Educación de 1980, así como un abandono al énfasis que pusimos en el acuerdo alcanzado en el 2001 para que el papel rector del Estado en educación, dejara espacio a la descentralización y estuviera acompañado por la participación ciudadana en la planificación, gestión y control de las políticas públicas. En estos aspectos el texto propuesto se pone de espaldas a la Constitución. Entonces como ahora urgimos a que se busque aprobar una Ley que no sea la de un solo sector, sino el resultado de un acuerdo nacional para una educación de calidad para todos.

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