La amnistía y la hora de la paz
Es muy probable que 2012 cierre con otra Ley de Amnistía, para lo cual los diputados Édgar Zambrano, Hernán Alemán y Biagio Pilieri consignaron ante la Asamblea Nacional un proyecto de ley, y además, el pasado lunes hubo una reunión de tres horas entre ellos, la procuradora Cilia Flores y el vicepresidente Nicolás Maduro, para abordar la propuesta con mayor alcance que la publicada el 31 de diciembre de 2007, ya que en esa ocasión se incluyeron los sucesos de abril, el paro petrolero y «cualquier otro acto de la misma naturaleza, o cualquier otro delito o infracción, por el cual o por la cual se haya investigado, procesado, inhabilitado políticamente, o condenado a cualquier ciudadano, particular o funcionario público, por motivos políticos o por haber ejercido sus derechos constitucionales a la libre expresión de las ideas o manifestarse a favor de cualquier corriente política o ideológica de manera pacífica y legítima, o haberse opuesto al orden político establecido y a las estructuras del Poder del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela».
Se informó que habrá una segunda reunión, luego de que se consigne el inventario de los exiliados venezolanos en Costa Rica.
El propósito de esta Ley es «promover, dentro del espíritu innegable de reconciliación nacional que ha sido manifestado por diversos representantes del Poder Público, entre ellos el mismo Presidente de la República, que estas personas de pensamiento opositor sean tenidas desde el punto de vista legal como personas naturales que, en libre y cabal ejercicio de sus derechos constitucionales, han sido de cualquier manera perseguidos, investigados, procesados o sancionados por haberse manifestado, a través de la acción o la palabra, contra el orden establecido, siempre que, con ello, no hayan cometido crímenes de guerra, actos genocidas, de agresión, crímenes de lesa humanidad o violaciones graves a los derechos humanos».
La iniciativa merecería ser apoyada por todos. Sin embargo aún no se convierte en tema de agenda nacional, enfrascados como estamos en una campaña regional y con el aliento de las fiestas decembrinas esparcido en el ambiente.
Es un reto para la dirigencia de oposición y el Gobierno llegar a acuerdos para promover una nueva amnistía, pero noto que hay un espíritu tendiente a lograrla. No obstante, el «olvido legal» no es suficiente. Hace falta, a mi juicio, que la sociedad se involucre mucho más en un proceso que contribuya a construir la paz, reconociendo las diferencias y sobre todo que cada uno de nosotros extirpe el virus de la intolerancia.
Espero que los 10 años del paro petrolero no reabra cicatrices y que de ocurrir no haya estímulo para aquellos que suelen echarle salmuera a las heridas y hagan una «fiesta dolorosa».
Son demasiados años mirándonos de reojo. Es hora para la paz.
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Aragua. Reportan desde redes sociales y otras instancias que, en Aragua, de facto está gobernando el candidato oficialista a la gobernación, el ex ministro Tarek El Aissami. Me informan que apenas 10 días después de haber sido anunciada su candidatura y defenestración del gobernador Isea como aspirante, el ex titular del MIJ pidió la renuncia a todos los secretarios y directores y se llevó un equipo para empezar a trabajar desde la Gobernación.
Igual situación reportan desde Guárico.
Luego de rumores sobre su paradero, el gobernador de Aragua reapareció el sábado pasado en un acto. No obstante en Maracay dicen que es un secreto a voces que no está al frente mandando.
El informe del Centro Carter sobre las elecciones presidenciales del 7 de octubre reconoce un aumento de la confianza de la ciudadanía en el sistema automático de votación, pero advierte sobre las condiciones de desigualdad en las que se desarrolló la campaña.
Recomienda que se haga un reglamento para combatir el ventajismo del uso de recursos del Estado por parte de gobernantes-candidatos.
