Opinión Nacional

La batalla electoral

Cada proceso electoral es una batalla política que implica estudiar la conducta del votante como protagonista principal, más aun en un país como el nuestro donde la fidelidad partidista es algo que quedo en el pasado. Desde las elecciones regionales de 1989 el grueso de los electores se han trasladado de un lado a otro, Andrés Velásquez, Rafael Caldera, Irene Sáez y Hugo Chávez han formado parte de las figuras que han contado con su respaldo; siendo esto una clara señal de que la población ha venido explorando salidas a su estado de insatisfacción, ya que hay estudios que demuestran que la principal motivación de los votantes es resolver su situación socio-económica.

“Datos Information Resources” como empresa con 50 años de investigación de mercado en Venezuela, revela en sus estudios que en 2004, el 58% de la población se ubicaba en el segmento E (no logra cubrir la canasta alimentaría) y que desde 1984 al 1998 había crecido en un 30%. De igual manera señala que el 59% de este segmento cuenta con la primaria como nivel de instrucción y el 28% ha cursado el bachillerato. Esto nos viene a explicar el gran respaldo hacia misiones como Rivas, Vuelvan Caras y Sucre; encontrándose en el segmento E de la población los votos potenciales del presidente, a pesar que tiene en su contra la no reactivación del aparato productivo; de allí las recientes invasiones, intervenciones y estatizaciones de algunas empresas, para vender la idea ante sus seguidores de que los culpables de la falta de empleos es de otros sectores.

Cuatro años después y ante esta situación, muchos dirigentes de los cogollos de la oposición entienden como UNIDAD, exclusivamente los acuerdos electorales y todo el debate se concentra en el reparto de gobernaciones, alcaldías y la lista o los circuitos considerados por ellos como salidores. Mientras que el oficialismo tratará de encallejonarnos nuevamente en una polarización, donde calificativos de cúpulas podridas, apátridas, golpistas, pityankis y escuálidos reaparecerán en el debate, y estoy seguro que de parte de la oposición muchos se limitaran a calificar de comunistas y dictadores al régimen, alejándonos así de la formulación de propuestas que toquen el interés de los electores; donde la insatisfacción de la mayoría (incluyendo a los chavistas) es la inseguridad, el desempleo, la corrupción y los malos servicios públicos.

También hay que indicar que es incorrecto dedicarnos solamente a la crítica de lo que ha dejado de hacer el gobierno, puesto que debemos enfrentar, comprender y proponer al mismo tiempo planes para garantizar la creación de una verdadera alternativa de cambio para la población, pero esto pasa por entender que el candidato y sus atributos son la clave de toda campaña electoral, por lo tanto debemos escoger no al que tenga más plata, si no a los mejores en cuanto a credibilidad y propuestas para todos los ciudadanos sin distingo alguno, pero sobre todo con planes realizables en beneficio de los más pobres.

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